Vegueta, el barrio con más encanto de Las Palmas

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Vegueta fue el primer asentamiento de la Corona de Castilla en la isla, el lugar que se convertiría en el centro político y administrativo de Gran Canaria y, actualmente, el corazón de Las Palmas y uno de los barrios más entrañables de la isla.

En Vegueta podemos recordar el carácter aventurero de los isleños y de algunos de sus ilustres visitantes, rastrear la peculiar arquitectura canaria y disfrutar de su refrescante gastronomía. Todo ello bañado por el sol y el olor a mar que circula por sus animadas calles. Nos acercamos a Vegueta en Las Palmas de Gran Canaria para descubrir un barrio encantador. 

Vegueta, el casco histórico de Las Palmas

Vegueta
Lado norte de la Catedral al inicio de la calle Herrería. Fuente: Pixabay

Las crónicas señalan que el 24 de junio de 1478 las tropas castellanas comandadas por Juan Rejón llegaron a la Bahía de Las Isletas donde desembarcarían estableciendo un asentamiento al sur del barranco Guiniguada. Este asentamiento fue llamado Real de las Tres Palmas, por las palmeras que marcaban el lugar: nace Las Palmas de Gran Canaria, primera ciudad de la Corona de Castilla fuera de la península.

Así que no hay mejor manera de iniciar nuestro recorrido por Vegueta que en la Plaza de San Antonio Abad, el lugar más antiguo de la ciudad. Esta pequeña plaza al norte de Vegueta ya lindando con el barrio de Triana debe su nombre a la Ermita de San Antonio Abad reedificada a mediados del XVIII ocupando el lugar de la primera capilla construida por los viajeros castellanos en 1478.

Esta plaza viviría un suceso luctuoso dos años más tarde cuando Juan Rejón ordena que se degolle en público a Pedro de Algaba, primer gonernardor de Gran Canaria y rival político de Rejón que, por cierto, moriría al año siguiente en La Gomera en circunstancias parecidas. Cosas de conquistadores…

Y del origen de Vegueta a la Plaza de Santa Ana, verdadero núcleo del barrio en el que destaca la imponente fachada de la Catedral. Con una larga historia a sus espaldas, tardó tres siglos en terminarse, algo habitual en esta clase de sedes catedralicias, generalmente debido a dificultades para la financiación de la construcción. Aunque el exterior es de un aseado rigor neoclásico —fue lo último en construirse— en el interior encontramos bóvedas de crucería de estilo gótico que trataban de emular con sus diversas nervaduras los palmerales originales de la isla.  

En su interior, además del Museo de Arte Sacro, encontramos el Patio de los Naranjos, cuyo nombre derivaría del de la Catedral de Sevilla. Construido en el XVII es un buen lugar para disfrutar de la particularidad de la arquitectura popular canaria que se aprecia en su balconada y sus columnas de madera.  

Vegueta
Fuente: Pixabay

En frente de la fachada de la Catedral se encuentra otro de los símbolos de Las Palmas: el grupo escultórico de 8 perros de bronce de Henry Alfred M. Jacquermart que son desde su colocación en la plaza a finales del XIX uno de los símbolos de la ciudad… Y uno de sus grandes misterios ya que no hay constancia documental en el Ayuntamiento de quién los regaló ni para qué. Pero ahí están y bien bonitos que quedan, ¿no?

En el entorno de Santa Ana también debemos acercarnos al Palacio Episcopal en el que destacan su patios porticados además de la Casa Regental con una preciosa fachada renacentista en la que sobresale la puerta de entrada con sus relieves de leones y castillos en las dovelas.  

Y cerrando la plaza en el extremo opuesto a la Catedral, las Casas Consistoriales de las Palmas que albergan una importante colección artística entre las que se incluyen esculturas de Martín Chirino o cuadros de César Manrique, ambos canarios. En 2008 se llevó cabo una profunda (y premiada) restauración del edificio que tomó como base el uso de la madera en consonancia con la tradición arquitectónica canaria. 

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Plaza de San Antonio Abad, el origen de Las Palmas. Fuente: Wikipedia

Bajando por la calle del Castillo llegamos a la pequeñita Plaza del Espíritu Santo, zona marcada por los edificios de estilo neoclásico pertenecientes al siglo XVIII como la propia fuente que decora el centro de la placita. Si seguimos hacia el sur por la calle de Luis Millares llegamos a otra de las plazas más conocidas del barrio: la Plaza de Santo Domingo con su iglesia de Santo Domingo de Guzmán de fachada neoclásica e interior con artesonado mudéjar. Un buen lugar para sentarse en sus bancos de piedra y descansar antes de reemprender la marcha. 

A cinco minutos de Santo Domingo ya en dirección al mar nos encontramos con la Plaza de San Agustín una de las más coquetas y resguardadas de Vegueta. De hecho, aquí se encuentra el famoso cartel del barrio con el que hacerse la foto de rigor. Pero, además, esta plaza cobija la parroquia matriz de Gran Canaria: la Ermita de la Vera Cruz que luego cambió de advocación a San Agustín y está actualmente unida al Palacio de Justicia de Las Palmas a través de la torre del campanario.  

Vegueta y el Descubrimiento 

Vegueta
Casa de Colón. Fuente: Wikipedia

Regresamos de nuevo al origen, regresamos de nuevo a la plaza de San Antonio Abad, para rememorar uno de los episodios más importantes de la historia del barrio: el desembarco de Colón de camino a América en su primer viaje. Y lo hacemos visitando la Casa de Colón, un museo más que interesante que acoge una heterogénea colección que pivota alrededor del navegante italiano.  

Cuenta la tradición que Colón rezó en la Ermita de San Antonio Abad antes de retomar su viaje a través del Atlántico en 1492. Se dice que la expedición española aprovechó la escala en Las Palmas —la cual había sido fundada apenas 15 años antes, como hemos dicho— para hacer reparaciones en La Pinta además de cambiar sus velas lo que la convirtió en la más rápida de la flotilla. El éxito de la empresa hizo que Colón volviese a hacer escala en la localidad canaria en otros dos de sus tres siguientes viajes. 

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Calle de los Balcones. Fuente: Wikipedia

Además de la colección vinculada a los viajes de Colón, el museo acoge una sala dedicada a la isla de Gran Canaria, una selección de pintura entre el XVI y el XX, además de material etnográfico sobre la América Precolombina situado en la cripta del edificio.  

Pero si ya estamos un poco saturados de tanta historia, os recomendamos un par de visitas más: el Centro Atlántico de Arte Moderno para indagar las últimas tendencias artísticas y aprovechar para recorrer la maravillosa Calle de los Balcones, uno de los símbolos del barrio, así como el Mercado de Vegueta, un lugar perfecto en el que terminar nuestro recorrido por el barrio degustando la sabrosa gastronomía canaria.  

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