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España abdica en Maracaná

JORGE YUSTA

En el día que España cambiaba de rey, el Mundial presenciaba como la corona quedaba huérfana de la peor manera. Vencida por una república roja como Chile y víctima de todo el compendio del libro de los horrores, la selección española cerró su efímero paso por Brasil por la puerta de atrás. Los sudamericanos, hoy de blanco, se impusieron por 0-2 a un combinado que no fue ni siquiera una triste sombra del equipo que ha asombrado al mundo y ha impuesto el estilo más brillante de la historia durante seis años.

En dos partidos, la campeona cede su trono. Se vuelve con la maleta llena de interrogantes y la certeza de que del pasado no se vive. Nunca antes llegaba España como campeona a un Mundial y nunca antes tampoco se fue en el segundo partido. En Brasil lo acumuló todo. Los elogios se han esfumado de golpe. Lo de Australia habrá que jugarlo por obligación. Siete goles en contra y tan solo uno a favor, de penalti, es el paupérrimo bagaje de los hombres de Del Bosque. Un dato que supone un botón que resume el recital de malos síntomas que ofreció España tanto contra Holanda como ante Chile. No hubo milagro posible ni conjura válida. Cuando la cabeza no rige y el fútbol desaparece, las piernas no responden.

No estuvo reconocible España en ningún minuto desde que saltó en el estadio de Maracaná. El mítico estadio, donde se disputará la final el próximo 13 de julio, se ha convertido en una pesadilla para este equipo. Ya perdió en él la final de la Confederaciones el año pasado contra Brasil y esta noche fue peor. Derrota y eliminación del Mundial a las primeras de cambio. La presión pudo con el fútbol. A España le pesó la goleada contra Holanda desde el primer minuto pese a las declaraciones entusiastas de los últimos días. Y Chile, con mucho más brío, más energía y más empuje se aprovechó de la tensión española.

Ni los cambios que hizo Del Bosque al principio y en la segunda parte sirvieron de nada. Señaló el seleccionador a Piqué y Xavi, a los que dejó en el banquillo por Javi Martínez y Pedro para retrasar a Iniesta a la zona de elaboración. Sampaoli imitaba a Van Gaal con cinco defensas y las alas muy adelantadas. Chile jugó a lo suyo y España a nada. Los sudamericanos pelean cada balón como si les fuera la vida en ello. No hacen una presión suicida, sino sistémica. No hay balones divididos para ellos, sino ganados. Arreados por un Alexis lleno de movilidad, por Vidal y por Vargas, los chilenos llevaron el partido a su terreno.

España, mientras, comenzaba a exhibir las mismas debilidades que ante Holanda. Desde Casillas, que ha estado desconcentrado en todo momento, hasta la soledad de Diego Costa en punta. La selección campeona de todo, que había basado sus triunfos en la solidez defensiva, se mostró compasiva con su rival. Ramos y Martínez no conectaron y fueron desbordados. Azpilicueta y Jordi Alba, timoratos y encerrados, no ofrecieron ninguna opción por las bandas. Xabi Alonso y Busquets no encontraron espacios para pensar y mover la pelota. Iniesta solo proponía batallas solo contra el mundo. Pedro y Silva chocaban contra una muralla y a Diego Costa siempre le sobraba un control.

Precisamente, un fallo de Alonso en el centro del campo propició el primer gol chileno. Corría el minuto 20 y el pase de Aránguiz le llegaba a Vargas, que recortaba a Casillas y de puntera cayéndose llevaba la euforia a las gradas abarrotadas de aficionados chilenos. Jarro de agua fría para las aspiraciones españoles, que veía como el Mundial se empinaba cual Everest. No encontró fórmula de respuesta ni sherpa al que encaramarse. Tuvo alguna intentona España por medio de un lanzamiento alto de Xabi Alonso y otro a la red de Costa. Todo efervescente. Hasta que Chile puso la puntilla en el minuto 43. De nuevo Aránguiz recogía un rechace de Casillas a tiro de falta de Alexis y con el exterior de la punta de la bota batía por alto al capitán español. 

El gol, al filo del descanso, terminó de hundir la maltrecha capacidad de España para generar un ápice de fútbol. Del Bosque buscó en la regeneración que supone Koke un revulsivo. Xabi Alonso se quedaba en la caseta. El atlético puso más velocidad e intención a España pero no había ya redención posible. A España no le salía nada y hasta se le aparecían fantasmas del pasado, como le sucedió a Busquets con Cardeñosa. El centrocampista, con la portería vacía, falló el tanto que podría haber recuperado un hilo de esperanza. Los errores propios y las paradas de Claudio Bravo, convirtieron la portería chilena en un cerrojo infranqueable. Tampoco sirvió el conservador cambio de Diego Costa por Fernando Torres ni la entrada de Cazorla.

El último tramo de choque se convirtió en el trago más amargo que ha tenido que soportar España desde que arrancara su ciclo glorioso en la Eurocopa de 2008. Un tiempo en el que Chile, incluso, fue capaz de perdonar el tercero. Un calvario, con seis minutos de añadido agónico. El Gólgota esperaba a la campeona. La corona ahora es de espinas. Las heridas, profundas, tardarán en cicatrizar. Y el cambio se antoja necesario. Y la renovación, profunda. La Eurocopa de Francia espera a la nueva España.   

0 - España: Casillas; Azpilicueta, Javi Martínez, Sergio Ramos, Jordi Alba; Xabi Alonso (Koke, m. 46), Busquets; Pedro (Cazorla, m. 76), Silva, Iniesta; y Diego Costa (Fernando Torres, m. 69). Seleccionador: Vicente del Bosque.

2 - Chile: Claudio Bravo; Isla, Silva, Medel, Jara, Mena; Aranguiz (Felipe Gutiérrez, m. 69), Díaz; Alexis, Vidal (Carmona, m. 87) y Vargas (Valdivia, m. 86). Seleccionador: Jorge Sampaoli.

Goles: 0-1, m. 20: Vargas. 0-2, m. 43: Charles Aranguiz.

Árbitro: Mark W. Geiger (Estados Unidos). Amonestó a los chilenos Vidal y Medel y al español Xabi Alonso.

Incidencias: partido correspondiente a la segunda jornada del grupo B del Mundial de Brasil 2014, disputado en el estadio Maracaná ante 74.374 espectadores, 30.000 de ellos chilenos. Lleno.



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