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Eurogrupo Así fue la derrota de Calviño: con cierto aroma a traición, "por un voto y en el último minuto"

El Gobierno está convencido de de que hizo todo lo posible por la candidatura de la vicepresidenta económica a presidir el Eurogrupo y que la derrota fue muy ajustada, no como en 2015, cuando Luis De Guindos, entonces ministro de Economía en el Gobierno de Mariano Rajoy, también optó al puesto y "perdió por goleada", recuerdan en Moncloa.

Calviño se disputa hoy la presidencia del Eurogrupo
La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en una imagen de archivo. (EP)

La inesperada derrota de la vicepresidenta económica Nadia Calviño para presidir el Eurogrupo cuando todos en España daban por hecho que iba a resultar elegida ha dejado un enorme poso de decepción en el Gobierno de Pedro Sánchez. El presidente y todos los ministros han salido en tromba a arropar a la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos aunque no han podido evitar un tono sombrío: más que palabras de aliento, las declaraciones de los ministros sonaban a pésame. Tal es el grado de consternación en el seno de un Ejecutivo convencido a pesar de todo de que hizo todo lo posible para defender la candidatura de Calviño y que no cree que deba hacer ninguna autocrítica.

La oposición, con PP y Ciudadanos a la cabeza –Vox ya es otro cantar–, ha lamentado con la boca pequeña el tropezón de Calviño y no ha dejado escapar la oportunidad de utilizar este revés como ariete contra Unidas Podemos, el socio del PSOE en el Gobierno. El mensaje de la derecha se puede resumir en que Calviño no ha resultado elegida porque en Europa no se fían de un Gobierno que tiene al "radical" Pablo Iglesias de vicepresidente segundo. Eso también provoca, según la derecha, una pérdida de peso institucional de España en Europa a la hora de negociar los fondos europeos. El Gobierno ya ha respondido diciendo que la posición negociadora de España sobre el fondo de reconstrucción está muy trabajada y es muy sólida, y la votación del Eurogrupo no cambia la posición, ni la estrategia ni tampoco los argumentos.

Esa teoría de la oposición, la de que nadie se fía del Gobierno por culpa de Unidas Podemos, se desvanece si se analizan los apoyos con los que, de entrada, contaba Calviño: la candidata tenía asegurado el apoyo de Alemania, Francia e Italia, además del de Portugal, Grecia y Finlandia. Las grandes economías de la Unión Europea sí confiaban en Calviño y por añadidura en el Gobierno español. 

Bien es cierto que Calviño partía con siete apoyos fijos y necesitaba al menos diez votos para ganar, pero todos confiaban en el efecto de arrastre que podrían provocar Francia y, sobre todo, Alemania. Sin embargo, algo falló: los países pequeños, con Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo a la cabeza, se rebelaron y optaron por el ministro de Finanzas irlandés, Paschald Donohoe.

 Calviño tiene claro lo que pasó y sin decirlo expresamente, habla de traición: "Teníamos apalabrados diez votos, pero al final alguno de los ministros no hizo lo que dijo que iba a hacer". El Gobierno suscribe esa versión de los hechos y recuerda que la vicepresidenta económica perdió "por un voto y en el último minuto". Así lo ha verbalizado el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.

Fuentes de Moncloa, citadas por Europa Press, achacan la derrota de Calviño a que el voto era secreto y subrayan que en la primera ronda ella fue la más votada. Cuando se pierde, admiten estas fuentes, siempre se piensa que algo se podía hacer mejor, pero aseguran que tanto el presidente como la vicepresidenta y sus respectivos colaboradores han hecho una labor extraordinaria.

"Si el sistema de votación hubiera sido por peso de población, habría salido con un apoyo de más del 80%", se ha consolado Escrivá insistiendo en ese argumento del Gobierno antes de recordar que la última vez que un español optó a la presidencia del Eurogrupo, España perdió "por goleada".

El ministro Escrivá hace mención a la candidatura del entonces ministro de Economía español, Luis de Guindos, a presidir el Eurogrupo. Fue en 2015 y entonces también cundió el optimismo en el Gobierno español: el propio Luis de Guindos declaró que tenía "posibilidades" y "apoyos" para ser elegido presidente del Eurogrupo. Pero el entonces ministro español también perdió y ni tan siquiera llegó a la última votación: Guindos se retiró antes de ser derrotado. Ahora el PP pasa de puntillas por esa cuestión, pero lo cierto es que aquella derrota de 2015 también provocó un rifirrafe político: el PP acusó al PSOE de "boicotear" a Guindos en Europa y el PSOE habló del "fracaso" del entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. 

Cinco años después la historia se repite, pero con los papeles cambiados. Ahora es Pablo Iglesias quien acusa al PP de trabajar para impedir que Nadia Calviño presidiera el Eurogrupo y para que hubiera recortes en España. 

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