Persiguiendo sus brillos, entre el magnífico paisaje de montaña tirolés, puede el viajero descubrir el cristal de sal de las montañas de Karwendel, salvajes y con un aura intocada de romanticismo, encontrar el legendario cristal de roca de los pre-Alpes de Tux, o quedarse boquiabierto en las anonadantes salas que encierra el Mundo del Cristal de Swarovski. La región de Hall-Wattens ofrece al viajero esto y mucho más. Diez preciosos pueblos y Hall in Tirol, una de las ciudades más bonitas de Austria, le están esperando.

Hasta finales de octubre en la región austriaca de Hall-Wattens, las Kristallwanderwochen (Semanas de Senderismo de Cristal) recorren la región en pos de una quimera, en esta ocasión no sólo brillante, sino también tangible. Siguiendo el rastro de los cristales de roca y de sal, el viajero puede ir descubriendo las historias que guarda esta región, explorando sus montañas y sus caminos.

Las fantásticas historias que esconde el Triángulo de los Cristales austriaco han hecho que sean incluso las familias quienes participen en las visitas guiadas y talleres infantiles que se proponen en él y que hoy son una de las mayores atracciones del país. Los Mundos de Cristal de Swarovski (Swarovski Kristallwelten) son un espacio para dar rienda suelta a la imaginación y donde, bajo el gigante que reina en él, los niños pueden vivir una experiencia divertida e inolvidable.

Rodeada de un mar de montañas encontramos la pequeña ciudad de Hall in Tirol. En muchos rincones de su casco antiguo medieval descubre el viajero numerosos vestigios de antiguo esplendor: Hall fue el centro de los yacimientos de sal, un lugar de intercambio comercial y es también conocida como la cuna del tálero (antigua moneda alemana), que es casi tanto como decir que lo es del dólar. Su alta torre de la Moneda, no sólo es un espléndido mirador sobre la ciudad, es además el símbolo de la misma.

Recorrer esta ciudad es sumergirse en sus históricos tesoros, como el Henker Othmar Krieger del año 1662 o todo lo relacionado con los yacimientos de sal en el Museo de Minería de la ciudad. Los cristales de sal se localizan en el mismo valle de Hall, del que se estuvo extrayendo sal hasta el año 1960. Con un guía uno puede intentar ascender el Wilde Bande Steig, el Speckkarspitze o el Lafatscherjoch.

Pero mucho más sugerentes que estos históricos yacimientos de sal son los legendarios cristales de roca, a los que se puede seguir el rastro en el mágico Wilden Lizum, en Wattental. El viajero atento, y si va de la mano de un guía experto, mucho mejor, podrá tener la suerte de encontrar algún que otro cristal.

Con toda seguridad los encontrará en los Mundos de Cristal de Swarovski. A sólo unos minutos de la ciudad de Innsbruck, en medio de los Alpes, el viajero se ve de repente inmerso en un cristalino mundo de ensueño y de color. Reflejos, destellos y brillos se armonizan en una espectacular simbiosis entre el cristal y el arte. Aquí se exhiben fabulosas piezas de cristal, muchas de ellas inspiradas en obras de arte famosas, como los relojes blandos de Dalí. Cuenta este centro, además, con un teatro mecánico, un domo de cristal gigantesco y el caleidoscopio más grande del mundo (Cristaloscopio), entre otras maravillas. Las instalaciones combinan arte, música y el incansable y siempre renovado efecto de los cristales para lograr una atmósfera mágica. También hay lugar para contarnos la vida de la familia Swarovski, de tan larga tradición en el mundo frágil del cristal.