Diez experiencias con animales que deberías evitar en tus viajes

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Detrás de esas fotos de tus amigos montando en elefante, acariciando a un tigre o abrazando a un orangután, que triunfan en las redes sociales, se esconden verdaderas historias de horror. Después de repasar esta lista de actividades, te aseguro que no querrás participar en ninguna de ellas.

Montar en Elefante

Elefantes encadenados en Asia. Fuente: The Guardian
Elefantes encadenados en Asia. Fuente: The Guardian

Esta será probablemente la actividad turística cómplice de la explotación animal más extendida (y socialmente aceptada) de todas. Es una práctica muy común que te encontrarás sobre todo en tus viajes por Asia y África. Probablemente tengas algún amigo o amiga que ha publicado recientemente una foto en las redes sociales montando en un elefante en su viaje a Tailandia, a India o a Sri Lanka. ¿Qué hay detrás de cada una de esas fotos?

Los elefantes son animales muy inteligentes, emocionales y con lazos familiares muy fuertes. Para que un elefante salvaje esté a disposición del entretenimiento turístico fue previamente capturado, apartado de su familia (en la mayoría de los casos a una edad muy joven), aislado en un espacio diminuto, privado de comida, agua y sueño varios días y torturado durante meses hasta que «su alma se rompa» a través de prácticas abusivas como golpearle con ganchos metálicos en lugares sensibles como las orejas y los ojos.

Estas prácticas bárbaras perpetuadas con nuestra complicidad cada vez que montamos en uno de ellos, acaban con la vida de estos bellos animales manteniéndolos en cautividad, cosificándolos y usándolos hasta que «dejen de valer». Algunos elefantes domesticados desde que nacen no pasan por el mismo proceso de tortura que sus congéneres salvajes pero, en todo caso, no es excusa para privarles de su libertad en prole de la dominación y entretenimiento humanos. Además, al contrario de lo que puedas pensar, los elefantes no están diseñados para soportar grandes pesos. De hecho cualquier carga de más de 100 kg supone una presión inmensa sobre sus frágiles columnas. Para que te hagas una idea, las sillas de madera o hierro (llamadas howdah) que suelen usarse para los paseos, ya pesan considerablemente (pueden llegar hasta los 100 kg), sin contar con el peso añadido de la/s persona/s que lo monten. También las cadenas o cuerdas que se usan como métodos de fijación son muy dañinos provocando llagas en sus patas y lomo. ¿A que vas a quitar lo de montar en elefante de la lista de actividades en tu próximo viaje a Tailandia?

Alternativa: Si quieres estar cerca de estos grandes animales, cambia el plan por una visita a un parque nacional donde los puedes ver libremente en su hábitat. Hay algunos centros (todavía necesarios, lamentablemente) que los rehabilita, donde puedes colaborar o hacer voluntariado. Son pocos pero se les ofrece buenas condiciones y hay el mínimo contacto con turistas (esperemos que algún día sea nulo). Lee bien qué tipo de centro es antes de la visita ya que la mayoría se disfrazan de «rehabilitación», cuando pretenden apenas lucrarse con la actividad turística. Si puedes interactuar mucho con los animales, sospecha.

Visitar un «santuario» de Tigres

Tigre en el Templo del Tigre en Kanchanaburi, Tailandia. Fuente: Yogoyo
Tigre en el Templo del Tigre en Kanchanaburi, Tailandia. Fuente: Yogoyo

Honestamente ¿no te parece raro que puedas ir a un lugar donde hacerte un selfie acariciando un tigre sin que esto suponga un peligro para tu integridad física? Al final, son animales salvajes e impredecibles. Pues los motivos que esconden el hecho de que tú puedas visitar este tipo de lugares de forma segura, comúnmente llamados «santuarios», recae en su maltrato. Cuando son todavía unas crías, los tigres son apartados de sus madres y, muchas veces, drogados para garantizar su sumisión. Su cautividad implica que vivan en jaulas diminutas y encadenados a un suelo de cemento toda su vida. No podrán correr, saltar, jugar y vivir en libertad como merecen.

