La gastronomía nos provoca muchos placeres culinarios y la posibilidad de viajar a través del paladar. Además, cuando hablamos de los platos típicos de cada país, tras ellos se esconden historias, tradiciones y curiosidades que como viajeros siempre apetece conocer.
Hoy te proponemos un recorrido muy goloso, sin necesidad de moverse del sillón, a través de algunos de los postres más curiosos de Europa. Si tienes oportunidad, no dudes en probarlos. Tal vez unos te gusten más que otros, pero seguro que cualquiera de ellos te sorprenderá.
Tarta Sakotis (Lituania)
Una vez que se contempla una tarta Sakotis no se confunde con ninguna otra. Y es que esta tarta típica de Lituania tiene forma de árbol de Navidad. Sus ingredientes principales son mantequilla, harina, azúcar, huevos y crema agria. También hay tartas similares en otros países como Polonia, Hungría o Alemania, aunque la lituana suele ser la más espectacular.
La tarta Sakotis puede adornarse con flores, frutas o chocolate. Además, se mantiene en perfecto estado hasta un máximo de dos meses desde el momento de su elaboración.
En ocasiones especiales, como bodas, Año Viejo o Navidad, este dulce puede alcanzar los 3 metros de altura. Dice la tradición que cuanta mayor es su altura, mayor es el amor.
Pudin de Noé (Turquía)
Típico de Turquía y de Grecia es el Ashura, también conocido como pudin de Noé. Este postre cuenta con su propia leyenda, de ahí su nombre. Dice la tradición que cuando el arca de Noé se detuvo sobre el monte Ararat después del diluvio, la familia lo quiso celebrar con un postre especial, que elaboraron con lo que les quedaba: cereales, semillas y frutos secos. Suele prepararse en los meses más fríos del año y se regala a familiares y amigos como muestra de hospitalidad y amor.
Mpanatigghi (Italia)
En la isla de Sicilia (Italia) son típicas unas galletas que recuerdan a las empanadillas y que también llevan carne. Pero no te engañes: son dulces. Se trata de las Mpanatigghi, cuya masa se rellena de chocolate, nueces, almendras y carne de res. También llevan canela y clavos de olor.
Pudin Abade de Priscos (Portugal)
El pudin Abade de Priscos es un dulce que se originó en Braga, conocida como la Roma de Portugal. Su aspecto es de un flan caramelizado, aunque lo que sorprende en él es uno de sus ingredientes imprescindibles: el tocino, aunque no puede estar ni curado ni salado. También lleva vino de Oporto, yemas, agua, azúcar, canela y cáscara de limón. El peculiar postre fue creado por el abad Manuel Joaquim Rebelo, que era el cocinero del rey Luis I de Portugal.
Kransekake (Noruega)
La Kransekake es un postre tradicional noruego y danés. Se trata de una espectacular tarta de mazapán en forma de anillos que se van poniendo unos sobre otros, de mayor a menor tamaño, alcanzando gran altura. Se suele preparar en ocasiones especiales como celebraciones de boda, cumpleaños o Navidad. Para las bodas se monta como si fuera un cuerno de la abundancia y su interior se rellena con bombones, galletas o una botella de vino.
Mohnnudeln (Austria)
Otro dulce curioso son las Mohnnudeln, típicos de Austria. Se elaboran con una masa de patata y se saltean con mantequilla y semillas de amapola. Por eso adquieren ese aspecto tan particular. Al final, justo antes de servir, suelen espolvorearse con azúcar glas.
Pudin de musgo irlandés (Irlanda)
En Irlanda cuentan con un postre muy curioso para el que utilizan en su elaboración un alga roja, la Chondrus crispus, conocida popularmente como musgo irlandés o musgo Carrageen. Nos referimos al pudin de musgo irlandés. Para prepararlo es necesario limpiar y secar las algas. Luego se ponen en leche a hervir, se añade un gelificante y el resto de ingredientes: huevo, azúcar y extracto de vainilla. Un postre con tan especial como único.
