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La carrera antártica sigue viva un siglo después

Miles de investigadores de 27 países pugnan por obtener los valiosos secretos científicos que esconde el Polo Sur, cien años después de su conquista. Un informe de EEUU detalla sus valiosas características

JAVIER SALAS

Imaginen un laboratorio de 14 millones de kilómetros cuadrados que contara con los cielos más limpios para observar el origen del universo, que guardara en sus cajones algunos de los mejores secretos de la evolución de la vida en la Tierra y del futuro de su clima y hallazgos decisivos para dar con la cura de enfermedades buscando un investigador que reclame su autoría. La Antártida perdió la virginidad hace un siglo en la carrera a vida o muerte que libraron Roald Amundsen y Robert Scott por conquistar su ombligo, el Polo Sur. Sin embargo, aunque muchos puedan suponer que la aventura de noruegos y británicos se sitúa en el rango de hazañas deportivas como la de Edmund Hillaryhacia el Everest, lo cierto es que esta carrera es mucho más parecida a la de la conquista del espacio. Y todavía se sigue disputando hoy en día. Como en el espacio, muchos países se sienten obligados a estar presentes en los saltos que para la ciencia con mayúsculas se vayan a dar en ese escenario. Colaborando entre ellos, sí, pero también compitiendo por no perder comba frente a sus rivales.

Esta carrera se relanza cada año por estas fechas, cuando llega el verano austral, que modera las temperaturas extremas que a veces llegan a los 80 grados bajo cero. Hoy mismo zarpa hacia allá desde Cartagena el Hespérides, buque oceanográfico bandera de la ciencia española, para realizar trabajos geológicos y biológicos en el continente helado. Allí le espera el buque Las Palmas, que se dedica a dar apoyo logístico a los investigadores destacados en las dos bases españolas, Juan Carlos I y Gabriel de Castilla. Pero esta misma semana también parten investigadores desde países como Chile, Brasil y Nueva Zelanda para comenzar a repoblar esa república de la ciencia en la que se ha convertido el continente gracias a los tratados internacionales. Hasta diez millares de científicos de 27 naciones llegan a poblar el largo centenar de bases instaladas sobre los hielos perpetuos. La gigantesca isla sufre un trajín investigador tan importante que trae consigosituaciones como la vivida el pasado domingo, cuando los dos pilotos de un helicóptero chino salvaron la vida por los pelos cuando el aparato se precipitó contra un iceberg. China inició esta campaña científica en la Antártida en 2009 y, un par de años antes, fijó como uno de sus objetivos el de instalar allí, durante el próximo lustro, cinco telescopios para el estudio de la materia oscura, las supernovas y el descubrimiento de planetas en formación, según el Centro Chi-no de Astronomía Antártica.

Se esconden datos fundamentales para la astrofísica, el clima o la biología

La llegada de nuevos competidores es una de las razones que han empujado a la Academia Nacional de Ciencias de EEUU (NAS, por sus siglas en inglés) a elaborar un informe para reclamar a las autoridades 'sustanciosos recursos necesarios para establecer y mantener la infraestructura' de investigación en el continente. Por ejemplo, los científicos reclaman nuevos buques rompehielos: sólo tienen dos en propiedad y tienen 30 años, lo que los convierte en aparatos obsoletos para la ciencia moderna. Para convencer a los gobernantes que firman los cheques, la NAS estableció un comité que detallara los tesoros que guarda ese inmenso laboratorio después de un centenar de años.

'La Antártida es una ventana única hacia un increíble horizonte de sistemas que gobiernan la Tierra, así como para asomarse al universo en su plenitud', explica a este diario uno de los miembros de este comité, Ramón López, profesor de la Universidad de Texas en Arlington. Según este experto en tormentas solares, que allí pueden estudiarse mejor que en ningún otro lugar, hay investigaciones 'fundamentales que sólo allí pueden realizarse'. En el apartado de la astrofísica, López asegura que las observaciones antárticas darán información 'única' sobre el origen del universo. Además, la investigación de los lagos subglaciales ayudará a entender cómo son los océanos de hielo de otros mundos, como Europa, la luna de Júpiter, y pondrán una baldosa más en el camino de 'búsqueda de vida en el Sistema Solar'.

El Tratado Antártico fue firmado por 49 países para preservar la zona

Las condiciones atmosféricas de la Antártida, de temperaturas frías y estables, con bajos niveles de vapor, son la mejor lente con la que mirar al exterior. Además, su ventaja frente al Ártico es que, al tratarse de un continente, consta de formaciones montañosas de más de tres kilómetros de altura que permiten situar telescopios en condiciones óptimas para la observación. Gracias a las extremas condiciones en las que allí sobreviven los organismos, la obser-vación de estos seres vivos puede proveer a la ciencia de importantes claves para la supervivencia del ser humano. 'La información sobre la adaptación bioquímica y fisiológica [de estos animales] puede ser la clave para entender y prevenir enfermedades y plagas, así como ataques al corazón', asegura sin más explicación el informe de este comité formado por algunos de los científicos más importantes de EEUU,premios Nobel incluidos.

El Tratado Antártico, firmado por los 49 países interesados en la región, fue ratificado este verano, cuando cumplía cinco décadas. Aprobado tras varios episodios prebélicos en la zona, impide a los firmantes obtener más tesoros que los que la ciencia proporciona: no se puede tomar ni una pizca de los inagotables recursos naturales que contiene. 'Para la explotación cuidadosa de los recursos, en caso de producirse, sería necesaria una investigación considerable, así como extensas negociaciones entre los signatarios del tratado', asegura López, que no se atreve a descartar una futurible disputa por estos bienes.

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