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Asalto al Capitolio El Congreso ratifica la victoria de Biden tras la noche de violencia y caos en el Capitolio

Trump facilitará "una transición ordenada" para que los demócratas lleguen a la Casa Blanca el 20 de enero después de que el Congreso reconociera que Biden ganó las elecciones. El republicano ha cambiado su postura después de que cientos de ultraderechistas tomaran el capitolio el miércoles para impedir el cambio de mandato.

Trumpistas se concentran frente al Capitolio para impedir la ratificación de la victoria electoral de Joe Biden.
Manifestantes pro-Trump ondean pancartas durante los enfrentamientos con la policía del Capitolio. Shannon Stapleton / REUTERS

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El fin de la era Trump no iba a ser fácil. La forma en la que el Congreso ha ratificado la victoria electoral de Joe Biden este jueves refleja muy bien el inmovilismo del dirigente republicano, que ha instigado a sus seguidores durante meses a salir a las calles y no aceptar la llegada de los demócratas a la Casa Blanca. Las acusaciones infundadas de fraude electoral han desembocado en una escalada de violencia sin precedentes que pasará a la historia. Tanto es así, que el miércoles, miles de personas partidarias de Trump tomaron el Capitolio para impedir que la Cámara de Representantes ratificase los resultados de los comicios de noviembre, algo que suponía el fin de la resistencia de Trump desde el punto de vista legal.

Durante cerca de tres horas, ultraderechistas de diversa índole –ataviados con pieles de animales o vestidos como paramilitares– asediaron el Capitolio, aplazando la votación en la que, horas más tarde, se confirmaba la victoria de Biden y Harris y la salida de Trump de las instituciones presidenciales. La escalada de violencia ha adquirido unas dimensiones preocupantes, desencadenando reacciones de líderes internaciones de todo el mundo, que llamaban al republicanismo norteamericano a condenar los hechos y abrazar la democracia de una de las naciones. 

Los trumpistas no sólo asediaron este edificio institucional. Rompieron cristales y un centenar de ellos penetraron en su interior, dejando para la historia imágenes como la de un ultraderechista sentado con los pies en la mesa del despacho de Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes. La democracia estadounidense se tambaleaba y la revuelta tomaba tintes de un intento de golpe de estado que, por el momento, ha dejado ya cuatro muertes, cerca de veinte policías heridos y 52 detenciones.

La sangre no sirvió de mucho. Mientras Biden –a la espera de poder reanudar la votación para consolidar su victoria electoral– reclamaba justicia y democracia, y pedía a la "mafia" ultraderechista que abandonara la violencia, Trump publicaba un vídeo en las redes sociales en el que mantenía el argumento del fraude electoral y pedía con tibieza a sus seguidores que se manifestaran de forma pacífica.

No obstante, la ambigüedad del dirigente republicano ha sido el principio del fin de sus apoyos. De hecho, la postura que Trump mostró en ese vídeo desencadenó una oleada de dimisiones en su entorno, con cuatro renuncias dentro de su equipo. También Mike Pence, su vicepresidente, le dio la ha dado la espalda, tildando de "antiética" la postura inmovilista. 

La acción policial, finalmente, pudo contener a los manifestantes que habían tomado las instituciones, desalojando el capitolio de extremistas ultraderechistas y dando paso a la reanudación de la votación. Así, las objeciones planteadas por Trump en la Cámara de Representantes han terminado siendo desestimadas por los demócratas y parte de los republicanos. 

Tras la ratificación del Congreso a la victoria de Biden y Harris, Trump ha cambiado su posición, posiblemente al verse cada vez más aislado dentro de su partido y su entorno más cercano. De ese modo, el dirigente republicano ha aceptado su derrota y ha asegurado que facilitará "una transición ordenada" en la Casa Blanca. 

En cualquier caso, la forma en la que Biden ha conseguido el reconocimiento del Congreso revela que su mandato estará marcado por un escenario convulso. Y es que Trump abandonará la Casa Blanca, pero las escenas del miércoles muestran que la hostilidad del trumpismo seguirá en las calles. De hecho, un sondeo de la firma YouGov revela que casi la mitad de los votantes republicanos respaldan la escalada de violencia vivida en el Capitolio durante el miércoles.

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