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Conflicto Irán-EEUU Irán apunta sin demasiada convicción a la reactivación nuclear

Tras el asesinato del general Qassem Soleimani, Irán ha comunicado su intención de intensificar el enriquecimiento de uranio. Las noticias son de momento vagas y conducen a pensar que Teherán está más inclinada a la vía del diálogo que a las armas nucleares. Su problema es que Donald Trump no tiene interés en un diálogo constructivo y que la Unión Europea se queda permanentemente fuera del objetivo de la cámara.

El pueblo iraní sale a las calles por el funeral del general iraní Qassem Soleimani, atacado en el aeropuerto de Bagdad. Reuters/ Khamenei

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El gobierno iraní anunció el domingo que no observará la mayor parte de las restricciones sobre el enriquecimiento de uranio que aceptó con la firma del acuerdo de 2015 con varias potencias mundiales. Esta decisión, como consecuencia del asesinato del general Qassem Soleimani, abre numerosos interrogantes y arroja no pocas incertidumbres con respecto a la evolución de la última crisis provocada por el presidente Donald Trump. 

Es otro obstáculo para la aplicación de un acuerdo que la administración de Washington abandonó unilateralmente en mayo de 2018. Las noticias procedentes de Teherán no son demasiado claras pero es evidente que si los iraníes dejan de cumplir nuevas cláusulas se causará un deterioro de la situación en la región, uno de los objetivos prioritarios de Israel, un país que persigue de manera permanente la desestabilización de Oriente Próximo. 

De las noticias procedentes de Teherán no es evidente si esto significa que va a emprender el desarrollo de armas nucleares, aunque la hipotética pregunta que surge es: ¿Cuánto tiempo podría tardar Irán en construir una bomba atómica? El experto Miles Pomper estima que necesitaría un año por lo menos, en función del empeño que se ponga en la misión. 

Los iraníes son demasiado inocentes si esperan algo de la Unión Europea

Probablemente no sea así, aunque el domingo Irán anunció que no reconoce restricciones en los niveles de enriquecimiento de uranio, en el número de centrífugos operativos ni en la cantidad de uranio que va a almacenar. Es una decisión importante con la que en primer lugar parece que se quiere ejercer presión para que la Unión Europea busque un marco adecuado para sortear las duras sanciones de Estados Unidos. 

Sin embargo, los iraníes son demasiado inocentes si esperan algo de la Unión Europea, aparte de alguna declaración inútil y vacía. Europa ha demostrado de manera consistente y sistemática que carece política en Oriente Próximo. Mandatarios como Angela Merkel o Emmanuel Macron constituyen un serio problema en todo lo tocante a la región y son incapaces de levantar la cabeza y defender los intereses de Europa. Que Irán todavía confíe en Merkel o Macron es cuando menos ingenuo, si no absurdo. 

Una cuestión fundamental tiene que ver con los centrífugos. En el acuerdo de 2015 Irán se comprometió a enriquecer el uranio hasta el 3,7% y a no almacenar más de 300 kilos. También aceptó operar solamente 5.000 centrífugos básicos, muy por debajo de los 19.000 centrífugos que operaba hasta 2015. En mayo del año pasado anunció que enriquecería uranio al 4,5%, lo que está alejado del 90% necesario para fabricar la bomba. Ahora no se sabe qué niveles de enriquecimiento adoptará. 

Algunos expertos han indicado que la intención de Teherán es simplemente enviar un mensaje a Estados Unidos y Europa, y decir que los iraníes no están interesados en una confrontación militar. Una confrontación militar no acabaría con la república islámica, como sostienen Israel y Arabia Saudí, pero sí que traería a la región una mayor inestabilidad, que es lo que busca Israel. 

Una confrontación militar no acabaría con la república islámica, pero sí que traería a la región una mayor inestabilidad

En primer lugar, Teherán no ha aclarado si va a enriquecer uranio al 20% o por encima de del 20%. Y en segundo lugar no ha dicho si va a activar sus centrífugos de segunda generación IR-2m, que acelerarían la producción de uranio para armas nucleares. Además, las noticias procedentes de Teherán señalan que se van a mantener las visitas de los inspectores de la Agencia Internacional para la Energía Atómica, lo que sugiere que de momento no hay un interés explícito en la bomba. 

The Jerusalem Post explicó el lunes que solo si en los próximos días se hace una declaración positiva con respecto a alguno de los tres casos del párrafo anterior, se podrá creer que Teherán busca armas nucleares. Pero como eso es algo que de momento no ha ocurrido, hay que pensar que los iraníes confían el diálogo. El problema es que Donald Trump se ha dejado arrastrar por Israel y que la Unión Europea ni pincha ni corta ni se le espera. 

Es probable que los iraníes estén en modo de espera, aguardando a lo que ocurra en las elecciones estadounidenses del próximo 3 de noviembre, antes de decidir si avanzan en el camino de la bomba o no. Pero hasta noviembre faltan muchos meses y todo indica que el tema iraní va a ser central en la campaña para la Casa Blanca. De hecho, ya lo está siendo y los precandidatos demócratas han criticado, a veces con dureza, el asesinato de Qassem Soleimani. 

Esto puede significar que Trump en algún momento, como ocurrió con el ataque del viernes contra Soleimani, pierda los papeles y decida echarse al monte. La emisora de radio pública israelí Kan Reshet Bet destacó el martes que Trump sorprendió a sus más cercanos asesores cuando decidió asesinar a Soleimani, un paso que no se comprendió en el entorno del presidente.

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