Una investigación conducida por Care for the Wild International (CWI) reveló casos horribles de tráfico y abuso animal en el, ya cerrado, famoso Templo del Tigre en Kanchanaburi, Tailandia. La investigación reveló que los tigres eran drogados, encadenados al suelo por el cuello, les cortaban tendones de las piernas, les removían los colmillos y eran frecuentemente humillados, agredidos, pisoteados y arrastrados por la cola para estar en posturas agradables en la foto para el/la turista. Además, hallaron 40 crías de estos felinos en un congelador supuestamente para venta, aunque no quedó claro. Lamentablemente, cerrar este templo no es la solución ya que estas crueles prácticas siguen siendo usadas en varios centros de tigres en varios lugares de mundo.

Alternativa: Ver un tigre salvaje correteando en su hábitat natural, en uno de los parques nacionales en Asia u otros grandes felinos en África, por ejemplo, respetando siempre las reglas del parque.

Abrazar un Orangután

Orangutanes abrazados. Fuente: Flickriver
Orangutanes abrazados. Fuente: Flickriver

Estos bellos primates pelirrojos están tristemente en peligro de extinción y ver alguno de ellos de cerca es un sueño para muchos/as viajeros/as. Lamentablemente, donde hay sueños viajeros queriendo ser cumplidos, hay oportunidades de negocio y redes de tráfico y maltrato detrás. Aparte de quedarse sin hábitat (la deforestación para plantaciones del aceite de palma están poniendo en peligro no solo la vida de estos primates sino también la de otras especies), los orangutanes también tienen que lidiar con la caza furtiva que les persigue en cada refugio que encuentran. Algunos son mantenidos en cautiverio para ser usados como mascotas, otros para entretenimiento turístico, donde alteran sus hábitos (les alimentan en lugares específicos para que en el trekking por la jungla aparezcan «por sorpresa») y hasta les maltratan. Por supuesto, el contacto con los orangutanes está prohibido (existen enfermedades que se transmiten de nuestra especie a la suya y viceversa) pero esto no es respetado en varios centros turísticos, con lo cual cuando veas una foto de alguien abrazado a un orangután ya sabes qué hay detrás.

Alternativa: Si quieres ver estas personitas de la jungla en libertad (en bahasa, orangután significa literalmente ‘persona de la jungla’) te recomiendo visitar Ketambe, un pueblo al norte de la isla de Sumatra (Indonesia) desde el cual vas caminando al Parque Nacional Gunung Leuser donde podrás tener la sorpresa de ver a alguno uno de estos encantadores primates de cerca. ¡Yo finalmente pude ver a cuatro! En la misma isla hay otro lugar más famoso donde verlos, Bukit Lawang, aunque no os lo recomiendo dado que ahí ya se encuentran en semi libertad. También puedes contemplar la posibilidad de visitar uno de los centros de rehabilitación que existen en Borneo (infelizmente todavía necesarios) como Sepilok o Semenggoh, donde, además, aprenderás bastante sobre ellos.

Nadar con el gran Tiburón Ballena (en Oslob)

Un turista tocando con el pie a un tiburón ballena, en oslob. Fuente: Mochila al paraíso
Un turista tocando con el pie a un tiburón ballena, en Oslob. Fuente: Mochila al paraíso

Si tu próximo viaje es a Filipinas, probablemente nadar con un tiburón ballena esté en tus planes y Oslob, en la isla de Cebú, sea el sitio que has encontrado para hacerlo ya que, aparte de famoso, te garantizan ver a este inofensivo gigante de los mares sí o sí. Espero que después de leer estas líneas cambies de idea. Resulta que esta popular actividad turística en Oslob no es ni responsable ni sostenible y el hecho de que garanticen que verás el pez más grande del mundo no se debe a condicionantes naturales.

