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La 'guerra del jabalí' enfrenta a la Xunta del PP de Alfonso Rueda con el Ayuntamiento socialista de A Coruña

Las dos administraciones se acusan mutuamente de inacción ante el problema de los cerdos salvajes que se instalan en el centro de la ciudad.

16/9/23 Dos jabalíes se pasean por un aparcamiento subterráneo en el barrio de Os Mallos, en A Coruña.
Dos jabalíes se pasean por un aparcamiento subterráneo en el barrio de Os Mallos, en A Coruña. Youtube

Quizá suena exagerado decir que campan a sus anchas o que han tomado las calles de la ciudad. Pero los coruñeses llevan semanas intercambiando en redes sociales vídeos e imágenes que muestran a una simpática y pacífica familia de jabalíes -dos adultos y tres crías- deambulando pausadamente por las calles como quien se está pensando en empadronarse en la villa.

Sucede desde hace años, pero este verano la presencia de esos animales en el casco urbano, como muestran algunos vídeos difundidos en  X -antiguo Twitter- y que saltean este texto, ha superado la categoría de anécdota.

Cerdos salvajes disfrutando de la fuente de Cuatro Caminos, en pleno centro; paseando por concurridos parques a plena luz del día; cruzando al atardecer la Avenida del Ejército, junto al puerto, para hocicar alegremente entre la hierba de las cunetas; garbeando por el subsuelo en el interior de un aparcamiento público, medio despistados, como cualquier conductor que busca entre los coches dónde está el suyo... Si se unen las grabaciones y se les pone música, hasta darían para un entrañable video de vacaciones en familia.

En los últimos tiempos no es infrecuente que los animales silvestres, y en especial los jabalíes, bajen a los centros de las ciudades en busca de comida, empujados por la presión urbanística sobre sus hábitats en el entorno rural de las ciudades. Sobre todo si éstas son pequeñas o medianas, como A Coruña, que no supera los 250.000 habitantes.

Cuando disminuye la intensidad de la temporada estival, el centro suele ofrecer noches cálidas y apacibles, sin demasiado tráfico, escasos paseantes a dos patas y, sobre todo, comida abundante y de fácil acceso en los contenedores de basura y en la tierra húmeda de parques y jardines.

Desde hace unas semanas, la Xunta del PP de Alfonso Rueda y el Ayuntamiento de la alcaldesa socialista Inés Rey se han declarado la guerra a costa de los porcos bravos. Se acusan mutuamente de inacción y de eludir el ejercicio de sus respectivas competencias, mientras la familia jabalí aprovecha el desencuentro para seguir pateando tan campante una urbe cuyos vecinos también se han sumado al debate, aunque muchos no saben de qué parte posicionarse.

Por el momento, las medidas que ha ofrecido la Xunta parecen más llamativas que efectivas, como instalar jaulas en las ciudades para capturar a los animales y luego devolverlos al monte o sacrificarlos, o permitir directamente esto último mediante batidas de arqueros amateur, que ya ha autorizado en municipios colindantes.

"Ninguna de esas acciones va a resolver el problema", advierte Rubén Pérez Sueiras, director de campaña y activista de la Fundación Franz Weber. "Se trata de un problema convivencial y lo que debemos hacer es revertir el proceso de adaptación al entorno urbano que está experimentando la especie", apunta.

Según un estudio del sindicato Unións Agrarias, en Galicia habitan unas 9.000 piaras con una población total estimada de unos 180.000 jabalíes, que en las zonas rurales provocan daños en los cultivos que esa organización estima de en torno a 15 millones de euros anuales.

La Xunta declaró la semana pasada la "emergencia cinegética" en 248 municipios, el 80% del territorio de Galicia, una decisión que permitirá cazarlos durante cinco meses, hasta el próximo 25 de febrero, prácticamente sin restricciones. Según la directora xeral de Patrimonio Natural, Belén do Campo, se podrán abatir sin límite de ejemplares, jabalís de ambos sexos, "prioritariamente hembras adultas y subadultas de cualquier edad" e incluso, con autorización previa, sus crías.

"Es la tercera vez que declaran esa emergencia en cinco años, y el resultado salta a la vista: esa medida no funciona", recuerda el portavoz de la organización ecologista, quien apunta además que la presión cinegética sobre las jabalíes en las zonas rurales contribuirá aún más a empujarlos a los entornos urbanos.

La Xunta también ha recomendado a los ayuntamientos que procedan a "desbrozar" el verde en todo su territorio, algo que parece más que imposible y que además, según los ecologistas, no surtiría efecto dado que los jabalíes pueden esconderse en áreas muy reducidas y que, además, ya han empezado a instalarse en zonas de escasa vegetación.

La alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, por su parte, ha culpado al Gobierno de Alfonso Rueda por "dejación de funciones" y ha recordado que, aunque pueda "parecer jocoso", los animales representan un serio problema para la seguridad, que la Xunta es responsable de su control en las zonas rurales para evitar que lleguen a las ciudades, y que el Ayuntamiento poco puede hacer más allá de enviar a la Policía local para vigilar que no causen daños graves. "¿Qué hago, los empadrono?", se pregunta la regidora.

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