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Gorda, agotada y abatida. La depresión postparto llega al cine

La guionista Diablo Cody escribe una historia que trata directamente de la depresión postparto y los problemas de las madres trabajadoras. ‘Tully’, con Charlize Theron, cambia en femenino la tendencia del subgénero ‘papá en apuros’

Charlize Theron en un fotograma de 'Tully'

Ser madre a los cuarenta, cuando ya crías a un par de hijos y tienes que conciliar tu vida familiar y laboral no es precisamente “una bendición”, como hemos oído miles de veces. La transformación de tu cuerpo es brutal. La falta de sueño te coloca al borde del estado de nervios y del agotamiento. El bebé recién llegado, a veces, es fuente de crisis problemáticas con los otros hijos. Tu vida sexual se resiente. Tu vida social y personal se resienten. Tu vida laboral se resiente. Ello sin contar con la penosa experiencia de la depresión postparto que puede durar un año y, por supuesto, con la edad. Ya no tienes la energía de la juventud. El cine nos ha alimentado hasta el empacho con imágenes de madres ‘bendecidas’ con la llegada de un nuevo bebé. De todo lo demás, apenas se habla. Ahora, por fin, lo hace la guionista Diablo Cody en Tully.

Protagonizada por Charlize Theron y Mackenzie Davis, y dirigida por Jason Reitman (Juno, Young Adult), la película muestra precisamente esta situación y cómo una niñera de noche, Tully, ayuda a esta mujer a superar esos meses infernales. Su marido es un buen hombre, un tipo que dedica todo su tiempo a su trabajo con la ‘generosa’ intención de tener más dinero para su familia. Las visitas al colegio, las tartas de cumpleaños, los médicos y las urgencias familiares son cosa de ella. “A pesar del enorme progreso que las mujeres hemos hecho en cuanto al trabajo, a ganar dinero y a tener la libertad de seguir otros caminos, se sigue pensando que debemos encargarnos de que todo funcione en el hogar. Seguimos siendo las supervisoras de la esfera doméstica. Y esto es muy complicado cuando además se trabaja fuera de casa”, afirma la guionista.

Mujer, madre y asistenta al borde del abismo

La nueva película de Cody-Reitman es una de las pocas que se ha acercado desde el cine a la depresión postparto y a los problemas de conciliación de una manera directa. En España, Icíar Bollaín se ocupó del tema en 2007 en su película Mataharis, donde Najwa Nimri volvía a su trabajo, detective privada, tras la baja maternal y se las veía moradas para compaginar su día a día laboral con el familiar.

Mucho antes, en 1984, Pedro Almodóvar presentó la realidad de una mujer, madre, esposa y trabajadora. Gloria (Carmen Maura) era una asistenta al borde del abismo, adicta a las anfetaminas, desesperada y extenuada. Aunque sus hijos ya no eran bebés, eran unos macarras que le daban muchos dolores de cabeza, su marido, un taxista machista con la mano muy larga (“te he dicho que me planches la camisa”), y la neurótica de su suegra completaban el paquete. El año pasado, Paco Plaza empleó en Verónica las convenciones del cine de terror para mostrar a una adolescente que debe cuidar a sus hermanos mientras su madre trabaja de sol a sol. No era éste el eje principal del relato, pero, desde luego, retrataba a la perfección los problemas de una mujer y madre trabajadora. Cierto que otros muchos cineastas han subrayado los esfuerzos y sacrificios a los que se enfrentan las madres solteras, aunque la difícil conciliación de las mujeres con pareja, hijos y trabajo se ha despreciado en la gran pantalla. Y, por cierto, a esas madres solteras del cine las han llevado muchas veces a una situación límite.

'En tierras de hombres'

'En tierras de hombres'

De la mina a la prostitución

La propia Charlize Theron se ponía a trabajar ¡en una mina! para sacar a su bebé adelante en En tierra de hombres (Niki Caro, 2005), mientras que Melissa Leo se lanzaba con una joven mohawk a pasar inmigrantes ilegalmente por el helado río Saint Lawrence en Frozen River (Courtney Hunt, 2008) para sacar unas perras con las que mantener a sus hijos y tapar el agujero que le había dejado el golfo de su marido.

