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España vuelve a hundirse en la nieve

Los malos resultados en Vancouver destapan la dura crítica interna entre la FEDI y deportistas

PACO GRANDE

Tras la misma certeza, cualquier intento de comparación resulta, como mínimo, insensato. Por primera vez en unos Juegos Olímpicos de Invierno, Austria, el país con más medallas en alpino en el olimpismo blanco, cerró su desfile de clausura sin ningún metal en las cinco disciplinas masculinas (cuatro medallas en mujeres). 'Estamos en crisis', asegura un responsable austríaco de alpino. Una crisis que España bien quisiera para sí. El agujero austríaco se convierte en sonrojo en el caso español. Una nefasta estadística sobre la nieve que nadie quiere asumir.

'Sé cual es la solución a los problemas del deporte de invierno en España', defiende con vehemencia Eduardo Roldán, presidente de la Federación Española de Deportes de Invierno (FEDI). 'Hay que romper la barrera juvenil y trabajar con los infantiles desde los centros de tecnificación, en manos de las autonomías. Tenemos que conseguir que lleguen antes a los equipos nacionales. Tenemos 40 estaciones y 2,5 millones de esquiadores, pero somos un país de sol y playa en el que el deporte de invierno de alta competición no tiene identidad. Lo saben en el CSD, se lo he dicho mil veces a Lissavetzky. Esto no se puede repetir cada cuatro años. O todos nos hacemos partícipes de la problemática o esto no lo resuelve ni un mago', admite Roldán a Público.

Roldán clama por un nuevo modelo de trabajo para salir de la crisis

El alegato, sin embargo, no parece servir ya para aunar las discordias en el interior de la FEDI. 'Hablo en nombre de todos los corredores. Yo soy el que me jodo las rodillas, el que me tiro por las pistas y los políticos (por los federativos) han ido a Vancouver a ver los Juegos. No puede ser que, cada año, gente con 22 o 23 años abandonen el alpino. Todo se está haciendo mal, hasta yo haría mejor los programas. He estado en algunos equipos en los que éramos cinco deportistas y 12 técnicos. ¿Cómo se come eso? Y los políticos, allí dándose la buena vida'. Guillem Capdevila pone voz a la crítica que ha forzado el abandono de la alta competición de él, Mireia Clemente y Leire Morlans, tres de los esquiadores que integraban el llamado grupo especial de la Federación.

'Ni yo ni mis directivos hemos venido de vacaciones. Capdevila era, como los otros dos, un esquiador deshauciado por los técnicos y fui yo quien insistí en recuperarlos. Es mejor darle un tiempo de reflexión, que pida perdón y ya hablaremos', se defiende Roldán.

Capdevila no ha sido el único deportista contrario a la política de la federación. La relación con Queralt Castellet, la única que podía salvar la papeleta, tampoco es buena. La snowboarder se cayó y, ante la ausencia de medallas, saltaron todas las diferencias.

'Los directivos van a darse la buena vida', asegura el esquiador Capdevila

La gente del snow se queja del trato recibido. Critican la falta de un médico y de un fisioterapeuta en el seno del equipo. Incluso el entorno de Castellet, el más crítico, ha mostrado en más de una ocasión su disgusto al presidente. La última, en el hospital el día que ingresaron a Queralt, tras su caída en el entrenamiento previo a la final de half-pipe.

Algunos hablaron de escindirse de la federación, al igual que hizo el hielo. Otra crisis que Roldán ataja con una autodefensa. 'Los primeros que no aceptan una disciplina de equipo son ellos. Parece que están en otro mundo, incluida Queralt y sus técnicos. Deben someterse al rigor del trabajo en equipo. Esta situación deberemos revisarla en profundidad a la vuelta y hablar claro entre todos. Así no se puede continuar'.

El entorno de Castellet llegó a hablar de escisión con la federación

La situación con Queralt, tras la que Roldán y Luis Roig, vicepresidente de la FEDI, desfilaron con una sonrisa en la ceremonia de inauguración, continuó con el difícil clima con el que el alpino aterrizó en Vancouver. 'Yo le dije siempre a Rienda —asume Roldán— que estaría en los Juegos. Es más, le aseguré que encabezaría el equipo nacional'. Sin embargo, la granadina seguía sin entender en Vancouver por qué se tuvo que enterar del criterio de clasificación a última hora. 'Rienda no ha cumplido ni sus expectativas, ni las nuestras. Ella lo sabía, le faltaba al menos un mes de competición', señala Roldán.

Con Carolina Ruiz en sus puestos habituales, las miradas se centraron en los jóvenes Paul de la Cuesta, Ferrán Terra y Andrea Jardí. De la quema sólo se salva Terra. 'Ha dado la mejor impresión de futuro', matiza Roldán. Sobre de la Cuesta y Jardí, el rector de la FEDI habla de 'hacer bastantes consideraciones'. En el caso de Jardí, que no acabó ninguna prueba, Roldán se muestra claro: 'Nos hemos quedado un poco asombrados de su inestabilidad porque siempre terminaba las carreras'.

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