Una ruta para descubrir el París de Balenciaga

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Junto a Nueva York, París tal vez sea la única ciudad del mundo que luce como marca por sí misma: añadiendo su nombre a un producto, multiplicas su valor. Presentar un perfume que lleve de apellido Liubliana o Ereván no aporta un “valor añadido”, pero si dice París por fuerza tiene que tener estilo. Pero el estilo no se adquiere de un día para otra. Cuesta ganárselo.  

Y si no que se lo digan a Cristóbal Balenciaga, el arquitecto de la moda del siglo XX parisino que, antes de convertirse en el diseñador español más importante de su tiempo, tuvo que batallar con la frivolidad, las vendettas y la endogamia del París del prêt-à-porter, aquella industria en ciernes que cimentaron diseñadores como Elsa Schiaparelli, Chanel, Madeleine Vionnet y Givenchy.  

¿Y cómo un hijo de un pescador y una costurera de Getaria fue capaz de integrarse en un ambiente tan asfixiantemente exclusivo como el del París de finales de los años 30? Con personalidad, audacia, firmeza y mucho, mucho trabajo. Aprovechando el estreno de la serie de Disney+, nos damos una vuelta por el París de Balenciaga recorriendo los rincones que marcaron la vida del diseñador español. 

Balenciaga en París: de Coco Chanel al Elíseo 

Balenciaga - David Herranz/Disney+
‘Balenciaga’ – David Herranz/Disney+

Nuestra ruta por el París de Balenciaga arranca donde comienza la serie, en la iglesia de la Madeleine en el barrio homónimo perteneciente al VIII Distrito parisino que tan bien conoció el diseñador vasco durante su etapa parisina ya que en el mismo se ubicó tanto su casa particular como la sede de su maison

Los responsables de la serie de Disney+ pudieron rodar varias escenas en el interior de la propia iglesia parisina donde Gabrielle Chanel, Coco, celebró su funeral en enero de 1971. La Madeleine es uno de tantos iconos arquitectónicos de la capital francesa, un emblema del más solemne neoclasicismo que hunde sus raíces en la tradición grecolatina.  

Balenciaga - David Herranz/Disney+
Rodaje de ‘Balenciaga’ en el interior de la Madeleine – David Herranz/Disney+

Para un paseante despistado, sorprende toparse con este imponente bosque de columnas corintias de 30 metros de altura en perfecta armonía con la Rue Royal que desemboca en la Plaza de la Concordia: como flanear por la Atenas de Pericles a ritmo de acordeón parisino. 

Hasta esta solemne iglesia se desplazó un Balenciaga ya retirado para rendir el último homenaje a su vieja amiga —con la que después se enemistó— coincidiendo con buena parte de la crème de la crème del París de principios de los 70, incluyendo también a Prudence Glynn, la periodista de moda The Times que lo aborda tras el sepelio convenciéndolo para conceder una entrevista. Un verdadero hito ya que Balenciaga solo había dado una entrevista hasta ese momento. 

El misterio de la ‘maison’ Balenciaga 

Balenciaga - David Herranz/Disney+
‘Maison’ Balenciaga – David Herranz/Disney+

Es justamente este carácter rabiosamente huraño, volcado en exclusiva en su trabajo, en vivir la moda de puertas adentro, en su taller, lo que fomentó el mito de Balenciaga. El diseñador vasco no era un tipo extravagante, amante de las fiestas, los cotilleos y la rimbombancia como otros de sus colegas: prefería quedarse en su maison ubicada en el 10 de la Av. George V: se comunicaba con el mundo a través de su obra, no a través de sus declaraciones más o menos afortunadas. Así deberían ser todos los artistas, ¿o no? 

Pero el arte tiene una vertiente comercial, al menos en nuestra sociedad capitalista en la que nada escapa al marketing. Y, al final del día, esa vertiente comercial es la que permite a los diseñadores (y a todos los demás) continuar con sus labores. Este conflicto irresoluble del mundo del arte es el que se aborda en el primer episodio de la serie de Disney+ ambientado buena parte del mismo en la maison del barrio de los Campos Elíseos parisinos. 

Balenciaga - David Herranz/Disney+
Balenciaga, interpretado por Alberto San Juan, caminando por el Puente Alejandro III de París – David Herranz/Disney+

No hay pérdida si quieres rendir hoy en día tu homenaje al maestro en su propia maison. Aunque hace muchos años que la firma Balenciaga no tiene vinculación con la familia del modisto vasco ―tras su cierre en 1972 con su muerte fue reabierta en 1986 bajo el impulso del grupo Kering al que también pertenecen Gucci, Yves Saint Laurent o Stella McCartney― aún sigue abierta su tienda. 

Ubicada a un paso del Puente del Alma y no muy lejos del Museo de Yves Saint Laurent, la antigua maison de Balenciaga fue una de las principales inspiraciones de Arregi, Garaño y Goenaga, los directores de la serie, los cuales pudieron acceder al archivo que aún se custodia en la flagship de Balenciaga en París.  

Entre el barrio de los Campos Elíseos y el barrio de Chaillot del XVI Distrito se movía habitualmente el modisto que poseía una casa en el 20 de la avenida Marceau a cinco minutos andando del atelier de su firma. También lo vemos en diversas ocasiones en la recreación de esa casa, acompañado en primer lugar de su pareja, Wladzio d’Attainville, el que dicen fue el gran amor de Balenciaga a lo largo de su vida. 

Balenciaga y el recuerdo de España 

Balenciaga - David Herranz/Disney+
Balenciaga mirando al Sena – David Herranz/Disney+

Aunque la serie pasa de puntillas sobre diversos aspectos políticos que caracterizaron la primera etapa de Balenciaga en París —entre otras cosas porque el propio el modisto evitaba posicionamientos públicos, prefiriendo centrarse en su trabajo— es un hecho que la Guerra Civil y la II Guerra Mundial marcan también el París de mediados de siglo. 

En el primer episodio de la serie, Balenciaga y su mecenas, el empresario exiliado Nicolás Bizkarrando, asisten a la Exposición Universal de 1937 en París, una de las exposiciones más recordadas de la historia. Y es que pone los pelos de punta, como mínimo, ver el pabellón de la Alemania nazi, con las esvásticas ondeando, frente al pabellón soviético con una escultura monumental de dos personas portando la hoz y el martillo. Y, en medio, la torre Eiffel. Casi nada.

Los años posteriores se encargarían de traducir esa icónica imagen en uno de los enfrentamientos más trágicos de la historia de la humanidad que tuvo como “aperitivo” la Guerra Civil española, con desastres como el de Gernika: Balenciaga y su mecenas visitan la exhibición del cuadro de Picasso en el pabellón español: sí, España estaba “de moda” por aquel momento mostrando el camino de autodestrucción al resto de Europa. 

Pero la vida sigue y hay que seguir trabajando: vemos como Balenciaga abre el libro España: tipos y trajes en el que, presuntamente, se abría inspirado para una de sus primeras colecciones parisinas, la que le valió el beneplácito de la crítica y ayudó a marcar su propio camino ya independiente de las influencias de otras casas de alta costura. 

La última secuencia del primer capítulo de la serie de Disney+ nos muestra a Coco Chanel y la editora de Harper’s Bazaar en París, Carmel Snow, entusiastas ante el desfile con las nuevas propuestas de Balenciaga que, desde entonces, fue uno de los artífices de la consolidación del estilo parisino, ese que, muchas décadas más tarde, sigue cotizando al alza en cualquier producto que lleve su nombre. 

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