El presidente sudanés, Omar Hasan al Bashir, desafió ayer la orden internacional de arresto que pesa sobre él con un viaje a la vecina Eritrea.

Bashir se reunió con el presidente eritreo, Isaias Afwerki, antes de regresar en el mismo día a Sudán, en un viaje que fue mantenido en secreto por las autoridades sudanesas durante toda la mañana y primeras horas de la tarde.

Se trata del primer viaje de Bashir al extranjero desde que la Corte Penal Internacional (CPI) dictara el pasado 4 de marzo una orden de arresto por crímenes de guerra y lesa humanidad cometidos en la región oeste de Darfur, donde se estima que han muerto 200.000 personas y más de 2,7 millones han sido desplazadas por la violencia.

Las autoridades eritreas mostraron su apoyo a Bashir y su rechazo al proceso iniciado por la CPI. 'Nosotros y todos los estados africanos que apoyamos a Al Bashir consideramos que la orden de arresto contra él es una provocación directa contra el pueblo y los países del cuerno de África', dijo el ministro de Información eritreo, Ali Abdu Ahmed, en declaraciones a la cadena de televisión qatarí Al Yazira.

El viaje, en opinión del analista del International Crisis Group Fouad Hikmat, 'parece un acto simbólico, para demostrar que puede hacerlo [viajar]'. 'Sólo ha ido a ver a un país vecino sin demasiada relación con la comunidad internacional. La verdadera pregunta es si podrá cruzar espacio aéreo internacional para ir a Qatar', añadió Hikmat.

Bashir ha decidido, a pesar de la orden de arresto, asistir tanto a la cumbre de la Liga Árabe del 30 de marzo en la capital qatarí como a la reunión de jefes de Estado árabes y suramericanos del día siguiente.

El domingo, la Organización de Ulemas (eruditos del islam) de Sudán emitió una fatua que recomienda al presidente Bashir no viajar a Doha por si es detenido, informó el Centro para los Servicios Periodísticos sudanés. 'Los enemigos están al acecho de usted (Bashir), de su país y de su religión', añadía la fatua.