Público
Público

Los 'tories' cruzan los dedos

Confían en que la victoria en Londres sea un preámbulo del retorno a Downing Street

LOURDES GOMEZ

Londres despertó ayer con un nuevo alcalde, Boris Johnson, en el más simbólico y visible golpe que los conservadores propinaron al Partido Laborista y al primer ministro Gordon Brown en las elecciones municipales del 1 de mayo.

El inquilino del consistorio, un edificio de formas curvas diseñado por Norman Foster, ha otorgado a los tories el primer alto cargo ejecutivo desde 1997, preámbulo de un potencial retorno de la derecha a Downing Street en un plazo máximo de dos años. Es la tarea que se ha propuesto el líder conservador David Cameron al expresar su intención de “probar a la gente que realmente podemos hacer los cambios que quiere ver”.

Johnson, de 43 años, calcula que su victoria ayudará a proyectar la idea de que los conservadores se han “transformado en un partido en el que se puede confiar de nuevo”. Él también necesita ganarse la confianza de gran parte de la población, incluidos simpatizantes y afiliados tories que dudan de su capacidad para gestionar una administración con un presupuesto anual en torno a los 4.000 millones de euros.

“Un equipo nuevo está preparado para entrar en el City Hall”, advirtió la noche de su sonado triunfo.

Con una victoria ajustada –140.000 votos le distancian del alcalde saliente, Ken Livingstone– Johnson se mostró generoso al negar que Londres se haya “convertido de la noche a la mañana en una ciudad conservadora”.

Le apoyó, principalmente, el electorado de los suburbios residenciales que ejerció en masa el derecho a influir sobre el futuro Gobierno de la capital.
Un sondeo de YouGov sugiere que el 41% de los londinenses considera que Johnson no es suficientemente serio para liderar la multicultural urbe.

El nuevo alcalde es, después de Cameron, el político tory más reconocido por los británicos y, hasta la fecha, el más propenso a meter la pata y a ofender a mucha gente. En un debate electoral, con una audiencia gay, Johnson se declaró a favor de la libertad y la no interferencia del Estado en la esfera privada en justificación a un artículo en el que arremetió con un par de golpes bajos contra el matrimonio entre homosexuales. “Discúlpate, discúlpate”, le pedía el público.

No era la primera ocasión que debía hacer un acto de contrición en voz alta. Los conservadores sueñan ahora con que el capítulo de disculpas quede enterrado en el pasado. Con su entrada en la alcaldía de Londres, Johnson se ha convertido en abanderado del conservadurismo de Cameron, más abierto teóricamente a las minorías y receptivo a las clases medias que habían huido hacia el New Labour de Tony Blair.

Un paso en falso del nuevo alcalde puede arruinar la imagen centrista que el líder tory viene construyendo desde 2005. “Los tories van a estar conteniendo la respiración durante los próximos años”, ha señalado Michael Portillo, ministro en tiempos de Margaret Thatcher y John Major. Estarán suspirando para que Johnson no sea un desastre en su primer puesto de mando político.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional