Un sensacional partido del internacional español Albert Miralles en el Telefónica Arena situó el balance del Estudiantes en un preocupante 1-4 con la visita a la pista del Tau en ciernes y dio aire al Pamesa, que también ha arrancado con un exigente calendario pero ya ha puesto el timón en el rumbo correcto.

El pívot panameño Rubén Garcés y su compañero de puesto el serbio Zeljko Rebraca no jugaron ni un minuto. Estaban descartados por diversas molestias físicas antes del partido. Al Pamesa le dio igual. Pese a la baja de dos bastiones interiores de tamaña importancia ganó con menos apreturas de las que señalaba el resultado en la pista de uno de los clásicos de la canasta española y europea que, esta temporada, está llamado a grandes sufrimientos si no cambia de 'chip'.

El Estudiantes, que lleva un par de años sin clasificarse para la Copa del Rey, que ha renunciado a disputar la Copa ULEB para no soportar la carga de dos competiciones simultáneas y sus correspondientes viajes, que la campaña pasada perdió el tren de las series por el título por primera vez en diecisiete temporadas y que este año, por raro que suene, sólo quiere salvar el pellejo para buscar un mejor destino en el futuro más inmediato, únicamente dio guerra al Pamesa por aquello de que jugaba en casa y el calendario le aprieta el cuello (ha jugado ya contra Unicaja, Barcelona y Real Madrid y la próxima visita al Tau En Vitoria).

A los colegiales siempre les han sobrado bemoles. En particular, cuando las cosas peor pintan. Con el Pamesa, las cosas pintaron muy mal desde el principio. El banquillo local tuvo que solicitar el primer tiempo muerto (5-14) y, a renglón seguido, se situó a más de diez puntos de distancia de los valencianos (5-16), pero logró volver al partido, después de muchos minutos de trabajo oscuro y poco vistoso, para discutirle la victoria al Pamesa.

Al Estudiantes, que sólo utilizó 1:36 minutos en la primera parte a Carlos Suárez, uno de los proyectos en los que más confía la entidad de la calle Serrano, empezó a funcionar cuando coincidieron sobre la cancha Gonzalo Martínez, el estadounidense Larry Lewis y el francés Florent Pietrus. Con este triángulo, la mejoría ofensiva de Hernán Jasen y la tranquilidad del cuadro dirigido por el griego Fotsis Katsikaris, que se sentía muy seguro, el choque recobró la vida en el tercer periodo (56-51 m.27).

Douglas igualó el tanteador (59-59 m.33) y, de nuevo, el Pamesa empezó a imponer su mayor consistencia defensiva, su mayor cantidad de recursos -a pesar de las ausencias en el juego interior. Además, el las filas valencianas jugaba Albert Miralles, que fue un martillo pilón en ataque.

Con Miralles tan cómodo y el resto del equipo convencido del éxito, sin el menor atisbo de duda, el Pamesa compensó la relajación que había exhibido cuando se vio completamente desahogado.

Le bastó acelerar un poco y jugar con el ritmo, sobre todo en la recta final, para volver a desconectar los circuitos internos del Estudiantes, que necesita algún jugador con capacidad para crear peligro en el aro contrario, o inculcar ese concepto táctico en los que tiene, si no quiere pasarse el curso en el pelotón de cola de la clase ACB.

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- Ficha técnica:

72 - MMT Estudiantes (14+24+21+13): Sánchez (11), Jasen (15), Lorbek (7), Lewis (6), Torres (13) -cinco inicial-, Urtasun (8), Martínez (3), Pietrus (5), Clark (2) y Suárez (2).

79 - Pamesa Valencia (18+23+14+24): Williams (7), Douglas (14), House (5), Milojevic (12), Barac (4) -cinco inicial-, Claver (-), Miralles (19), Oliver (8), Avdalovic (8) y Timinskas (2).

Árbitros: Pérez Pérez, Fernández y Sacristán. Excluyeron por personales a Pietrus (m.33), Milojevic (m.39), House (m.39) y Lorbek (m.40). Señalaron técnica a Williams (m.17) por protestar.