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Las zonas del norte de Filipinas siguen aisladas tras avalanchas e inundaciones

EFE

Los equipos de emergencia continuaron hoy el desescombro de los accesos a las áreas del norte de Filipinas que quedaron aisladas por las avalanchas e inundaciones ocurridas la semana pasada y que causaron al menos 321 muertos.

El Consejo Nacional para la Coordinación de Desastres informó de que más de medio centenar de tramos de carreteras comarcales y puentes fueron destruidos o seguían siendo inaccesibles para los vehículos de transporte de la ayuda humanitaria que precisan los habitantes de las aldeas incomunicadas.

Varias decenas de pequeños pueblos de las provincias de Benguet, La Unión y Pangasinan, al norte de la isla de Luzón, continúan inundadas por las riadas y la apertura de las compuertas de los embalses que estuvieron a punto de reventar a causa de la persistente lluvia que el tifón "Parma" descargó sobre esa zona durante casi una semana.

"Arrojar desde el aire cajas con comida es un método bastante efectivo, lo probaremos si en las embarcaciones no se consigue alcanzar las áreas inundadas", dijo el ministro de Defensa, Gilberto Teodoro, en conferencia de prensa.

Al mismo tiempo que se intentaban abrir los accesos y aceleraban las tareas de distribución de ayuda humanitaria, los equipos formados por policías, soldados y voluntarios, continuaban la búsqueda de personas desaparecidas, unas 40 según estimaciones oficiales.

En la provincia de Benguet, los soldados filipinos con el apoyo de maquinaria pesada retiraban la tierra y los escombros que bloquean las tres carreteras que conducen a Baguio, una ciudad de unos 300.000 habitantes en la que escasea la comida y el combustible.

"Hace falta comida y hemos tenido que racionar el suministro de combustible", explicó el alcalde Baguio, Peter Bautista, a una radio local.

Según el balance oficial, el valor de los daños materiales causados por el tifón "Parma" asciende a unos 5.000 millones de pesos (107 millones de dólares), el doble de lo estimado en un principio.

Las inundaciones y corrimientos de tierra afectaron también a decenas de pequeñas aldeas levantadas en laderas de montes desforestados de las provincias de Ilocos del Norte, Ilocos del Sur, Nueva Ecija, Quezón y Camarines del Sur.

El tifón "Parma", con vientos de hasta 200 kilómetros por hora, afectó a una gran parte de la meseta central de Luzón, destruyendo las escasas infraestructuras, bloqueando carreteras e inundando vastas extensiones de arrozales, que proveen el sustento básico para los habitantes pobres de la región.

A finales del pasado septiembre, la tormenta tropical "Ketsana", vertió en apenas unas horas sobre Manila y otras 25 provincias de Luzón una cantidad de lluvia muy superior a la media mensual en esta época del año, batiendo el anterior récord de 1967.

El tifón "Ketsana" inundó el 80 por ciento de la capital y causó 337 muertos, cerca de 500.000 desplazados, unos 2,5 millones de afectados y pérdidas multimillonarias por las infraestructuras destrozadas y cultivos transformados en lodazales.

Los expertos de las agencias internacionales han identificado el chabolismo como el principal factor de estos desastres naturales que afectan al país, y que evidencian el pésimo estado de sus infraestructuras, así como la falta de preparación y medios de los que cuenta la Administración para responder a las emergencias.

Entre 15 y 20 tifones y un sinfín de temporales y sistemas de baja presión suelen pasar cada año por Filipinas durante la estación lluviosa, que transcurre entre junio y noviembre.

En Filipinas, ocurren además cada año decenas de avalanchas de tierra, y por estar situada en el llamado "Anillo de fuego" está expuesta a fuertes terremotos y erupciones volcánicas.

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