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El empate de Italia desvía la atención al público

Reuters

La selección italiana de fútbol, campeona del mundo actual, estaba razonablemente satisfecha con su empate del sábado ante Bulgaria en su partido del Grupo 8 de clasificación para el próximo mundial, pero menos contenta con algunos problemas menores entre el público de Sofía.

Con muy pocas ocasiones de gol durante el partido, los medios italianos se centraron en un grupo de aficionados de los visitantes que lanzaron botellas al público búlgaro y realizaron saludos y cánticos fascistas.

Además, la policía de Sofía arrestó a tres aficionados italianos por quemar una bandera búlgara mientras sonaba el himno nacional, según anunció el domingo la agencia estatal de noticias.

También cuatro seguidores búlgaros fueron detenidos por entrar con fuegos artificiales en el estadio nacional Vasil Levski.

En los últimos años, Italia ha luchado contra un problema de vandalismo relacionado con el fútbol, y ha sufrido tensiones con inmigrantes de Europa del Este en todo el país.

"Los aficionados tienen que ser castigados", afirmó en la cadena Rai el presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Giancarlo Abete. "Se vendieron entradas con nombre, así que podemos identificar a todas y cada una de las personas".

En el campo, el novato Simone Pepe ofreció un juego poco sobresaliente, mientras que su compañero el delantero Giuseppe Rossi, que jugaba por primera vez con su selección, estuvo más metido en el partido y podría haberse ganado la titularidad en el partido que tienen el miércoles en casa frente a Montenegro.

Luca Toni no podrá jugar, suspendido tras ser expulsado en Sofía, pero en cualquier caso era probable que no hubiera sido titular.

El jugador del Bayern de Múnich tuvo otra tarde poco inspirada, saliendo en lugar del más animado Alberto Gilardino.

Italia lidera el Grupo Ocho con siete puntos de tres partidos.

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