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El zurdo de la 'jaula de monos'

 

 

L. J. MOÑINO

Antes de que Mustafá, su padre, le llevara de club en club ofreciendo su zurda de seda, Mesut Özil, una de las grandes apariciones del Mundial, enseñaba sus habilidades en una pista de cemento de Bulmke, el barrio obrero de Gelsenkirchen en el que se crió. 'Le llamaban la jaula de monos porque estaba rodeada de verjas y alambradas', recordaba el centrocampista del Werder Bremen en los primeros días del Mundial.

Özil es junto al mediocentro Khedira el gran exponente de esa nueva generación de talentos multirraciales que adornan el fútbol tocado de Alemania. Su progenitor ha estado tan encima de su carrera que confundía a los distintos entrenadores que guiaban la carrera de su hijo en las categorías inferiores. 'Me daba instrucciones en turco desde la grada y mis entrenadores no entendían qué me decía ni mis movimientos', explica Özil. 'Con seis años era de los pocos niños que podía marcar desde los 25 metros', recuerda Werder Kik, uno de sus entrenadores en alevines.

Con 12 años, Özil ya cobraba 150 marcos en el Rod-Weiss-Essen, desde donde dio el salto al Schalke. En 2008, el Werder Bremen le echó el ojo como futuro sustituto de Diego, que esta temporada emigró a la Juve. Lo compró por seis millones de euros, una ganga comprobado lo que es capaz de hacer su pierna izquierda en una competición tan exigente como un Mundial. Desde hace ocho meses, su club insiste en renovarle, pero Özil se niega porque acaba su contrato en 2011. Ayer, el Werder Bremen tiró la toalla: 'Se irá en 2011 sin que cobremos un duro, pero no vamos a tomar represalias porque le necesitamos'. Löw, también.

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