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Mantillas en la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído, en Córdoba.
Mantillas en la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído, en Córdoba. Foto: Manolo Blanco, vía Flickr.
Mantillas en la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído, en Córdoba.
Mantillas en la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído, en Córdoba. Foto: Manolo Blanco, vía Flickr.

La mujer en la Semana Santa: ¿una cuestión pendiente?

Muchas cofradías mantienen restricciones que excluyen a las mujeres de los roles más importantes de esta fiesta tradicional, como los puestos de mando, relegándolas a un segundo plano.

Laura Cuesta

En 2018, la directora Marta Díaz de Lope irrumpió en la industria con Mi querida cofradía. En su ópera prima, inspirada por la Semana Santa de su Ronda natal (ciudad en la que también se ambienta la película), la cineasta quiso poner en evidencia el machismo que todavía persiste en el mundo de la Semana Santa. La película cuenta la historia de Carmen (Gloria Muñoz), una mujer católica que quiere ser Hermana mayor de su cofradía. La protagonista no lo tiene nada fácil, pues debe enfrentarse a una hermandad misógina y repleta de hombres que pone piedras en su camino. 

El largometraje lanza un mensaje de empoderamiento y reivindica el lugar que debería poder ocupar la mujer, históricamente relegada a un segundo plano ya no solo en esta fiesta religiosa, sino en la Iglesia católica en sí. Más allá de la ficción creada por Díaz en su primera película, es la realidad que enfrentan muchas mujeres en esta tradición. 

Mujeres nazarenas

“La Semana Santa de Sevilla es principalmente una fiesta de la primavera en la que se celebra un sentimiento de pertenencia a la ciudad, al barrio, a los amigos, a la familia, de conexión con tus padres, con tus abuelos”, explicaba el cineasta Jesús Pascual en una entrevista a Público en 2023. Al margen de una celebración identitaria y primaveral, esta tradición no puede entenderse sin el peso de la Iglesia católica. Así lo reseñaba entonces el director de ¡Dolores guapa!: “No se puede separar al 100% de la religión y muchas veces las hermandades funcionan como un brazo ejecutor de la Iglesia y evangeliza según la doctrina católica”.

Quizá quienes mejor entienden este peso, por vivirlo en primera persona, son las mujeres. En enero de 2018, dos hermandades de Semana Santa de El Puerto de Santa María (Cádiz) decidieron excluir a las mujeres de sus cuadrillas de costaleros. Maika Anelo, hermana de las hermandades de La Borriquita y La Soledad de la localidad, criticó entonces la decisión. “Tras más de diez años como hermana costalera, mis Viernes Santos y Domingos de Ramos quedarán para el recuerdo. Una vez más, la cruda realidad nos recuerda la más antigua y extinguida idiosincrasia de las hermandades y cofradías, ese rancio olor machista”, publicó entonces en su perfil de Facebook. 

La noticia sorprendió porque, en los años anteriores, estas asociaciones se habían abierto para ser mixtas, ya fuera de forma espontánea o por obligación. En Sevilla, no fue hasta 2011 cuando el arzobispado obligó a todas las hermandades a admitir a mujeres nazarenas. Hasta entonces, El Silencio, la Quinta Angustia y el Santo Entierro eran las tres únicas hermandades de la ciudad que no habían levantado todavía el veto a las mujeres en sus cofradías

Escalar a los puestos de mando

Las mujeres en la Semana Santa han estado durante años relegadas al rol de mantillas o madres acompañantes de sus hijos vestidos de nazarenos. Ahora ver desfilar a mujeres nazarenas ha dejado de ser una sorpresa en la mayoría de ciudades del país. Sin embargo, el techo de cristal sigue estando ahí para ellas en otros ámbitos. Para aquellas que participan en las cofradías, su queja más frecuente es el bloqueo a ciertos puestos de responsabilidad.

En Málaga capital, que cuenta con 41 cofradías, solo tres mujeres ostentaban el cargo de hermanas mayores en 2018. La Hermana Mayor es la persona encargada de dirigir y coordinar las actividades de la cofradía, tanto durante la Semana Santa como a lo largo del año.  En Sevilla, no fue hasta 2012 cuando una mujer accedió a este puesto, el cargo más alto dentro de una cofradía. 

La mentalidad está cambiando. La lucha del feminismo también está llegando a las fiestas tradicionales. Pero, como en otros sectores, todavía queda mucho por hacer. El papel de las mujeres en la Semana Santa sigue siendo una cuestión pendiente.