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¿Tienen éxito los 'influencers' de las películas?

El cine registre en su discurso narrativo las nuevas figuras que van adquiriendo un gran impacto en la sociedad y que las producciones audiovisuales reflejen paulatinamente perfiles de 'youtubers' e 'instagrammers'.

Influencers en una imagen de archivo
Influencers en una imagen de archivo. Pixabay

Youtubers e instagrammers protagonizan películas o aparecen de forma indirecta en sus tramas. Como realidad que ya ha adquirido una fuerte presencia social, su imagen forma parte del imaginario de las sociedades modernas.

Pero ¿cuáles son los rasgos de su personalidad? ¿Hay valores en los comportamientos y actuaciones de estos líderes de opinión? ¿Qué perfil se dibuja en la ficción internacional para la ciudadanía que consume este medio audiovisual?

Para responder a las preguntas formuladas se analizaron 1.738 producciones audiovisuales que incluyesen el término youtubers (867) e instagrammers (871) como palabra clave en Internet Movie Database. Se examinaron solo largometrajes con youtubers e instagrammers como protagonistas (no con apariciones muy secundarias o simples referencias). La primera producción que entra en el estudio es Ashens and the Quest for the Gamechild, comedia de 2013.

El cine como espejo

Las narrativas audiovisuales llegan con profundidad y eficacia extraordinarias al corazón de los espectadores, en especial si están bien construidas. Prueba de ello son la avalancha de comentarios y opiniones que reciben los creadores de series y películas.

A través de las redes sociales los consumidores del medio muestran su empatía con personajes y tramas

A través de las redes sociales los consumidores del medio muestran su empatía con personajes y tramas. El cine, además de un espectáculo, es un arte y es cultura. Y como espejo social siempre ha tenido una asombrosa capacidad para reflejar las realidades y los problemas de la humanidad.

2005 y 2011 son los años de nacimiento de YouTube e Instagram, respectivamente. Es lógico, pues, que el cine registre en su discurso narrativo las nuevas figuras que van adquiriendo un gran impacto en la sociedad y que las producciones audiovisuales reflejen paulatinamente perfiles de youtubers e instagrammers.

Desde entonces se ha percibido un incremento progresivo en los cinco continentes. Y abarca todos los géneros, desde la comedia o la telerrealidad hasta las películas de terror o los dramas familiares.

¿Valores o contravalores?

En estas producciones, los rasgos de personalidad de los nuevos perfiles adquieren contornos nítidos y bien definidos. Distinguimos entre personajes que son influencers famosos y personajes que simplemente son usuarios.

En el primer caso, el estudio dibuja un perfil de profesional consolidado, hombres o mujeres en los que dominan rasgos de personalidad negativos: son superficiales, narcisistas, imprudentes y con adicciones, especialmente al sexo. Acostumbran a usar un vocabulario soez y frecuentan las bromas de mal gusto.

Entre los adolescentes asiduos a estas redes sí que destacan jóvenes descentrados y superficiales

En el segundo caso, el de usuarios, se observa una mayor diversidad y una menor edad. Entre los adolescentes asiduos a estas redes sí que destacan jóvenes descentrados y superficiales, malos compañeros y adictos al alcohol o al sexo, que persiguen el éxito efímero, incluso mediante el engaño. Pero también aparecen otros personajes con rasgos positivos en su personalidad: adolescentes que son entrañables, solidarios, deportistas. Aunque hay que destacar que estos valores aparecen en los documentales más que en películas de ficción.

En cuanto a los usuarios de edad madura en estas redes, o bien son claros "inmigrantes digitales" que por necesidad se deben introducir en el mundo de las redes, con las consiguientes situaciones cómicas, o son personas que se han transformado en youtubers por alguna situación extraordinaria.

¿Acción-reacción?

Las consecuencias que derivan de las actuaciones de los usuarios, en especial de los adolescentes, en estas plataformas generalmente son muy negativas. Solo en algunos casos su uso les consigue una relación buena, una amistad o una comunicación gratificante. Se describen situaciones de acoso, manipulación o sexting en un alto porcentaje, e incluso una exposición a grandes peligros como asesinatos o secuestros. Y habitualmente se debe a la imprudencia, la falta de privacidad y la sobreexposición en la red.

Otra conducta reflejada es la vivencia que tienen algunos adolescentes de un mundo paralelo en internet, desconocido para los padres. También queda patente la dificultad para las relaciones y la comunicación fuera de línea que origina el hecho de pasar tanto tiempo enganchados.

Con todo, se refleja que estos nuevos perfiles están integrados por personas altamente competentes en el manejo de la tecnología y en el conocimiento profundo de los entresijos de las redes sociales. Esta competencia ha logrado encumbrarlos en la popularidad social; incluso les ha permitido alcanzar un altísimo poder adquisitivo. Pero a la vez, y en contraste, se aprecia una carencia casi total de competencias éticas y estéticas.

Rasgos más negativos que positivos

En definitiva, pesan más los rasgos negativos que los positivos. Es cierto que el tratamiento de los perfiles estudiados puede corresponder a razones comerciales de las productoras o a realidades socioculturales concretas, pero es la imagen que se muestra al espectador. Un receptor que, por lo general, dialoga con las historias que la pantalla le muestra, se implica y se identifica.

El cine es mucho más que mero entretenimiento

Con todo, no se puede identificar ficción y realidad, ya que esos rasgos y comportamientos descritos están lejos de la mayoría de los influencers y usuarios de redes. Una vez más, los intereses comerciales andan por medio. Por otra parte, si atendemos al tratamiento de los guiones, se percibe el deseo de alertar sobre las consecuencias que derivan del uso imprudente de las plataformas y de no respetar las nociones básicas que exige la prudencia o el sentido común.

El cine es mucho más que mero entretenimiento. Como cualquier otro arte, ofrece una visión del mundo que en ocasiones puede ser parcial o distorsionada y ante la que se requiere formación.

Por la capacidad del cine para interpelar y educar, parece conveniente reforzar los valores y las competencias éticas y estéticas de los cineastas y especialmente de la ciudadanía que consume este medio audiovisual.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation.

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