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Luz roja antes del Barça

Cristiano e Higuaín ganan los tres puntos para un Madrid que ofreció un tostón de partido

LADISLAO J. MOÑINO

El Madrid llegará al clásico igualado a puntos. Es para lo único que le sirvió el partido de ayer. Otra cosa es cómo llega de fútbol. Por lo visto en El Sardinero se presenta con la luz roja encendida y con elBarça como favorito por juego e ideario. Salvo que Xabi Alonso y Guti lo remedien, Pellegrini no tiene juego combinativo suficiente para mirarle a la cara al equipo de Guardiola.

Sólo 24 horas después asomaron las diferencias. Pellegrini tuvo que armar un equipo sin Xabi Alonso y el Madrid salió ciego de fútbol. Todo lo contrario que el Barça, que había respondido a las bajas de sus creadores con el estilo y jugadores que saben a qué juegan. Para el Madrid, que se le caiga su organizador es un drama que sólo puede subsanar Guti. El 14, entrenándose poco, es de largo el mejor centrocampista con el que cuenta el chileno. Otra vez el Madrid era un tostón, un equipo sin más idea que la guerra de guerrillas que protagonizan Cristiano e Higuaín, cuando Guti entró al campo. En diez minutos, ya había hecho todo lo que sus compañeros no habían logrado en una hora. A veces, tener un jugador que simplemente arrime al balón para apoyar las triangulaciones es más productivo que todos los balones juntos que pueda robar cualquiera de los Diarra.

Pellegrini esgrime el mismo discurso de solidez que Juande antes del 2-6

Asociarse es lo que hizo Guti para acabar con la exasperante posesión sin intención alguna que tuvo ayer el Madrid. Lo siguiente que hizo fue levantar la cabeza para dibujar un pase a Higuaín que cerró el partido.

Entre Cristiano e Higuaín firmaron la rutinaria victoria blanca. Una vez más fue la pareja de pegadores la que solucionó el duelo. Un episodio habitual en esta campaña en la que el Madrid ha ganado mucho, pero ha jugado menos de lo que se le demanda. Ya sólo tienen un partido por semana, pero juega como si estuviera agotado mental y físicamente por disputar competiciones en las que ya no está. Pero le vale con que el contrario le deje una rendija por la que exploten sus delanteros. Eso hizo Pinillos en el primer gol. Erró un despeje y le proporcionó a Cristiano todas las condiciones que le favorecen: el balón y metros por delante para correr. Cuando el portugués se presentó en el área del Racing le descubrió a Moratón que sus caderas ya no aguantan dos balanceos bruscos. A las bicicletas del luso el central racinguista respondió metiéndole los palos entre los radios; es decir, penalti.

En clave de futuro, en esos primeros 25 minutos de juego, el mejor jugador del Madrid había sido Canales. El chico tuvo un inicio prometedor. Maniobró en la medialuna del área y se sacó un pase al hueco a Munitis. Su segunda acción fue doble y pudo poner por delante a su equipo. Primero lanzó a Tchité un centro que le puso a los pies de Casillas. El rechace del portero lo cazó Canales con la derecha y, a la que le venía, metió una vaselina de rosca que se escapó por poco. Las dos acciones hablan de un futbolista atrevido, con una capacidad asombrosa para ver el fútbol. Con el paso del tiempo se fue apagando, porque le faltan futbolistas de su nivel alrededor y porque el físicotodavía le limita.

En clave de futuro, el mejor jugador del Madrid en el inicio fue Canales 

Lo que enseñó Canales es lo que le falta a Granero. Se ha quedado en un futbolista simple, sin atrevimiento. Le preocupa demasiado perder balones y no arriesgar. Juega fácil para no ser señalado y está enterrándose con sus propios miedos a perder la titularidad. Para ser un centrocampista ofensivo del Madrid hace falta algo más. El Bernabéu ya se lo ha hecho saber. HastaVan der Vaart le ha quitado los galones en las jugadas laterales a balón parado y el holandés no las enrosca como él.

Van der Vaart también salió muy poco reforzado de Santander. A él también le correspondía hacer jugar al equipo y fracasó. La sombra deKaká para el clásico ya le cubre demasiado.

Podrá decir Pellegrini, como ha hecho tantas veces, que a Casillas casi no le tiraron a puerta. Es el único consuelo que le puede quedar después del tostón de ayer. Pero su discurso de la solidez y la eficacia es el mismo que esgrimía antes del clásico de la temporada pasada Juande Ramos. Esa engañosa fiabilidad estadística la hizo saltar por los aires la pelota y el toque, que pusieron a cada uno en su sitio.

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