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Berlusconi vuelve a salvar la cabeza

Il Cavaliere logra superar la moción de confianza con 316 votos, lo que implica que sigue teniendo la mayoría en el Parlamento

DANIEL DEL PINO

A las 14.22 horas de este viernes todos los partidos de la oposición italiana se dieron cuenta de que la película que estaban protagonizando no era ‘Rebelión en la granja' sino ‘El día de la marmota'.

Silvio Berlusconi había superado la moción de confianza a la que se vio obligado a someterse después de que el pasado martes el Parlamento rechazara las cuentas generales del Estado de 2010. Y el resultado de la votación, 316 votos a favor y 301 en contra, confirma que el primer ministro mantiene la mayoría absoluta en la Cámara Baja, lo que le legitima para continuar al frente del Gobierno. El mismo final de siempre.

Y no es que no lo hubieran intentado. Por primera vez que se recuerde las formaciones de izquierdas, de centro y de derechas contrarias a Berlusconi actuaron como un único frente para explotar al máximo las debilidades del Gobierno.

No asistieron al discurso del premier en el Parlamento el jueves para pedir el voto de confianza; y hoy no se presentaron a la declaración de posiciones que siempre se realiza antes de cualquier votación; y esperaron a la segunda llamada a votar durante la moción con la esperanza de que el Ejecutivo no hubiera conseguido reunir el número de parlamentarios necesario (la mitad más uno, según las reglas de la Cámara) para que se validara el voto.

Por un momento, cuando comenzaron a multiplicarse las noticias de diputados de la mayoría que anunciaban su abstención o su voto en contra de Berlusconi a primera hora de la mañana, pareció que lo conseguirían. Ni con esas. Los disidentes no fueron tantos.

Fabio Gava y Giustina Destro del Pueblo de la Libertad (PdL); Luciano Sardelli de Pueblo y Territorio (más conocidos como los Responsables, el grupo de tránsfugas que salvó a Il Cavaliere en la moción de censura de diciembre del año pasado); Santo Versace, que recientemente desertó del PdL para pasar al Grupo Mixto; y Calogero Maninno, en esa formación.

De los treinta diputados que junto a Claudio Scajola llevaban toda la semana haciendo temblar los cimientos del berlusconismo, sólo Gava y Destro fue consecuentes. El coordinador nacional del PdL, Denis Verdini, que según aseguraron los medios pasó la noche en vela llamando uno por uno a todos los miembros del Gobierno para asegurarse el voto, consiguió su objetivo. Victoria de Berlusconi. Punto y final. 

Al premier, sin embargo, le habría gustado un margen más amplio: 'Estamos en 316 porque dos de los 318 que somos, no han podido venir por enfermedad'. Aunque se congratuló de que 'la emboscada no ha servido de nada. La oposición ha hecho una cagada'.

Ya por la tarde, después del Consejo de Ministros, Berlusconi advirtió de que 'lo que ha sucedido debe enseñarnos que no se puede bromear, tenemos que ser más rigurosos sobre nuestra presencia en el Parlamento'. Falta les hace porque en tres años de legislatura han perdido 98 votaciones por el absentismo de los suyos.

En esa reunión, el Gobierno aprobó el nuevo texto de las cuentas que deberá ser votado en Senado y Parlamento, y la ley de Estabilidad económica, que implica nuevos recortes millonarios a los ministerios de Medioambiente, Sanidad y Agricultura.

También hubo tiempo para los premios y recompensas. Catia Polidori, una de las tránsfugas de la moción de censura de diciembre, y Aurelio Misiti, ex diputado de la Unión de Centro que protegió a Berlusconi del caso Ruby con su voto en el Parlamento, fueron ascendidos a viceministros. Luego, el premier se reunió con el presidente de la República, Giorgio Napolitano, que tras el batacazo del martes le exigió que verificara sus números en el Parlamento.

Ahora hay que esperar a ver cómo se recolocan las piezas, pero pese a la victoria, es discutible que Il Cavaliere siga teniendo el poder moral para apaciguar a los aliados que piden cambios inmediatos.

El propio Scajola, antes y después de votar, se fue a la prensa y lanzó varios mensajes claros: 'Si no hay cambios, los nombres de diputados que no votarán la próxima moción de confianza se multiplicarán y se irá todo al garete', 'ahora toca construir y agrandar [la mayoría] para vencer'. Por su parte, Umberto Bossi, de la Liga Norte, volvió a poner las cartas sobre la mesa: 'Berlusconi sabe que aquí el que decide si se adelantan las elecciones soy yo'.

También es poco probable que los mercados interpreten la moción como una señal de estabilidad. La única victoria verdadera para Berlusconi es que gana tiempo para seguir trabajando en varias leyes que le salven de los cuatro procesos judiciales que tiene abiertos.

¿Y la oposición? La derrota es manifiesta. Por mucho que el líder del Partido Democrático, Pierluigi Bersani, resaltara que la mayoría hubiera perdido algún diputado. Y sobre todo para su partido, que no pudo controlar que los seis parlamentarios del Partido Radical que engrosan sus filas votaran antes de la cuenta la moción poniendo en riesgo toda la estrategia común.

También lo es aunque Antonio Di Pietro, de Italia de los Valores, dijera que 'la mayoría no existe, es sólo numérica y no política', o que Pierferdinando Casini de la Unión de Centro, pronosticara que 'las elecciones están cada vez mas cerca, Berlusconi es como el último mohicano'.

Lo único que sacan en claro es que la unión hace la fuerza. Y vistas las vidas que tiene Berlusconi, no es poco.

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