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El escudo social y la mejora del empleo aplacan (con matices) la desigualdad

El aumento de la ocupación hasta niveles récord y una movilización de recursos económicos públicos sin precedentes evitan la exclusión de miles de trabajadores y propician una vertiginosa recuperación. El grueso de la mejora tras la crisis sanitaria, sin embargo, sigue concentrándose en quienes ya percibían rentas medias y altas mientras las bajas pierden peso.

Empleo y transferencias sociales han evitado que la desigualdad se desbocara en España a partir de la pandemia.
Empleo y transferencias sociales han evitado que la desigualdad se desbocara en España a partir de la pandemia. Esteban Espinal / PxHere (CCO), 02-02-2020

"La sorpresa ha sido que todos los colectivos han vuelto a la situación previa a la pandemia. Las crisis suelen dejar cicatrices, grupos a los que les cuesta más recuperarse, pero esta vez la recuperación ha sido homogénea", señala Josep Mestres, economista de CaixaBank Research, la división de análisis de la entidad financiera, que elabora un Índice de Gini sobre ingresos con el que, a partir de salarios y prestaciones de desempleo, sintetiza en un único número los avances y retrocesos de la desigualdad en ese ámbito.

No obstante, como casi todas las estimaciones, esa mejora incluye algunos matices que pueden observarse en las propias estimaciones del think tank de CaixaBank.

La desigualdad salarial se triplicó con el comienzo de la pandemia.
La desigualdad salarial se triplicó con el comienzo de la pandemia. CaixaBank Research

Ese trabajo, disponible aquí y que se ofrece dentro de su web de indicadores económicos en tiempo real, muestra cómo entre marzo y mayo de 2020, coincidiendo con los confinamientos y el parón de la actividad económica, esa desigualdad se disparó hasta once puntos antes de caer a 2,4 a finales de ese mismo año y de situarse a finales de 2022 ya por debajo de los niveles previos a la crisis sanitaria.

El primero de esos escalones de descenso se debe a la activación del escudo social, que supuso la movilización de más de 100.000 millones de euros entre los ERTE, implementados para sostener las rentas salariales de los trabajadores e hibernar los costes de las empresas en ese capítulo; los avales del ICO, cuyo objetivo era garantizar el acceso a la liquidez al tejido productivo y comercial; y otras medidas como el IMV (Ingreso Mínimo Vital) o el histórico incremento de la partida de desempleo

El segundo, a la combinación de esa batería de medidas con el aumento del empleo, que al cierre de 2022 mantenía la cifra de ocupados por encima de los veinte millones y la de parados por debajo de los tres millones, y con su estabilización como consecuencia de las nuevas normas de contratación derivadas de la reforma laboral, una evolución que tiene entre sus principales consecuencias la de haber sostenido el consumo, que es el principal componente de la demanda en la economía española, y con él la actividad.

"Mucha gente dejó de recibir sus salarios y eso hizo que el índice de desigualdad aumentara once puntos. Las ayudas del Estado permitieron reducirla a 2,4, y conforme la actividad se fue reactivando esa brecha se fue reduciendo", anota Mestres, que destaca cómo esa recuperación "ha sido mucho más rápida que en otras crisis, en las que ha habido mucha destrucción de empleo", caso de la iniciada a finales de la primera década de este siglo, en la que se perdieron más de tres millones y medio de ocupaciones.

La desigualdad salarial llegó a cuadriplicarse entre los jóvenes en los primeros meses de la crisis sanitaria.
La desigualdad salarial llegó a cuadriplicarse entre los jóvenes en los primeros meses de la crisis sanitaria. CaixaBank Research

El impacto del parón fue mayor cuanto más vulnerable era la situación laboral del colectivo que se analice, tal y como ocurrió con los jóvenes y con los extranjeros, entre los que el índice de desigualdad llegó a dispararse hasta los 16 y los 18 puntos, respectivamente, en los tres primeros meses de la pandemia y en los que ahora las diferencias son menores que entonces.

El índice, en cuyos cálculos no se incluyen pensionistas ni inactivos, estima la evolución de la desigualdad antes de transferencias de fondos públicos (línea roja) y después de estas (línea azul), es decir, sin el efecto de prestaciones y subsidios en el primer caso y con él en el segundo, lo que permite calibrar el impacto inicial del escudo social (azul) y, después, el del aumento y la estabilización del empleo (rojo).

"Lo que revela la mejora de la línea roja es una mejora del mercado laboral", anota el economista, que recuerda cómo la OCDE estimaba en 2015 que el 80% del aumento de la desigualdad en la crisis iniciada siete años antes se debía a la pérdida de empleos.

“Se han corregido los aumentos que se dieron en pandemia”

"Ahora hay menor desigualdad entre la gente que recibe salarios, algo que también puede observarse en otros datos como los de la afiliación a la Seguridad Social", explica Mestres, que apunta cómo "en España estar o no trabajando es el principal factor de desigualdad" y cómo, por ese motivo, el cortocircuito de los ingresos salariales hasta que el drenaje de las prestaciones de los ERTE comenzó a funcionar fue la causa de en torno al 90% del sentido vertical de la línea roja entre marzo y mayo de 2020.

Desde finales de 2021, la reducción de la desigualdad salarial es mayor antes de transferencias que después de ellas, algo que puede tener dos motivos: "Puede que la mejora de la renta salarial sea más potente que las transferencias por la mejora del empleo y su calidad, o que se trate de un efecto relacionado con la inflación", explica Antonio González, de Economistas Frente a la Crisis (EFC), quien matiza que "el Índice de Gini mide cuánto se ha reducido la desigualdad, pero no cómo lo ha hecho".

González coincide con Mestres en señalar como "elementos clave de la recuperación a la mejora del empleo, que ha permitido recuperarlo a quien lo perdió, y a las prestaciones sociales, que tuvieron un papel muy potente en 2020 que se ha mantenido en 2021 y 2022". Además, recuerda cómo, no obstante, los niveles de desigualdad en España siguen siendo altos "aunque se han corregido los incrementos que se produjeron durante la pandemia", en la que "el aumento se debió al hundimiento de las rentas más bajas mientras apenas variaban las diferencias entre las medias y las altas".

“Hay algo regresivo en el sistema de transferencias sociales”

En este sentido, los datos sobre distribución de ingresos del propio banco apuntan a un gripado de la redistribución, ya que "las rentas bajas tienen hoy una parte inferior de la renta nacional a la que tenían antes de la pandemia [antes de tranferencias], y eso significa que los salarios de los otros dos grupos han crecido más", indica González.

Al mismo tiempo, anota el economista, el grupo de quienes no tienen ingresos formales "tiene menos renta después de transferencias que antes de la covid, lo que solo puede significar que los otros grupos están recibiendo proporcionalmente más ayudas. Se trata de un fenómeno paradójico que también se da en parte entre las rentas bajas".

"Quienes carecen de renta han perdido, y quienes tienen rentas bajas no ha logrado recuperar su peso, mientras que el grupo de las más altas tiene mayor renta ahora antes y después de las transferencias", lo que lleva a la conclusión de que "algo está actuando de manera regresiva en el sistema de transferencias sociales".

González llama la atención sobre la desigualdad existente en España en la distribución de las rentas primarias, que incluyen salarios pero también los rendimientos de bienes inmobiliarios y financieros. "A eso se le suma un sistema fiscal que no acaba de ser redistributivo, por el elevado peso de los impuestos indirectos y la reducción de los directos, y una baja transferencia de subsidios a los menos favorecidos", concluye.

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