Este artículo se publicó hace 15 años.
La suerte de los buenos
Cinco años después, Barrichello logra una victoria tras un error de McLaren que fulminó a Hamilton. Alonso remonta dos posiciones y acaba sexto. Alguersuari, decimosexto en su segunda carrera
Rubens Barrichello es un simpático y longevo pez en un barreño de jóvenes y agresivas pirañas. Lleva casi media vida en la F1, 17 de sus 37 años, y es uno de lo contados, rarísimos casos de personaje apreciado de verdad en todos los boxes.
Su triunfo en Valencia, su llanto sincero y la sentida dedicatoria para su maltrecho compatriota Massa -está de baja tras sufrir un grave accidente en los entrenamientos del GP de Hungría, cuando una pieza del coche de Barrichello le golpeó brutalmente en el ojo izquierdo- certifican la bondad del brasileño.
Bueno, al volante, es también Lewis Hamilton. Tras lograr la pole el sábado, el campeón del mundo más joven de la historia realizó ayer una salida impecable y, con la única duda de su poca carga de gasolina, luchó por encadenar la segunda victoria del año. Pisó a fondo desde el principio, sabedor de que Barrichello, con el depósito más lleno, era una amenaza a la hora de manejar los repostajes.Con lo que el inglés no contaba era con la ineptitud de su equipo. Con el despiste monumental de los mecánicos encargados de cambiar las ruedas delanteras. Cuando Hamilton aparcó en la segunda parada, los operarios de McLaren aún no había desvestido los neumáticos de los calentadores con los que los envuelven para tenerlos a punto. Resultado: un retraso de casi siete segundos y adiós al primer puesto. Un fatal golpe para Lewis.
El episodio de infortunio de Fernando Alonso, otro de los buenos, tuvo lugar el sábado. Ayer se supo que un problema con los frenos lastró su clasificación. No pudo pasar del octavo puesto en la parrilla, y trasfirmar la enésima carrera perfecta, finalizó sexto, una plaza tan meritoria como insulsa. El piloto español lleva año y medio corriendo contra las circunstancias antes que contra los rivales. Cuando parece que el Renault está afinado y se acerca a los más rápidos, aparecen averías puntuales o, en el colmo de la fatalidad, el mecánico de la tuerca.
El brasileño de Brawn dedicó su décimo triunfo a su paisano MassaA Jaime Alguersuari, el otro español de la F1, ni siquiera le ha dado tiempo a pensar en detalles menores. Para él la gran suerte ha sido aterrizar en la categoría reina del automovilismo con 19 años. Ayer completó su segunda carrera. Lo de menos es su posición final, decimosexto. Por supuesto, Barrichello es el menos indicado para irle con historias sobre azar o infortunio.
El brasileño ha sabido sobrevivir a la aplastante sombra de Schumacher en Ferrari, ha soportado impasible desprecios como el de Briatore, que hace unos meses, enfadado por la superioridad de los Brawn GP, le llamó "jubilado" y ha tirado hacia adelante pese a verse perjudicado en más de una ocasión por su actual jefe, Ross Brawn, que ha tomado descaradas decisiones en favor de su compañero Jenson Button, el líder del Mundial, cada vez más dubitativo.
Rubens ha aguantado cinco largos años de sequía en busca de la décima bandera a cuadros. No pisaba la cumbre del podio desde el GP de China de 2004 (con Ferrari), pero ello no le ha impedido pasear su figura locuaz, cordial y accesible por medio mundo. Es demasiado bueno para la F1.
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