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El banco malo austriaco, la historia de un fracaso

El franco suizo y los Balcanes tumban a la entidad, que ya ha costado a los contribuyentes del país más de 5.500 millones de euros

Vista general de la sede de la extinta entidad crediticia austríaca Hypo Alpe Adria, el banco malo del país centroeuropeo. REUTERS / Heinz-Peter Bader

Michael Shields / REUTERS

VIENA.- Entre los bancos malos que han surgido desde la crisis financiera mundial, el austriaco Heta Asset Resolution destaca como un fracaso espectacular, derribado por reveses que van desde las exigencias de la normativa contable hasta los problemas de las economías de los Balcanes y la decisión de Suiza de dejar que se apreciara el franco.

Las preguntas giran en torno a cómo es posible que las cosas hayan ido tan mal tan rápidamente en Heta, fundado el año pasado a partir de la entidad crediticia Hypo Alpe Adria, cuya desaparición ya ha causado el peor escándalo financiero de Austria tras la guerra mundial.

Ahora Heta ha revelado un agujero de capital de 7.600 millones de euros, por lo que los supervisores tomaron el control esta semana y suspendieron sus pagos de deuda.

Otros bancos malos, como en Irlanda, se han hecho con activos de entidades crediticias con problemas en precios basados en los peores escenarios y los han vendido después a precios más altos. Pero en el caso de Heta, que posee los activos de una entidad crediticia en lugar de varias como en Irlanda o España, el peor escenario ha resultado lamentablemente optimista.

Los contribuyentes austriacos ya han entregado 5.500 millones de euros en ayudas a Hypo Alpe Adria. Aún así, la noticia de que una auditoría concluyó que el balance de Heta estaba sobrevalorado en casi un 50% ha conmocionado a la nación, aunque esta vez serán los inversores quienes paguen el plato.

Después de años de dar patadas hacia delante, Austria finalmente echó el cierre de un banco con problemas letales que ha gozado de avales de la provincia donde nació, Carintia, base del agitador derechista Jörg Haider, que murió en un accidente de coche justo cuando la crisis mundial entraba en erupción, a finales de 2008.

El partido en la oposición Neos quiere que los fiscales investiguen la debacle del banco, pero los supervisores restan importancia a la posibilidad de que Hypo alterara sus libros para ocultar pérdidas. "No tenemos ninguna indicación hasta el momento de que se falsificara el balance. Si lo hiciéramos tendríamos que investigar", dijo a periodistas Klaus Kumpfmueller, codirector del organismo de supervisión financiera FMA.

Kumpfmueller reconoció que a la FMA también le había sorprendido el tamaño de los ajustes, que van mucho más allá de las estimaciones realizadas hace un año de que los amortizaciones por una valoración a la baja en el peor de los casos no superarían los 4.000 millones de euros.

Este regulador atribuyó las rebajas en la valoración a las consecuencias contables de la reclasificación del negocio como inviable, y a una perspectiva significativamente peor para las economías de los Balcanes, donde operaba el banco.

A todo esto se sumó la desorbitada subida en el valor del franco después que el Banco Nacional de Suiza eliminara la vinculación con el euro a principios de este año, una medida que restó al banco cientos de millones de euros, dijo.

Desde la década de 1990, los compradores de vivienda en todo el este de Europa y Austria sacaron hipotecas multidivisas en francos debido a sus menores tipos de interés. Sin embargo, la moneda suiza ha experimentado un repunte del 12% frente al euro desde mediados de enero, obligando a los bancos como Hypo a aumentar las provisiones para afrontar las insolvencias de muchos hipotecados que no puedan pagar sus deudas.

El ministro de Finanzas austriaco, Hans-Joerg Schelling. REUTERS/Leonhard Foeger

Vista general de la sede de la extinta entidad crediticia austríaca Hypo Alpe Adria, el banco malo del país centroeuropeo. REUTERS / Heinz-Peter Bader

Desde que Hans Jörg Schelling se convirtiera en ministro de Finanzas el año pasado, Austria ha comenzado finalmente a abordar el legado de Hypo, que ha hinchado la deuda estatal y el déficit, ha provocado una parlamentaria investigación y ha agriado las relaciones con el vecino Estado alemán de Baviera, propietario del banco hasta 2009.

Schelling rechazó calificar la contabilidad de Hypo como poco profesional. "Para mí, como nuevo ministro de Finanzas era una cuestión de conseguir claridad y tener datos y cifras sobre la mesa que fueran lo más limpias posibles para poder tomar decisiones", dijo. "Ahora las tenemos (las cifras) y aunque los números sean dramáticos estoy feliz de que los hechos y las cifras estén sobre la mesa y nadie trata de volver a la zona cubierta por la niebla", dijo a la radio ORF.

"Niebla" parece un término apropiado para Hypo, cuya ambiciosa expansión en Austria y los Balcanes lo llevó al borde de la insolvencia antes de que el gobierno austriaco se lo comprara a la entidad pública BayernLB.

Fundado en 1896 como Banco Hipotecario de la Provincia de Carintia, Hypo era una entidad crediticia menor hasta que Haider, líder del Partido de la Libertad que gobernó la provincia, lo convirtió en una potencia regional. Aprovechando los avales de la provincia de Carintia que reducían los costes de endeudamiento del Hypo, el banco incrementó su balance desde los 5.400 millones de euros en 2000 hasta 43.300 millones en 2008. La expansión continuó después de que BayernLB se hiciera con el control en 2007.

Hypo prestó dinero a una compañía aérea que fue a la quiebra y ayudó al gobierno de Haider a construir un grandioso escenario en un lago de Klagenfurt, capital de la provincia, mientras crecía extendía sus tentáculos por los Balcanes.

El ex presidente ejecutivo Wolfgang Kulterer y otros altos directivos han sido condenados por malversar fondos mediante la financiación la malograda aerolínea, prestar dinero a inversores para una venta de acciones y encubrir pérdidas.

Los errores de gestión ayudan a entender por qué Hypo acabó con cerca de 1.700 millones de euros en ajustes de valoración y provisiones contra insolvencias que amenazaban su supervivencia en el momento del rescate, en 2009.

Tenía yates como garantía, pero desconocía cuáles eran los préstamos que garantizaban. No pudo embargar un edificio de oficinas en Belgrado a un moroso porque el promotor era aún el propietario de las calles de acceso al mismo, lo que lo hacía inaccesible para Hypo, según un banquero cercano al banco. Anotó provisiones para insolvencias y riesgos por 1.660 millones de euros en 2013, cuando perdió 1.900 millones. Perdió otros 1.670 millones en el primer semestre de 2014 tras provisionar 1.440 millones. Su balance se redujo a 25.000 millones.

Kumpfmueller dijo que no podía descartar perspectivas que Hypo las cuentas hubieran recibido un barniz positivo en el pasado, y una fuente cercana al proceso habla de una cultura en la entidad que llevaba a ocultar ajustes abultados en el valor para no enojar a los propietarios estatales.

Una comisión de expertos dijo en diciembre que la gestión austriaca fue una chapuza. Los supervisores y auditores o bien miraron para otro lado o no actuaron con decisión para evitar el desastre.

El parlamento austriaco inició una investigación el mes pasado para depurar responsabilidades

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