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La asignatura pendiente de saber dar una mala noticia

La comunicación médico-paciente, esencial para lograr buenos resultados en salud, empieza a llegar a las facultades

ANTONIO GONZÁLEZ

A muchos médicos, por lo demás muy competentes en el ejercicio de su profesión, se les atraganta el momento de dar una mala noticia a un paciente. Sin embargo, saber comunicar de forma eficiente un diagnóstico, por negativo que sea, se traduce en mejores resultados de salud. Por ello, las facultades de medicina están empezando a incluir la comunicación médico-paciente entre las disciplinas que deben dominar los futuros facultativos.

“Dar malas noticias es complicado, pero tiene una técnica que hay que respetar, y que debe ser enseñada en clase”, argumenta Laura Aliaga, de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). A su juicio, la comunicación entre galeno y paciente “es una necesidad que se ha empezado a valorar ahora porque el médico tiene menos tiempo; se ha perdido la cercanía y el trato personal, y muchas veces el facultativo se centra en su trabajo técnico dejando de lado la comunicación, que ayuda mucho”.

Pero algunos médicos siguen sin ser conscientes de la necesidad de formarse en este campo. “Los expertos le dan importancia a la comunicación, pero no le otorgan mucha credibilidad la formación en esta materia; creen que depende más de personalidad”, señala, por su parte, Ana Sobrino, coordinadora del grupo de Comunicación y Salud de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC). Sin embargo, como recalca esta especialista, “los estudios reflejan que los médicos formados en comunicación, sobre todo si empiezan pronto, ven mejorar su capacidad, y sus pacientes obtienen mejores resultados en materia de control de síntomas y adherencia terapéutica”.

Todos los especialistas coinciden en que comunicar de forma correcta las malas noticiasno es tarea fácil, aunque hay una serie de reglas de oro para garantizar el éxito del médico a la hora de trasladar al paciente el mensaje correcto. Tal como podrán comprobar esta semana en A Coruña los asistentes al XXIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna, que abordará esta cuestión, un aspecto esencial es procurar un entorno adecuado; un lugar tranquilo y donde se pueda garantizar la intimidad de la comunicación. Pero la actitud del médico es también esencial. Según Sobrino, el facultativo debe sentarse junto al paciente, a su altura si está encamado, y no asustarse por las reacciones de llanto o ira del enfermo.

En cuanto al mensaje, el psiquiatra Joan de Pablo, que adiestra a los futuros médicos en esta materia en el Hospital Clínic de Barcelona, cree que “hay dos aspectos fundamentales: la claridad, y transmitirle al paciente que no está solo, que a partir de ese momento hay un equipo de profesionales trabajando con él para superar su enfermedad”. Este experto tampoco es muy partidario de facilitar plazos concretos de supervivencia en caso de enfermedad grave, ya que estos datos tienen carácter relativo. “Dar un margen siempre es más razonable que un plazo fijo”, afirma.

En lo que se refiere al lenguaje, es importante que sea sencillo y claro, evitando uno de los errores más frecuentes entre los médicos: dar demasiada información en una situación en la que el paciente o su familia están bloqueados emocionalmente.

“El médico”, indica Sobrino, “está preparado para dar información desde su perspectiva y puede no darse cuenta de que demasiada información no va a ser asimilada; tiene que pararse e informar en pequeñas dosis, adaptándose al ritmo del paciente”. En este sentido, De Pablo indica que es bueno también hacer una breve introducción para que el paciente “se prepare psicológicamente para la situación que debe sobrellevar”.

Además, el facultativo no debe nunca olvidarse de intentar que el paciente vea la luz al final del túnel. “La información no debe ofrecerse aislada; debe acompañarse siempre de un punto de esperanza, bien sobre un posible tratamiento o una solución, bien en el sentido de que el equipo médico va a acompañar al paciente”, agrega Laura Aliaga.

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