Este artículo se publicó hace 15 años.
Bruni niega haber pedido a Brasil que no extradite a un italiano
La primera dama francesa, Carla Bruni, apareció el domingo en la televisión italiana para desmentir unas informaciones que señalaban que persuadió a Brasil para que no extraditara a un activista italiano, después de que el año pasado fuera criticada en su país natal por apoyar a una guerrillera exiliada en Francia.
Bruni, cantante italiana y ex modelo que se casó hace un año con el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, dijo en un programa de televisión que estaba "muy sorprendida de que los medios italianos crean que jugué un papel semejante".
"Nunca me atrevería, en primer lugar porque no es mi ideología. Nunca he intentado defender a Cesare Battisti", declaró a la cadena estatal RAI en una entrevista grabada.
Bruni respondía a la acusación hecha la semana pasada por un grupo de víctimas del terrorismo de que ella, de algún modo, estaba detrás de una decisión del presidente brasileño Luiz Ignacio Lula da Silva de conceder refugio político a Battisti, que se escapó de una prisión italiana en 1981.
Battisti se enfrenta a una condena a cadena perpetua por cuatro asesinatos cometidos en la década de 1970, una época conocida como "Los Años de Plomo", cuando perteneció al grupo Proletarios Armados por el Comunismo.
Battisti huyó a Francia y luego a Brasil, donde fue arrestado en 2007.
Bruni ya ha sido criticada por políticos italianos por su cercanía con una miembro de las Brigadas Rojas que vive en Francia, Marina Petrella. Cuando Francia se negó a extraditarla el año pasado, Bruni visitó a Petrella en el hospital para darle la noticia.
El grupo de víctimas del terrorismo acusó a Bruni de convencer a Lula para que no extraditara a Battisti, aunque no dijo cómo consiguieron tal información, que fue negada por la oficina de Sarkozy.
"La esposa de un presidente de la República nunca iría y hablaría al presidente brasileño acerca de algo que no tiene nada que ver con Francia", dijo Bruni a la RAI.
El caso Battisti estuvo cerca de provocar un roce diplomático con Brasil. El presidente italiano, Giorgio Napolitano, expresó "sorpresa y preocupación" ante la decisión de Brasil y Roma dijo que estaba considerando retirar su embajador ante Brasilia en protesta.
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