Este artículo se publicó hace 11 años.
Putin, un año de "caza de brujas"
Putin asegura que en Rusia nadie es encarcelado por sus convicciones, pero varios de los líderes de las protestas antigubernamentales han sido condenados, están siendo juzgados o se encuentran bajo arresto domiciliario
El presidente ruso, Vladímir Putin, cumple hoy, martes, un año desde su retorno al Kremlin , tiempo durante el que ha lanzado una auténtica "caza de brujas", mientras la economía se ralentiza a marchas forzadas amenazando sus promesas electorales.
"No veo aquí ningún rasgo de estalinismo. El estalinismo está ligado al culto a la personalidad, a masivas violaciones legales o a los campos de trabajo. No hay nada de eso en Rusia. Eso no significa que no debamos tener orden y disciplina", dijo recientemente Putin. Seis meses después de las mayores protestas antigubernamentales en 20 años tras las denuncias de fraude en las elecciones legislativas, Putin regresaba al Kremlin con el propósito de acallar a sus detractores en la calle, en internet y en la prensa.
Putin: "No veo aquí ningún rasgo de estalinismo. No hay nada de eso en Rusia."
Para ello, se sirvió de la sumisa Duma o Cámara de Diputados, que aprobó una tras otra y sin apenas debate leyes consideradas represoras por sus víctimas y que Amnistía Internacional tachó de "caza de brujas" contra los nuevos enemigos del pueblo (opositores radicales, blogueros y miembros de las ONG). "A Putin no le gustó nada que su sucesor, Dmitri Medvédev, concediera a los rusos más libertad. Vio en esa política una amenaza a su sistema, lo que sumado al estallido de la Primavera Árabe le llevó a poner en marcha la máquina represora del Estado", aseguró a Efe Serguéi Mitrojin, líder del partido liberal Yábloko.
La primera de esas "medidas preventivas para conservar el poder", según el opositor, fue la ley sobre mítines y actos públicos que impone tales multas en caso de alteración del orden que, desde entonces, la oposición extraparlamentaria apenas ha pisado la calle. Putin asegura que en Rusia no hay presos políticos y que nadie es encarcelado por sus convicciones, pero varios de los líderes de las protestas antigubernamentales han sido condenados, están siendo juzgados o se encuentran bajo arresto domiciliario. El popular bloguero anticorrupción Alexéi Navalni ha sido sentado en el banquillo y podría ser condenado a diez años de cárcel por robar madera; mientras el líder del Frente de Izquierdas, Serguéi Udaltsov, es acusado de organizar violentos disturbios con financiación del exterior.
La otra gran víctima de la ira del inquilino del Kremlin han sido las ONG que reciben financiación exterior y se dedican a actividades políticas, lo que incluye organizaciones como Golos, que se ocupa de supervisar la limpieza de los comicios. Putin está convencido de que Occidente y, en particular, EEUU aprovechan las ONG para la injerencia en los asuntos internos de Rusia, por lo que ahora les quiere obligar a inscribirse como "agentes extranjeros", emulando una ley promulgada por Washington en los años 30 del siglo XX. "Quiere eliminar todas las ONG independientes para tener bajo su control no sólo la burocracia, el Ejército y la Justicia, sino también la sociedad civil", afirmó a Efe Ludmila Alexéyeva, la veterana activista soviética y rusa, candidata al Nobel de la Paz. Varias ONG ya han recibido fuertes multas, lo que amenaza su supervivencia, pero Alexéyeva está convencida de que el objetivo de Putin es "inalcanzable", ya que "una sola persona no puede controlarlo todo en un país tan grande como Rusia".
"Putin no puede controlarlo todo en un país tan grande como Rusia"
Putin ha desandado casi todas los pasos aperturistas de su antecesor durante los anteriores cuatro años, en lo que Human Rights Watch ha calificado como el mayor ataque contra la sociedad civil en Rusia desde el fin de la Unión Soviética. La prensa también recibió su ración de nuevas leyes restrictivas como la que tipifica como delito penal la calumnia seis meses después de que fuera derogada por Medvédev, a lo que se suma la elaboración por ley de una lista negra de páginas web.
Al mismo tiempo, el retorno de Putin al Kremlin ha coincidido con una preocupante ralentización de la economía y la caída de las exportaciones de hidrocarburos, lo que ha disparado los primeros rumores sobre una posible recesión. Putin ha vinculado este estancamiento con la crisis en Europa, junto a China el principal socio comercial de Rusia, pero la mayoría de analistas opinan que el problema es el obsoleto modelo económico y su negativa a reformarlo. "En 13 años de altos precios del petróleo Putin no ha logrado diversificar la economía. Se ha perdido muchísimo tiempo. Tenemos los mismos problemas estructurales que al final de la URSS", dijo a Efe Ruslán Jasbulátov, economista y expresidente del Parlamento ruso.
En su opinión, la dependencia de las exportaciones de hidrocarburos, que representan más del 50 % del presupuesto, frenan el desarrollo tecnológico y convierten a la economía rusa en altamente inestable. Si la economía rusa se estanca, no tendrá fondos para cumplir las promesas electorales de bienestar social, por lo que el Estado tendría que recurrir a las reservas de divisas, lo que pondrá en peligro la misma estabilidad de Rusia, el bien más preciado por Putin.
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