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Ahmadineyad provoca un plantón europeo en la ONU

Los representantes de la Unión abandonan la sala donde se celebra la Conferencia sobre Racismo de la ONU durante su intervención al llamar racista al estado de Israel

DANIEL BASTEIRO

La Unión Europea plantó ayer a Irán en la Conferencia Mundial sobre el Racismo de la ONU tras oír del único presidente presente, el iraní Mahmud Ahmadineyad, que Israel constituye un 'cruel y represivo régimen racista' contra los palestinos.

Los 23 representantes de la UE, en su mayoría embajadores, abandonaron la sala de reuniones entre abucheos al presidente iraní, que continuó impasible su discurso animado por los aplausos de varias delegaciones árabes.

El grueso de países europeos, incluida España, se unió así al boicot de Alemania, Italia, Polonia y Holanda, países que, junto a Estados Unidos e Israel, habían decidido no asistir a la cita en Ginebra.

Ahmadineyad aseguró que 'el sionismo mundial está en el origen del racismo' el mismo día en el que los judíos conmemoran el Holocausto y tras reunirse con el presidente de Suiza, Hans Rudolf Mertz.

La reunión provocó la rápida llamada a consultas del embajador de Israel en Berna, la capital del país. En un comunicado difundido por la embajada en España, Israel aseguró que 'el encuentro con un conocido negacionista (...) no es compatible con los valores de libertad, justicia y democracia' y subrayó la 'vergüenza' sentida por el presidente israelí, Shimon Peres.

Para Ahmadineyad, tras la Segunda Guerra Mundial, inmigrantes judíos y estadounidenses llegaron a Oriente Medio para 'establecer un Gobierno racista en la Palestina ocupada'. Desde entonces, la complicidad de la comunidad internacional hizo posible 'recurrir a agresiones militares para dejar sin hogar a una nación entera, con la excusa del sufrimiento judío', según el presidente iraní.

La presencia de Ahmadineyad como estrella invitada vino precedida de protestas en las calles de Ginebra. Su discurso fue interrumpido por dos manifestantes con pelucas de colores, que fueron desalojados en medio del caos y la salida de los embajadores occidentales.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que desde que llegó al cargo en 2007 se ha caracterizado por su discreción, reaccionó tras el discurso con contundencia. 'Deploro el uso de esta tribuna por el presidente de Irán para acusar, dividir e incitar', manifestó. Para Washington, la alocución fue 'vil y odiosa', además de 'vergonzosa', en palabras del embajador adjunto ante la ONU, Alejandro Wolff.

El embajador español ante la ONU, Javier Garrigues, fue uno de los diplomáticos que abandonó la sala. Siguió la consigna dada por la presidencia checa de la UE, que previó dar el plantón a Ahmadineyad pero volver después para continuar con la conferencia.

'El presidente ha hablado de un Estado racista y por eso nos hemos ido', aseguró Garrigues. 'Esta retórica inflamatoria no tiene de ninguna manera cabida en una conferencia de la ONU sobre el racismo y cómo combatirlo', en palabras del embajador británico ante la ONU, Peter Gooderham, quien también abandonó la sala. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, fue más allá y pidió en un comunicado 'una reacción de extrema firmeza' de la UE ante un 'discurso de odio'.

La definición de racismo produce agrios enfrentamientos en la ONU desde hace una década. Durante la anterior conferencia de la ONU, en Durban (Suráfrica) en 2001, Israel y EEUU se retiraron en protesta por la presión de delegaciones árabes que insistían en definir al sionismo como una forma de racismo. La frase de la controversia no fue incluida en la declaración final, que se quedó en un texto de compromiso que ahora se pretendía mejorar. Sin embargo, el sionismo es visto como una forma de racismo por Irán y otros países árabes en la medida en que promovió, en forma de movimiento internacional, la creación del Estado de Israel en tierras habitadas por palestinos.

Irán aduce que los habitantes primigenios de Palestina se vieron desde entonces discriminados con respecto a los inmigrantes judíos que llegaron de todo el mundo.

La polvareda levantada por el discurso de Ahmadineyad llega en un momento en el que Irán parecía volver a contar en la escena internacional, tras la relajación de la postura estadounidense con el presidente Barack Obama y la disponibilidad de Teherán para colaborar en la lucha contra los talibanes en Afganistán. En ese sentido, Ahmadineyad aseguró a la prensa 'estar listo para el diálogo' en materia nuclear con EEUU. Sin embargo, el presidente iraní opinó que 'la energía nuclear, si es buena, debería serlo para todos; si es mala concluyó, nadie debería usarla'.

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