El director teatral, realizador de cine y guionista Narciso "Chicho" Ibáñez Serrador, a quien el 1 Festival Internacional de Cine y Ficción para Televisión (SeminciTV) rinde esta tarde un homenaje en Valladolid, considera que prácticamente ya se ha hecho de todo en televisión.

"¿Qué puedo hacer yo que no se haya hecho ya? Muy poco prácticamente nada", ha reflexionado esta tarde en una rueda de prensa Ibáñez Serrador (Montevideo -Uruguay, 1935), en cuyo haber figura el haber conseguido en 1965 el primer premio internacional en la historia de TVE con "El último reloj", una adaptación del relato de Edgard Allan Poe.

El inventor de la serie televisiva "Historias para no dormir" y del popular y longevo concurso "Un, dos, tres... Responda otra vez", no se reconoce en la televisión actual, ha desvelado que nadie le ha preguntado qué es lo que quiere hacer y ha considerado algo "muy peligroso" la desaparición de la publicidad en la pequeña pantalla.

Si no existe una fuente de financiación para un programa, "lo natural es que se intente hacerlo cada vez más barato. Es lo mismo que un periódico sin anuncios", ha señalado el popular actor, realizador y guionista televisivo, quien ha expresado sus dudas acerca de los méritos que ha contraído para recibir este premio.

"Es muy de agradecer, pero creo que le he dado muy poco al cine, nada, lo suficientemente importante como para recibir esta distinción", ha señalado.

Ha rechazado, por otra parte, el moderno concepto de 'telebasura' acuñado por la crítica, y ha propuesto en su lugar el de "teleapagada", ya que en su opinión la culpa de una programación superflua o perniciosa la tiene quien se sienta delante de la pantalla para prestarla atención.

"Cada país tiene la televisión que se merece, una programación hecha a la medida del pueblo, ya que cuando se hace a gusto de los gobernantes se convierte en un panfleto publicitario, en algo muy aburrido", ha explicado por otra parte.

A punto de cumplir 74 años de edad, el próximo 4 de julio, "Chicho" ha reconocido que lo que más le gusta de la pequeña pantalla es observar, cuando existen carencias de guión y de argumento, las dotes de comunicación de los actores o de los presentadores, "lo cual no es nada fácil".

Sigue viendo mucha televisión porque aprende, considera que su función principal "es la de entretener", añora la de la época de Franco como "más amena" que la actual y, antes que nada, se considera "público".

Acerca del miedo y del suspense, que cultivó en sus "Historias para no dormir", cuya primera temporada estrenó en 1966, ha manifestado que "es el eco del que hemos tenido sobre todo cuando éramos niños".

"Los primeros grandes sustos que tenemos se producen en la cuna, cuando sonaba un trueno y cuando nos dábamos cuenta de que nos encontrábamos solos y a oscuras: son lugares comunes que no fallan porque somos seres con muy pocas defensas", ha concluido.