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Muere a los 100 años una de las mujeres que ayudó a Ana Frank

Reuters

La última superviviente del grupo que ayudó a Ana Frank y a su familia a esconderse de los nazis en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial y a conservar sus diarios, ha muerto a la edad de 100 años.

Miep Gies, una secretaria holandesa, formó parte del grupo de no judíos que suministraron víveres a la familia judía de Ana en un almacén secreto en una casa de Ámsterdam entre julio de 1942 y agosto de 1944, antes de que el edificio fuera asaltado por las SS nazis.

Gies murió el lunes por la noche después de una corta enfermedad, según un comunicado publicado en su página web autorizada.

"No hay nada especial sobre mí", escribió Gies en un libro publicado por primera vez en 1987. "Nunca he querido una atención especial. Sólo deseaba hacer lo que se me pidió y lo que parecía necesario en ese momento".

Después de que Ana y su familia fueran trasladados a campos de concentración, donde Ana murió en 1945, Gies puso a salvo sus diarios y se los entregó al padre de Ana, Otto, que sobrevivió a los campos y los publicó en 1947.

Como resultado, Ana Frank consiguió la fama de manera póstuma por los diarios que ella conservó durante la guerra. Traducidos a más de 70 idiomas, sigue siendo uno de los libros más vendidos del mundo y describe gráficamente la vida durante aquellos años.

Después de la guerra, Gies dio conferencias para mantener viva la memoria de Ana y mantuvo correspondencia con gente de todo el mundo. También hizo campaña contra la negación del Holocausto y otras causas.

SALVANDO LA MEMORIA DE ANA

Nacida en Viena y de padres cristianos el 15 de febrero de 1909 con el nombre de Hermine Santruschitz, se trasladó a Leiden en 1920 para escapar de la escasez de comida y fue criada por una familia holandesa que se mudó a Ámsterdam dos años después y la apodó Miep.

Comenzó a trabajar como oficinista en una fábrica textil pero perdió su trabajo en 1933 cuando se profundizaba la crisis económica. Después fue empleada por el padre de Ana, Otto Frank, que era director de una compañía productora de pectina.

Gies evitó ser deportada a Austria al casarse con su novio holandés, Jan, en 1941. Su hijo Paul nació en 1950 y vivieron en Ámsterdam hasta 1993, cuando Jan murió a los 87 años. Paul ha abierto ahora un registro de condolencias en su página web.

Gies y su marido se hicieron amigos de la familia Frank, y cuando Otto pidió ayuda estuvieron de acuerdo en esconderlo a él y a su familia en el anexo secreto, dándoles comida diariamente y aportando un vínculo con el mundo exterior.

En agosto de 1944, después de 25 meses escondidos, la familia Frank fue arrestada, pero un oficial austriaco de las SS salvó a Gies del cautiverio por simpatía, con la condición de que prometiera no huir.

Gies encontró los diarios de Ana entre los restos que quedaron tras el asalto y los guardó en su escritorio sin ni siquiera leerlos. Después de terminar la guerra, cuando quedó claro que Ana no iba a volver, se los entregó a su padre.

Ha recibido honores de varios gobiernos e instituciones, y el año pasado la Unión Astronómica Internacional le puso su nombre a un asteroide.

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