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Escaso eco de una convocatoria que defendía los beneficios del beso

EFE

La timidez, la pereza, las condiciones meteorológicas o simplemente el desconocimiento de la convocatoria se han impuesto hoy a la "besada" saludable prevista en una céntrica plaza de la capital granadina, a la que, no obstante, sí se han sumado unos pocos lugareños, turistas y transeúntes.

Quizá los granadinos, que no se han animado a secundar masivamente esta cita a favor del ósculo, no sabían que con cada beso se consumen doce calorías y se mueven hasta 36 músculos del rostro, como han puesto de manifiesto en el Tercer Congreso Andaluz de la Sociedad Española de Atención Primaria (Semergen).

Precisamente, los organizadores de esta cita, que ha reunido en Granada a más de cuatrocientos médicos en los tres últimos días, habían organizado una "besada" pública para intentar promover de forma lúdica los beneficios del beso en la salud de quien lo practica.

Y es que, como ha manifestado el psiquiatra Jesús de la Gándara, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital General Yagüe de Burgos, este tipo de carantoñas tiene unos "efectos" que van más allá de los meramente relacionados con los sentimientos, el afecto o la relación social.

Este experto, que pronunció la conferencia "La química del amor y el lenguaje del beso", considera que "algo ha de tener" esa mínima parte de piel especializada -la de nuestro labios- si le hemos confiado buena parte de nuestra relación con los demás.

El psiquiatra, que ha rebuscado en la ponencia de clausura del congreso en los entresijos, la fisiología y las condiciones sociales, etológicas y antropológicas del beso, enfatiza sobre las consecuencias saludables de este acto de comunicación, según han informado los organizadores.

"No se trata de analizar esta peculiar conducta humana con la frialdad marmórea de las estadísticas, pero tampoco con la ligereza insustancial de ciertos manuales de 'bricolaje' del beso", comenta De la Gándara, quien cree que casi todos los días y casi todas las personas besamos, aunque casi nunca pensamos en sus "motivos, maneras y consecuencias".

Al besar, además de consumir doce calorías y mover 36 músculos de la cara, en el cerebro se activan una serie de zonas y también se ponen en marcha tres hormonas, la oxitocina, la dopamina y la endorfina.

Estas reacciones pueden ayudar a calmar dolores físicos actuando como "analgésicos naturales", sostiene por su parte el presidente del Congreso, el doctor Juan Sergio Fernández, quien ha aclarado que los médicos promulgan el beso entre personas "sanas", ya que besar también puede derivar en enfermedades, al igual que toser o respirar.

En concreto, la conocida "enfermedad del beso" se transmite por vía respiratoria, como puede ocurrir con la gripe o la tuberculosis, aunque a quien le puso esa otra denominación a la mononucleosis infecciosa "le pareciera un nombre bonito y llamativo".

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