Bria Vinaite debutó el año pasado en el cine en The Florida Project (Sean Baker) interpretando a Halley, una madre soltera de 22 años, que se pasaba el día buscando chapuzas o prostituyéndose para mantener a su hija Moonee, mientras la niña correteaba por ahí con sus amigos o se quedaba en casa de su vecina. Julia Roberts encontró un trabajo bastante mejor en Erin Brockovich (Steven Soderbergh, 1999) con el que alimentar a su bebé.

'Frozen river'

'Frozen river'

Los dieciséis hijos de Mercedes Cebrián

Los hombres, sin embargo, viudos o padres por sorpresa sin mujer que los asista, han visto retratados ‘sus’ problemas de la conciliación desde casi los inicios del cine. Dominado por los hombres, éste no se ha molestado en mirar la realidad desde el punto de vista de la otra mitad de la población mundial, que es la que la sufre de una forma abrumadora. La inmensa mayoría de los padres solteros del cine lo son por circunstancias anómalas —es lo que se deja ver— porque, ‘naturalmente’, es la madre la que ‘debe’ ocuparse de los hijos.

¡Dieciséis hijos! tuvo la pobre Mercedes Cebrián (Amparo Soler Leal) que, claro, murió en el último parto. Al entregadísimo y abnegado Carlos Alonso, aparejador (Alberto Closas), la familia le llevaba por la calle de la amargura en la segunda entrega de La gran familia (Fernando Palacios, 1962), La familia y uno más (1965). Se había quedado sin mujer, sin la ayuda del padrino y encima ahora tenía nietos. No daba abasto. Menos mal que sus hijas mayores le echaban una manita. A pesar de todo, este súper hombre todavía podía seguía ayudando a su prole muchos años después en La familia, bien, gracias (Pedro Masó, 1979).

'Kramer contra Kramer'

'Kramer contra Kramer'

Y esos papás en apuros

Joanna Kramer abandonaba a su marido Ted (Dustin Hoffman) y a su hijo en Kramer contra Kramer (Robert Benton, 1979), y el hombre tenía que aprender a compaginar el trabajo que adoraba con el cuidado del niño. Por supuesto, lo conseguía. Afortunadamente, el director aceptó algunas aportaciones de Meryl Streep en el rodaje y la historia no quedó finalmente como la de una mala madre que se olvidaba de su hijo y un heroico padre que superaba todos los problemas. Las dificultades de la atención de un bebé al tiempo que se trabaja fuera de casa eran más realistas en Tres hombres y un bebé (Coline Serreau, 1985) y en su remake americano, Tres solteros y un biberón (Leonard Nimoy, 1987). Por cierto que en la original, la madre dejaba a la niña una temporadita en casa del papá —uno de los solteros— porque no podía hacerse cargo de ella y trabajar al mismo tiempo. Solucionada su situación, volvía a por su hija. Un pequeño desquite.

Will Smith en En busca de la felicidad, Omar Sy en Mañana empieza todo, Javier Bardem en Biutiful, Hiroyuki Sanada en El ocaso del samurai, Richard E. Grant en Jack & Sarah, Kevin Costner en Lo mejor para ella y muchos más componen la lista de ‘papás en apuros’ de la historia del cine. Una nómina que ahora sigue, por fin, con las mujeres y una visión comprometida y actual. “Nunca había visto ni leído algo así en torno a la maternidad. Tener un bebé resulta agotador y no es en absoluto lo que esperamos —ha confesado Charlize Theron de Tully. La película describe con gran honradez las cosas que sienten las madres con recién nacidos, pero de las que nadie habla porque son incómodas”.

'Tres hombres y un bebé'

'Tres hombres y un bebé'

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