Este artículo se publicó hace 2 años.
Diez claves que explican el colapso de las criptomonedas
Los derrumbes de plataformas como FTX y BlockFi, que han atrapado a cientos de miles de clientes, revelan el caos que reina en el clima inversor con este tipo de transacciones, mientras el bitcoin, su divisa por excelencia, sigue en caída libre.
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Game over. Es un sentimiento cada vez más arraigado y generalizado entre los inversores, con independencia de su grado de reticencia o de adhesión a la causa cripto desde que, a mediados de octubre, la plataforma FTX se declarara en quiebra y Sam Bankman-Fried -considerado como el niño gurú por el mercado- renunciase a seguir siendo el consejero delegado de esta firma con supuesta sede operativa en Bahamas.
Algo más de un mes después, una de sus empresas rivales, BlockFi, declaraba otra bancarrota en un sector, el del negocio de las criptomonedas, que está viviendo su particular annus horribilis. FTX venía registrando fuertes pérdidas de liquidez y retiradas masivas de fondos por parte de sus clientes que hacían presagiar la búsqueda desesperada de un comprador que la rescatara del colapso.
Su fracaso precipitó el ocaso de Bankman-Fried, una de esas mentes extraordinarias que se graduó en Física en el MIT de Massachusetts y que había tocado el cielo inversor al llegar a la treintena. Y, con su desplome, la suspensión de pagos y la tramitación en los juzgados de lo concursal estadounidenses del expediente FTX Alameda Research (que también involucra a unas 130 filiales del grupo), en un intento de sacar provecho a todos y cada uno de los activos que aún pueden venderse -o de los que se pueden extraer rendimientos- después de la caída del emporio Bankman.
BlockFi, radicada en Nueva Jersey, decía haber ofertado hasta 650 millones de dólares en recompensas, superado el medio millar de empleados y rebasado los 3.000 millones de valor. Presumía de su lema "No te conformes con comprar criptodivisas, gánalas". Pero, al final, tuvo que admitir que los "impactantes acontecimientos" de FTX les ocasionó una paralización de operaciones, el cerco a los fondos de sus clientes y, como última y desesperada maniobra, su estado de default tras barajar todas "las alternativas estratégicas posibles".
Como en el caso de FTX, serán los jueces concursales estadounidenses los que dictaminarán cómo y con quiénes deberá poner en marcha el eventual plan de reorganización. Y lo hará con apenas 257 millones de dólares como flujo de caja.
Pero, ¿qué efectos financieros, inversores y sociales deja el rastro de estas dos emblemáticas plataformas de criptoactivos? Y, sobre todo, ¿será la puntilla del universo token?
1.- FTX deja una gestión llena de negligencias
John J. Ray, el administrador judicial que ha tomado las riendas de FTX, afirma que en toda su carrera nunca se había "topado con un descontrol contable de tal dimensión y una ausencia tan continuada y flagrante de información financiera". Ni siquiera, aclara, "al supervisar la quiebra de Enron".
Ray hizo estas manifestaciones bajo juramento en el juzgado donde se dirime el caso. En ellas, además, dejó constancia de la fuga masiva de los fondos de clientes y de las dificultades para localizar los miles de millones de dólares en activos perdidos. Tan sólo dijo haber detectado 740 millones en varios monederos fríos (monederos digitales para guardar las claves de las criptomonedas, pero que no están conectados a Internet). Esta cifra es, según explican en Business Insider, una "fracción mínima" que se destina como depósitos para prevención de hackeos.
2.- Los activos cripto retornan a la casilla de salida
La declaración de quiebra de FTX el pasado 11 de noviembre ha puesto en cuestión la arquitectura de esta incipiente industria que se mueve con un modelo blockchain -o cadenas de bloques- que usan las criptomonedas bitcoin y etherum y contienen información codificada de una transacción en la red que puede ser verificada informáticamente.
De la misma manera operan otros tokens y aplicaciones como las stablecoins, que fijan una paridad con monedas físicas del mercado de divisas -o fiat-. De un modo similar también funciona Uniswap, que gestiona el protocolo DeFi con una gestión financiera descentralizada.
Las stablecoins contabilizan el 90% del valor de las más de 20.000 criptodivisas que existen en 2022, unas 40 veces más que en 2015. Ahora, se avecina una fase de reconversión de estas inversiones de alto riesgo.
3.- Vasos comunicantes directos en la industria
BlockFi no es la única firma expuesta a FTX, ni mucho menos, pese a haber sido rescatada por la empresa mediante un préstamo. Sin embargo, esto no fue suficiente, sino que tuvo que congelar las retiradas de fondos por la crisis de su benefactor entre las fechas anteriores a la declaración de quiebra de FTX y su propia suspensión de pagos.
En este ínterin, el bitcoin retrocedió en torno a un 6%, hasta situarse en los 16.000 dólares, en mínimos anuales y lejos de su registro histórico de 68.190 dólares en 2021. También el etherum, la segunda gran moneda digital de referencia, descendió en un porcentaje similar hasta quedarse en los 1.200 dólares.
Para atacar un blockchain se requiere poseer el control de 51% del valor de los tokens que se verifican en las transacciones. Por ello, bitcoin y etherum son las criptodivisas que exigirían un mayor gasto de energía para adquirir el valor de sus tokens.
