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Cuando política y economía son griegas

El perfil político del nuevo Ejecutivo de Papandreu no es sinónimo de éxito

B. CARREÑO

Economía viene del griego oikonomos, que recoge el concepto de administración de la casa: oikos es 'hogar' y nemein, 'administración'. Política es la ciencia que deriva de la administración de las polis, otro vocablo griego que significa ciudad. Juntas pero no revueltas, política y economía se han alternado en Grecia para dirigir la crisis (otro vocablo griego), con escaso éxito, hasta el punto de que el país está a un paso de la bancarrota y sus ciudadanos, al borde de la fractura social.

Ayer, de nuevo, se sucedieron las protestas frente al Parlamento para pedir que no se apruebe el nuevo paquete de medidas que ha exigido la UE para dar el último tramo de ayuda. La confederación de trabajadores griegos GSEE ha declarado una huelga general de 48 horas hasta que finalicen las reuniones en Bruselas y coincidiendo con las movilizaciones sindicales a nivel europeo que tendrán lugar el 21 de junio (ver pág. 4). Los ciudadanos no parecen estar impresionados con el nuevo equipo de Gobierno, que ha cambiado a los políticos de carteras. Además, Papandreu ha conservado en su puesto al viceprimer ministro, Theodoros Pangalos, nieto del dictador homónimo y una de las ovejas negras de la opinión pública. Pangalos se ha cansado de repetir (también en una entrevista con Público) que habían sido los griegos los que se habían 'comido' la riqueza del país. En las protestas del miércoles en Syntagma, en las que varias decenas de miles de personas precipitaron el cambio de Gobierno, su nombre era uno de los más coreados.

El sindicato GSEE ha convocado una huelga general de 48 horas

A lo más que ha llegado Papandreu es a nombrar otro viceprimer ministro, en este caso el nuevo titular de Finanzas, Eváguelos Venizelos. Este exministro de Defensa está retocando el programa de ajustes con el fin de presentarlo de nuevo en la cena del Eurogrupo con algunas correcciones. Venizelos no es economista, sino abogado, pero es un peso pesado de la política griega en la que ha desempeñado numerosos cargos. Por eso, sus rivales esperan a que sea más duro y eficaz negociando que su predecesor Yorgos Papaconstantinou, un buen economista de escaso talante político. La política ha vuelto a entrar en acción en el Ejecutivo de Papandreu, pero no está claro si a estas alturas el cambio ideológico tiene capacidad de maniobra.

Los ministros del euro deberán dar el OK al nuevo plan de Venizelos, uno de los principales adversarios políticos de Papandreu al que desafió como candidato del Pasok a primer ministro en 2007. Un visto bueno que está por ver ya que el griego está tratando de adaptar el programa al gusto interno del partido socialista griego. El pilar principal del plan son las privatizaciones de activos por 50.000 millones de euros y la drástica reducción del sector público. Precisamente, en otro giro político, Papandreu ha nombrado como segundo de abordo del ministerio a Pantelis Oikonomou, uno de los detractores más beligerantes del plan y, en especial, de las privatizaciones.

La prensa local entendía ayer el cambio de Gobierno de Papandreu como una estrategia de consumo interno para el Pasok que sólo ayuda al primer ministro a ganar tiempo antes de la inevitable debacle, aunque aún no está claro si llegará antes la política o la económica.

El nuevo ministro de Finanzas ultima los retoques al plan de ajuste

Por su parte, el WSJ asumía que los ciudadanos griegos cada vez ven con mejores ojos la posibilidad de ir a la quiebra, emulando el caso de Argentina. Según los datos del diario conservador estadounidense, Argentina consiguió recuperar el crecimiento después del impago de 2001, mucho antes de lo que Grecia logrará hacerlo con el rescate europeo y las condiciones de ajuste impuestas por Bruselas. La diferencia es que Argentina, no estaba en el euro.

 

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