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día de las librerías

Las librerías capean el temporal en un año para olvidar

El desplome en facturación se cifra en un 22,5%. Una caída que, según los libreros, es menor de lo esperado. La falta de previsión en la celebración de la Noche de los Libros en Madrid genera incertidumbre y malestar en el sector.

Una librería de San Sebastián
Escaparate de una librería de San Sebastián. EFE

Todo indica que la mala salud de hierro de las librerías empieza a capear el desastre. Si comparamos periodos, en 2018 y 2019 las ventas en librerías alcanzaron una facturación de 285 y 299 millones de euros, respectivamente. La cifra en este infausto 2020 alcanza los 232 millones de euros en ese mismo espacio de tiempo. Una caída que, coinciden los libreros, podría haber sido mucho peor.

Si en 2019 la narrativa aportaba 61 millones de euros a las ventas globales con 3.902.094 ejemplares vendidos, en este período de 2020 se sitúa ya en 56,9 millones de euros y en un total de 3.581.690 ejemplares vendidos. Contrariamente, la No Ficción desciende de manera evidente (de 103 millones de euros a 79 millones), al igual que la Literatura Infantil y Juvenil (de 53,9 millones en 2019 a 41,7 millones en 2020).

El desplome en facturación se cifra en un 22,5%. Una estimación que, según la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), es menor de lo esperado si nos atenemos al cierre forzoso por el estado de alarma y a un desfase tan progresivo como caótico. El tercer trimestre (julio, agosto y septiembre) el que más ha influido en el recorte del descenso, aportando ventas por un total de 110 millones de euros, lo que parece indicar que se está recuperando lentamente el flujo de trabajo y de ventas.

Tal y como explica Álvaro Manso, portavoz de Cegal, "todas las previsiones hechas en el mes de marzo nos ponían en un escenario más negativo. La falta total de ingresos en dos meses y medio es algo que está ahí, igual que la imposibilidad de celebrar eventos tan importantes para el sector como la Feria del Libro de Madrid o Sant Jordi. No será un año bueno pero lo que ha quedado demostrado es la fidelidad de nuestros clientes y la especial relación que se establece entre el librero y el lector".

Pero más allá de esa "especial relación" entre librero y lector de la que habla Manso, en el sector se echa en falta la contundencia, por ejemplo, de Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, al reclamar a sus conciudadanos hace apenas unas semanas que no compren en Amazon porque esto implicaría "la muerte de las librerías y del comercio de proximidad". Un gesto que evidencia cierto respaldo institucional con un sector que padece como el que más los desmanes del gigante estadounidense.

Incertidumbre y malestar

La Noche de los Libros, aplazada el pasado mes de abril por los rigores de la pandemia, y que se celebra este viernes en Madrid coincidiendo con el Día de las Librerías, está generando cierta zozobra entre los libreros madrileños. En un comunicado remitido este jueves por el Gremio de Libreros de Madrid, se les informaba de que sólo podrían realizar un descuento del 10% de los libros despachados a partir de las 18 horas y únicamente en los fondos que estén asociados a dicha celebración y actividades durante la misma.

"Lo que me están diciendo es que si la actividad cultural que organizo es sobre Galdós, yo sólo puedo hacer un descuento del 10% en libros de Galdós y a partir de las seis de la tarde, es un sinsentido", apunta Santiago Palacios, al frente −entre otras− de la librería SinTarima Libros. Una medida que, además, ha sido comunicada en la víspera de la celebración, lo que ha impedido cierto margen de maniobra y planificación por parte de muchos libreros.

"Cuando hacemos el 10% durante la Feria del Libro o en días especiales negociamos, por lo general, con el proveedor para asumir el descuento a medias, pero en este caso no va a ser posible porque nos lo han comunicado de un día para otro", explica Palacios. De modo que serán los libreros los que asuman ese descuento, algo que, tal y como están las cajas de maltrechas, supone una piedra más en una pesada mochila.

"Es todo muy confuso, la comunicación que nos ha llegado ha sido precipitada y todavía no tenemos claro cuáles son las medidas", se queja Chus, de la Librería Burma. Esta librera, que lleva una década al pie del cañón en pleno Lavapiés, es crítica con la de la organización de la cita: "La gente cree que al ser La Noche de los Libros vas a estar aquí toda la noche pero yo abro a las 10 y somos dos aquí, como mucho me puedo quedar hasta las 2 de la mañana, pero ya está, me da la sensación de que este tipo de medidas están más pensadas para las grandes librerías que no para las que más lo necesitan".

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