4.- Un efecto contagio entre firmas
BlockFi se une a otras firmas como Lenders Celsius Network y Voyager Digital Holdings que, al igual que FTX, también han suspendido pagos este año. También se sumó a ellas Terra-Luna, un sistema stablecoin descentralizado, que llegó a tener un valor de mercado de más de 40.000 millones de dólares y que colapsó en más de 200.000 millones la capitalización de las criptomonedas.
5.- ¿Cuánto dinero anda en juego en el criptouniverso?
En la actualidad, el juego en este universo está en alrededor de 820.000 millones de dólares, una cifra similar al tamaño de economías como las de Taiwán, Turquía o Suiza. No obstante, este valor se sitúa nada menos que un 70% por debajo del tope de hace un año, según un cálculo de The Economist.
6.- Una telaraña de enredos con famosos de por medio
La bancarrota de FTX ha provocado una búsqueda a la desesperada de activos por parte de otras plataformas en peligro de extinción, como Genesis, que trata de localizar al menos 1.000 millones de dólares de capital tras admitir que la firma de Bankman-Fried le había bloqueado 175 millones en su cuenta comercial.
Las investigaciones abiertas por parte del regulador financiero del estado de Texas han citado como investigados por posibles violaciones de las leyes bursátiles en su relación con FTX a Tom Brady, legendario quarterback del equipo de fútbol americano Buccaneers Tampa Bay, y a Stephen Curry, superestrella de los Golden State Warriors de la NBA.
7.- ¿Es el final de la moda de las inversiones cripto?
La caída en desgracia de Bankman-Fried es también, en cierto modo, la del sueño de los capitalistas tecnológicos y los enamorados del alto riesgo de Silicon Valley, que estaban dispuestos a innovar y desarrollar su ingenio financiero para alcanzar el estatus de milmillonarios en tiempo récord. Y lo estaban hasta el punto de crear lobbies con gran poder de influencia regulatoria en Washington.
Hay quien recuerda en el mercado otras burbujas con alta carga especulativa del pasado como la fiebre de los tulipanes en Holanda en el siglo XVII, la del mar del Sur sobre el Imperio británico o la bancaria de principios del siglo XIX en EEUU.
8.- La batalla con las divisas oficiales se acelera
Desde el lanzamiento hace 13 años del bitcoin, han irrumpido profesionales de Wall Street que han manejado ingentes cantidades de dinero y empleado energía, talento y tiempo para construir una especie de casinos virtuales en los que configurar un sistema financiero descentralizado y sin poder de supervisión oficial por parte de los bancos centrales. Un negocio que ahora se está evaporando.
Entretanto, desde el cénit de las criptomonedas en 2021 hasta la debacle ahora de 2022, las principales autoridades monetarias de todo el mundo han acelerado sus proyectos piloto de divisas digitales. Algunos de estos proyectos están ya en la antesala de su puesta en escena como fórmula para sus sistemas de pagos, mientras que otros están en marcha en varias latitudes caribeñas. En este sentido, la firma PwC señala que el 80% de los bancos centrales tienen iniciativas de divisas digitales.
9.- El ajuste del mercado cripto deja más de 12.000 ciberactivos en estado zombi
Alrededor de la mitad de las 20.268 criptomonedas contabilizadas el pasado verano -y operativas en el universo cibernético desde su irrupción hace quince años- languidecían ya antes del colapso de FTX. Pero la corrección en los mercados en el inicio de 2022 se ha cebado especialmente con los instrumentos de inversión de las criptomonedas, incluidos sus buques insignia: bitcoin (nacido en enero de 2019) y etherum (de julio de 2015).
Estas dos criptomonedas no están muertas técnicamente, pero pululan por los mercados a la espera de salir a flote o de consumar definitivamente su acta de defunción. Así lo aseguraba en octubre pasado la firma proveedora de datos y análisis financieros Nomics, que lo achacó a la caída en desgracia del universo cibernético monetario y la masiva proliferación de tokens digitales en los ecosistemas online.
Otra consultora, CoinMarketCap, corroboraba estos datos al inicio del otoño, cuando aseguró que el número de empresas que, sin haber declarado la fase de quiebra, carecían de la suficiente salud financiera para seguir emitiendo pulsaciones en el sector cripto había dejado el censo en 10.953 sociedades.
10.- La CNMV alerta de que FTX no es la excepción
Para la Comisión Nacional del Mercado de Valores, las "irregularidades" detectadas en FTX no son una "excepción", según se encargó de advertir su presidente, Rodrigo Buenaventura. El responsable del regulador bursátil español no tuvo reparos en acusar a plataforma de actuar con "ausencia de controles, una gobernanza insuficiente, un uso irregular del dinero de los clientes y estructuras empresariales opacas".
"Si las debilidades de FTX han sucedido en una de las cinco plataformas más grandes, no es difícil de imaginar lo que ocurre en otras empresas más pequeñas", precisó, para a continuación ahondar en que se trata de un sector de inversiones de alto riesgo y que "no está regulado", de modo que cualquier cliente "puede perder todos sus ahorros de la noche a la mañana". Estas valoraciones están en línea con los dictados marcados en los últimos años por grandes organismos financieros internacionales, como el FMI, el BIS, el BCE, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra.
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