Los tiburones ballena son atraídos hasta Oslob porque les alimentan con una pasta de marisco seco que no es su alimentación natural – el plancton- y por ello caen muchas veces en desnutrición. El hecho de que les alimenten implica, además, una alteración de su comportamiento y del ecosistema. Si el tiburón deja de sentir la necesidad de migrar en búsqueda de plancton puede desembocar en un bloqueo biológico y reproductivo. Además, al interactuar de forma no natural con varios turistas (no es que te encuentres a uno buceando, si no que de repente un tiburón se ve rodeado de 10 barcos llenos de turistas), el tiburón ballena se hace daño con los turistas torpes (que no respetan la distancia y las reglas de no tocarle) e incluso con las hélices de los barcos, al asociarlos a comida y perderles el miedo. ¿Listo/a para borrar Oslob de tu lista?

Alternativa: Si haces buceo, seguramente esa inmersión en la que, sin contar con ello, veas a esta belleza nadando a unos metros de ti sea una experiencia que no olvidarás nunca (podrá incluso pasar haciendo snorkelling, aunque es menos probable). Además será la forma más respetuosa de hacerlo ya que él pasaba por ahí y tú lo observas respetando su espacio. Otra alternativa es también en Filipinas, en Donsol (Legazpi), donde puedes ver al pez más grande del mundo durante los meses de Febrero y Marzo (cuando migra por ahí en búsqueda de plancton) sin que nadie influya en su comportamiento. Sea donde sea que tengas la posibilidad de tener un encuentro con este bello pez, certifícate de que no le causarás ningún daño.

Consumir café de civeta y visitar sus instalaciones

Una civeta enjaulada. Fuente: Eluxe Magazine
Una civeta enjaulada. Fuente: Eluxe Magazine

Otra actividad muy común, sobre todo en el Sudeste Asiático, es consumir el famoso kopi luwak (café de civeta) en las instalaciones que lo producen. Detrás de una taza de este café se esconde una cruel explotación animal ya que estos granos de café se obtienen a través de su metabolismo. Estos bellos animales, las civetas, son enjaulados, privados de la compañía de sus congéneres en muchos casos y mal alimentados ya que se les atiborra a frutas rojas maduras de café (parte esporádica de su alimentación, junto con insectos, pequeños mamíferos y otras frutas) llevándoles a depresiones y comportamientos neuróticos que conducen en muchos casos a su muerte.

Las frutas de café, tras pasar por su intestino, son expulsadas entre sus heces, parcialmente digeridas. Al parecer las enzimas presentes en el estómago de estos pequeños animales confieren un sabor especial a los granos de café, modificándolos. ¿Asqueroso? Pues no para mucha gente ya que su consumo va ganando adeptos y se ha extendido mucho sobre todo en Japón y Estados Unidos. He visto anunciadas visitas a las instalaciones de este cruel café en mi paso por Indonesia (Java, Bali, Sumatra), FilipinasVietnam y Timor Oriental pero están extendidas por otros países como India. También puedes contribuir para evitar esta crueldad desde casa ya que encontrarás este famoso (y caro) café a la venta como una delicatessen en estanterías de varios locales de tu ciudad. Di no.

Alternativa: Consumir otros deliciosos cafés a la venta que no llevan el sello de esta explotación animal.

Nadar con Delfines

Nadando con delfines. Fuente: PETA
Nadando con delfines. Fuente: PETA

Esta práctica, tal como montar en elefante, es una de las experiencias turísticas más famosas. Pero para esta, lamentablemente, no habrá que irse muy lejos de casa ya que varios parques acuáticos de entretenimiento ofrecen la posibilidad de nadar con delfines en todas partes del mundo, no sólo en espacios cerrados en el mar del Caribe donde es una práctica muy extendida. Un simple hecho a asimilar es que no hay forma de mantener un cetáceo en cautividad sin hacerlo sufrir. Además, detrás de estas actividades está muchas veces el maltrato y la privación de comida con tal de que los delfines aprendan los trucos con los que sorprender a los turistas en sus espectáculos. Siendo unos de los animales más inteligentes del reino animal, muy sociables y pudiendo recorrer, en libertad, más de 100 km al día con su familia, la cautividad les provoca una profunda tristeza y graves psicosis que lleva a alguno incluso a suicidarse.

