Este artículo se publicó hace 15 años.
La prevención es la única defensa cinco años después del tsunami del Índico
La catástrofe causada por el tsumani, del que mañana se cumplen cinco años y que sorprendió a una docena de países del Océano Índico y causó 226.400 muertos, evidenció que la prevención es hoy la única defensa de la población ante la colosal fuerza de la naturaleza.
Por eso y porque los expertos no descartan que bajo la corteza oceánica del Índico se produzca otro potente seísmo capaz de generar un tsunami con una dimensión similar, los organismos internacionales se centran ahora en el desarrollo de la prevención y concienciación en las comunidades más expuestas si eso ocurre.
"El problema no es el tamaño del tsunami, es la gran densidad de población es las zonas de riesgo", apuntó Kerry Sieh, director del observatorio de Singapur.
La comunidad internacional respondió a la catástrofe del 26 de diciembre de 2004, con una masiva movilización de recursos que permitió restablecer los servicios básicos y la atención a las víctimas.
Después llegó la fase de rehabilitación de las zonas afectadas, que se desarrollo hasta el punto que, según UNICEF, la situación actual es mejor que la de antes del cataclismo.
Al igual que la Federación Internacional de la Cruz Roja, otras organizaciones internacionales consideran que la prevención es la clave para proteger la región de otro cataclismo.
"Hacer llegar este mensaje a las comunidades rurales, a la gente en el terreno que se tiene que proteger de alguna manera (ante un desastre natural) sigue siendo un reto", reconoció Al Panico, jefe de la Unidad Tsunami de la Federación de la Cruz Roja.
A su juicio, este aspecto que quedó apartado durante la etapa de reconstrucción de viviendas, infraestructuras y servicios en los países afectados es "lo que realmente va a salvar vidas a largo plazo".
Los expertos creen que se podrían haber evitado decenas de miles de muertes si la alerta se hubiese dado con media hora de antelación y si las poblaciones costeras hubiesen sido informadas sobre las distintas formas de actuar para protegerse de la embestida del tsunami.
Al Panico instó a corregir estas anomalías con la concienciación y un mayor compromiso internacional "en términos de financiación, pero también de acción".
El pasado mes de septiembre, un seísmo de 7,6 grados en la escala abierta de Richter sacudió la región occidental de la isla indonesia de Sumatra, y aunque el Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico emitió un aviso de peligro, el mecanismo indonesio permaneció mudo.
Ese fallo evidenció para los expertos, la escasa fiabilidad del sistema de alerta rápida montado en Indonesia, después de que unas 170.000 personas perdieran la vida en la provincia de Aceh a causa del tsunami ocurrido hace cinco años.
Países como la India, Indonesia y Tailandia, entre los más afectados en 2004, han creado sus propias agencia de gestión de catástrofes y observatorios de alerta, aunque según la Federación Internacional de la Cruz Roja, para ser eficaces es preciso que los gobiernos de la región, redoblen sus esfuerzos en prevención y concienciación.
Un total de 18 países bañados por el Océano Indico probaron el pasado octubre en un simulacro organizado por Naciones Unidas, el sistema conjunto de alerta de tsunami que los gobiernos de los países de la región acordaron crear tras la catástrofe.
En la creación del sistema de alerta de tsunami, que consta de boyas marinas con sensores que detectan la formación de olas y sirenas en las costas, se han invertido unos 150 millones de dólares, de acuerdo a la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La prueba del sistema de alerta se llevó a cabo dos semanas después de que un tsunami causará cerca de dos centenares de muertos en las islas Samoa y en Tonga, en el Océano Pacífico, que dispone de su propio sistema de alerta desde 1965.
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