El listón de desvergüenza estaba muy alto y todo parece indicar que el diputado conservador David Wilshire lo ha superado. La reputación de los parlamentarios británicos no va a mejorar al saberse que Wilshire facturó con cargo a los presupuestos de la Cámara 115.000 euros con destino a una empresa que le llevaba los asuntos de administración y secretaría.

La empresa se llamaba Moorlands Research Services y sus dueños eran el propio Wilshire y su novia. Un organismo del Parlamento ha comenzado a estudiar esta sospechosa situación.

Wilshire facturó 3.500 euros al mes entre 2004 y 2008. El diputado alega que nunca obtuvo ningún beneficio personal y que la compañía ya no existe. Su credibilidad no es muy alta. Hasta ahora, la prensa no ha conseguido encontrar mención alguna a Moorlands en ningún registro oficial.

Wilshire es uno de los diputados tories más veteranos de la Cámara. Se hizo conocido cuando jugó un papel relevante en la aprobación de una ley en 1998 por la que se prohibía a las autoridades locales que 'promovieran la homosexualidad', una función seguramente desconocida en muchos Ayuntamientos.

El líder conservador, David Cameron, pidió perdón en nombre del partido a la comunidad gay en julio de este año por esa ley.

Se da la circunstancia de que Wilshire no tiene que devolver ningún dinero al Parlamento por recibir fondos públicos para pagar la hipoteca y los gastos de mantenimiento de su segunda residencia, lo que sí ha ocurrido a muchos de sus colegas de escaño y al primer ministro, Gordon Brown.

Quien sí tiene que hacerlo es el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow. El auditor de los gastos de los parlamentarios no le exigió ninguna cantidad, sino sólo información adicional sobre la hipoteca.

Berkow afirma que revisó sus documentos y descubrió que debe devolver 1.064 euros, producto de un error 'accidental' ocurrido cuando cambió de hipoteca.