Alternativa: No comprar una entrada para uno de estos parques acuáticos que mantienen cetáceos en cautividad para espectáculos, ni, por supuesto, nadar con ellos. Lo ideal es observar a los delfines en su hábitat natural en sitios como Tonga, Australia, Estados Unidos, Asia (los vi mientras buceaba en Sumatra) o incluso en España y Portugal (en la región de Setúbal hay muchos delfines que nadan por el río Sado y en las aguas de las islas Azores habitan muchos cetáceos). Seguro que hay mares cerca de tu casa con delfines nadando en sus aguas. Podrás incluso nadar con algún delfín salvaje: si a él le apetece, se acercará a ti. 🙂

Ver espectáculos de monos

Un mono en una bicicleta. Fuente: The Huffington Post UK
Un mono en una bicicleta. Fuente: The Huffington Post UK

Ya sea montando en bicicleta, bailando la canción veraniega o disfrazados como gueishas, recurrir a los monos para entretener a los turistas es una constante, sobre todo en el continente asiático. Muchas especies de primates son usados para entretenimiento callejero que esconde el abuso y maltrato sistemático al que son sometidos. La mayoría de monos son capturados en edad muy joven y posteriormente «entrenados» con mucha agresividad para que aprendan a caminar, bailar… y comportarse de la forma más humana posible. Cuando no están actuando, lo más probable es que estén encadenados o enjaulados. Tanto la cautividad como los duros entrenamientos les provocan daños irreversibles, físicos y psicológicos.

Alternativa: No sacar fotos ni unirse a la multitud de estos espectáculos callejeros con monos. La probabilidad de que veas a varios monos en libertad en algún paseo por la jungla de ese país del sudeste asiático donde vas a pasar tus vacaciones es muy alta. Puedes, también, visitar uno de los centros de rehabilitación para monos que existen en algunos países asiáticos.

Visitar una granja de cocodrilos

Granja de cocodrilos en Camboya. Fuente: We Animals
Granja de cocodrilos en Camboya. Fuente: We Animals

Estas granjas suelen incluir un gran número de cocodrilos (en un espacio inversamente proporcional al número de cocodrilos existentes) esencialmente para soportar la industria de la moda (su piel es usada en gran parte por crueles diseñadores, algunos muy conocidos) pero también para el consumo de su carne, cada vez más valorada en varios países. Y la verdad es que a día de hoy, la visita a estas granjas es una experiencia turística más, teniendo incluso, en algunos casos, un restaurante in situ donde degustar un plato con su carne. Los animales son mantenidos en condiciones poco higiénicas en espacios diminutos y sobre-poblados, conduciéndoles a situaciones de estrés y, en muchos casos, a septicemia. Debido a la escasez de comida con la que les alimentan, los cocodrilos limitados a estos espacios luchan muchas veces por la comida entre ellos haciéndose daño, a veces, hasta la muerte.

Alternativa: No visitar estas granjas, no comprar productos hechos con su piel ni consumir carne de cocodrilo que perpetúa y extiende la existencia de dichas granjas.

Ver espectáculos de serpientes

Espectáculo de cobras en India. Fuente: Little Grey Box
Espectáculo de cobras en India. Fuente: Little Grey Box

Seguro que te suenan los encantadores de serpientes, sobre todo en India, presentes en nuestro imaginario colectivo gracias a varias películas. Pues ahora no sólo encantan serpientes al sonido de su música sino que hay una actividad turística recurrente en Tailandia de poder ¡besar a una cobra! Las cobras son usadas recurrentemente en espectáculos para turistas aún siendo conscientes de que son venenosas y sus mordeduras pueden ser mortales. Son capturadas y mantenidas en cautiverio donde les remueven o bloquean sus conductos de veneno que resultan en infecciones muy dolorosas para las cobras y, en algunos casos, su muerte.

