El caso generó una enorme polémica porque las imágenes de lo ocurrido se emitieron en todos los telediarios. En ellas, cuatro agentes de los Mossos d'Esquadra derribaban y golpeaban a un detenido que se había dirigido a ellos con actitud amenazadora. Ocurrió en marzo de 2007 en una sala de la comisaría de Les Corts (Barcelona), donde Interior había instalado una cámara oculta para investigar las denuncias por malos tratos. La publicación de estas imágenes marcó un antes y un después en la relación entre el Departament y el cuerpo.

La Audiencia Provincial acogió ayer el inicio del proceso contra los cuatro agentes, Christian B. F., Adrián L. P., Víctor A. B. y José David L. P., para quienes la Fiscalía pide en total cinco años y nueve meses de prisión por un delito contra la integridad moral y otro de falsedad, además de una multa por una falta de lesiones.

La actuación policial arrancó con una patada de artes marciales al pecho del detenido antes de que tres de ellos se abalanzaran sobre el mismo, que sufrió algunos golpes antes de ser esposado tras 40 segundos de forcejeo. Sin embargo, los agentes insistieron en que procedieron según lo previsto en el protocolo de Interior para reducir a arrestados agresivos y, de acuerdo con esa directriz, “es correcto que cuatro agentes actúen contra el detenido porque así también se minimiza la fuerza utilizada”, según explicó el imputado Christian B. F.

Los cuatro agentes declararon que cuando recibieron al detenido en la comisaría de Les Corts, procedente del ambulatorio de Peracamps y de otra comisaría, les advirtieron de que era “muy agresivo” y de que no paraba de insultar a los mossos, que le habían detenido tras un incidente a la salida de una discoteca. Además, la víctima del supuesto maltrato policial había causado destrozos en dos vehículos policiales.

En el vídeo de los hechos, uno de los más vistos de YouTube en su momento, se observa cómo el detenido se dirige con gestos amenazadores a un agente antes de ser reducido e incluso lanza un golpe en su dirección. Según los acusados, la víctima les dirigió todo tipo de insultos.

El detenido, por su parte, declaró que llegó a la comisaría “enfadado” pero “no agresivo”, que “de buenas a primeras” recibió la patada marcial en el estómago y que a partir de ahí todo fueron “golpes y puñetazos” hasta que perdió el conocimiento.

En los pasillos de la Audiencia, diversos representantes de los Mossos se mostraban convencidos de que la sentencia será absolutoria y se llegaron a oír frases como esta: “Si los condenan, que vuelvan a redactar el protocolo y que expliquen que a un detenido agresivo hay que darle canapés y masajes”.
El debate de la mínima fuerza necesaria de la Policía vivió así un nuevo capítulo.