Alternativa: No sacar fotos, no unirse a espectáculos callejeros ni pagar para entrar en granjas de serpientes . Dejar a las serpientes en paz y no promover su maltrato. 😉

Sujetar Tortugas

Una turista sujetando a una tortuga. Fuente: The Huffington Post UK
Una turista sujetando a una tortuga. Fuente: The Huffington Post UK

Algo imprescindible para viajar de forma responsable y sostenible es disfrutar del maravilloso mundo subacuático lleno de vida, respetándolo e interfiriendo lo mínimo posible para evitar que nuestra huella turista sea dañina (y provoque más daños irreversibles de los que ya causamos). Pues una experiencia viajera muy de moda, seguro que te suena haber visto alguna foto por las redes, es sujetar a las tortugas (lo he visto también con estrellas de mar) para conseguir muchos «Me Gusta» con la foto. Resulta que al hacerlo, estás generando a la tortuga una enorme cantidad de estrés que tendrá un impacto directo en su sistema inmunitario.

Dada la baja tasa de supervivencia al nacer, las muertes causadas por la contaminación (por ingestión de plásticos) o por el ahogamiento en las redes pesqueras, ¿de verdad quieres contribuir a una muerte más por una foto? Las tortugas son tímidas por naturaleza así que el hecho de que la cojas en tus manos les produce tal pánico que mueven tan rápido las aletas que se pueden fracturar. En otros casos, son los propios turistas que se asustan con su movimiento (sobre todo los más pequeños) y las dejan caer lo que puede romper su caparazón y conducir la tortuga a la muerte.

Alternativa: Respetar el mundo marino en general. Observa, no toques.

Inês Nunes

Nací en Portugal, viví en Madrid durante 11 años y después de soñar despierta con dejar la rutina de oficina y viajar por el mundo, he dado el paso. Desde el 2016 viajo mientras trabajo como blogger de viajes y creadora de contenidos. Me encanta viajar despacio, perderme en los detalles, conocer las gentes y sus culturas locales y hablar con las mujeres allá por donde voy. Y contároslo desde el lugar donde me encuentro, donde tenemos voces propias y se hacen visibles: aquí y allí. De eso van mis artículos en este blog, de feminismos, mujeres y viajes.

14 Comments

  1. «…no hay forma de mantener un cetáceo en cautividad sin hacerlo sufrir. » Esto es falso. De hecho, hay un estudio ya publicado en el que se demuestra que delfines en cautividad sufren menos estrés que los delfines en libertad. De hecho, es un estrés mínimo.
    «…detrás de estas actividades está muchas veces el maltrato y la privación de comida…» Otra cosa que es falsa. Para el entrenamiento se utilizan refuerzos positivos, y nunca se elimina la comida. Si no se refuerza con pescado en algún momento porque no hace bien el ejercicio, se le da la comida en otro momento.
    Si en naturaleza recorren más de 100 km no es por placer, sino por necesidad, para encontrar alimento. Los delfines no se «ahogan», en cualquier caso de asfixian.
    Además de todo esto, el nado con los delfines, es para ellos una actividad voluntaria, o así es como debe ser.

    • Los cetáceos son animales SALVAJES, sociales y extremadamente inteligentes, y como tal no deberían estar sometidos a la crueldad de vivir el resto de su vida en el espacio ínfimo de una piscina, ni de ser obligados a actuar varias veces por día para conseguir comida. Si lo prefieres, vive el resto de tu vida en un cuarto con una ventana, sin ningún tipo de estímulo como libros, televisión, ordenador (=ambiente marino), tan sólo paredes. Vive en ese cuarto con otras tres personas que no hablen español y que no conozcas de nada, y come tan sólo después de dar unos saltos para que otros te vean detrás de la ventanta… luego nos cuentas si no prefieres estar en tu casa, con tu familia, e ir todos los días al supermercado aunque tengas que caminar, coger el coche o hacer cola en la caja…

      Dejemos de ser hipócritas y egoístas al punto de creer que el ser humano es superior y puede hacer con el resto de especies lo que nos de la gana.

    • Gracias por tus comentarios, Marimar. Te los respondo uno por uno:
      – “hay un estudio ya publicado en el que se demuestra que delfines en cautividad sufren menos estrés que los delfines en libertad»: ¿Podrías compartir el estudio? Suena a estudio encargado por una gran corporación como SeaWorld o afines. Falso y con el único objetivo de justificar y perpetuar el maltrato de cetáceos en cautividad para su propio beneficio.
      – “Para el entrenamiento se utilizan refuerzos positivos, y nunca se elimina la comida. Si no se refuerza con pescado en algún momento porque no hace bien el ejercicio, se le da la comida en otro momento.» Esta frase es una contradicción en si misma. Si decides cuando se le da comida, es privación. El condicionamiento clásico es eso mismo, con tal de que los delfines aprendan los trucos con los que sorprender a los turistas en sus espectáculos – que es literalmente lo que dice el artículo.
      – «Si en naturaleza recorren más de 100 km no es por placer, sino por necesidad, para encontrar alimento»: Si el delfín deja de sentir la necesidad de migrar en búsqueda de alimento, aparte de cambiar el ecosistema, puede desembocar en un bloqueo biológico y reproductivo.
      – «Además de todo esto, el nado con los delfines, es para ellos una actividad voluntaria, o así es como debe ser.» Ningún delfín está en cautividad para nadar con turistas de forma voluntaria. Ninguno. Están ahí porque fueron capturados.

  2. «Si no se refuerza con pescado en algún momento porque no hace bien el ejercicio, se le da la comida en otro momento.»

    Tú sola te contestas, Marimar.

  3. Todos los usos de animales son moralmente injustificables y en su casi totalidad está motivados sólo por tradición, por placer o por lucro ecónomico. Todos los usos de animales implican infligir daño y sufrimiento sobre ellos. Ya fuera utilizarlos para alimento, vestimenta, entretenimiento o cualquier otro propósito. Si nos importan los animales, la solución efectiva para detener esta violencia es dejar de utilizarlos y rechazar que sean instrumentalizados para nuestros fines. No necesitamos utilizar a los animales, pero ellos sí necesitan que dejemos de coaccionarlos y agredirlos para nuestro beneficio.

  4. Visité recientemente en Cuba un criadero de cocodrilos en la Ciénaga de Zapata. No les vi hacinados con poco espacio. Tenían una laguna donde bañarse y entre los que pude ver en el exterior o asomando por el agua, habría unos 20-25 como mucho. Es cierto que la forma de alimentarles, me reconocieron que no era correcta, porque sacaban un palo con un trozo de res, o cangrejos. Para que los turistas viéramos la dentellada y el sonido al cerrar la boca y entender la tonelada de presión que ejercen sobre la mandíbula.
    Vi tiendas que vendían productos hechos de madera, recuerdos de Cuba, etc. Y también alguna pulsera o collar hechos con dientes de cocodrilo, les pregunté si eran de ejemplares por muerte natural, y me dijeron que sí, que no mataban cocodrilos para comerciar. No sé hasta que punto es cierto, o si desgraciadamente, contribuí a su desgracia visitando este lugar. Si es así lo siento.

    • Gracias por comentar, Ruben. Pues sí has visitado un sitio cuyos cocodrilos estaban encerrados en un criadero ya sea para entretenimiento turístico o para usar su piel, dientes, ect para el comercio, has sido, probablemente sin saberlo, cómplice de maltrato animal. Cuanto antes seamos conscientes mejor, para evitar visitar estos sitios en el futuro y alertar a más viajeros que no lo hagan.

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