Público
Público

Del peligro a morir en la obra a los riesgos psicosociales: así ha variado la salud en el trabajo

La seguridad y salud en el trabajo se enfrenta a nuevos riesgos psicosociales derivados de la precariedad laboral, apuntan desde los sindicatos. El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo cumple 50 años de investigación y promoción en este ámbito, desde donde trabajan en un plan estratégico estatal para afrontar de la mejor forma posible los retos del futuro.

17/12/2021 Un hombre teletrabajando, en una imagen de archivo
Un hombre teletrabajando, en una imagen de archivo. Jason Cairnduff / Reuters

El hecho de que se produzca una sola muerte o accidente en el trabajo debería hacer saltar todos los indicadores de las entidades dedicadas a que este tipo de sucesos no ocurran. Solo en 2020, 751 obreros fallecieron en el ejercicio de sus funciones como empleados de una empresa, una cifra que alcanza los 39.865 desde 1988.

Para paliar la situación, muchos más agravada entonces, en 1971 se creó el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), hoy en día dependiente del Ministerio de Trabajo y Economía Social: "Antes hablábamos de los riesgos materiales en la construcción y la industria, pero la estructura empresarial ha cambiado mucho en España, ahora nos enfrentamos a nuevos riesgos derivados de diversas transiciones, como la digital, la del cambio climático y la demográfica", introduce Carlos Arranz, director del Instituto que cumple 50 años.

Las patologías derivadas producidas en los centros de trabajo no solo se reducen a lo físico. Tal y como apunta Julio Fuentes, miembro del Gabinete de Estudios Confederal de la CGT, "la definición de la OMS amplía ese bien físico al mental y social, donde se enmarcan las patologías que más aumentan en la actualidad. Mucha gente trabaja empastillada, lo que, en ocasiones, deviene en accidentes de carácter físico". De hecho, los datos para el año 2020 aportados por el propio Ministerio de Trabajo indican que la incidencia de accidentes en el trabajo con baja laboral asciende a los 2.455 por cada 100.000 habitantes. "Durante esas bajas y, las mutuas llevan a cabo una técnica abusiva que incluso alarga el proceso de recuperación, pero en cambio no avanzamos en el reconocimiento de enfermedades ligadas a lo mental producidas como una consecuencia clara de la precariedad laboral: mayor carga de trabajo, seguridad contractual, jornadas parciales forzosas y el abuso de contratación temporal por una empresa de trabajo temporal que exige puesta a disposición instantánea en todo momento", se explaya el cegetista.

Llega el "tecnoestrés"

Además, la crisis sanitaria ha hecho que muchos trabajadores empiecen a saber lo que es el "tecnoestrés", es decir, aquel estrés derivado de la utilización de nuevas tecnologías que el trabajador no sabe cómo arreglar en caso de avería, ni debería. En el concepto también se engloba la desconexión digital, un aspecto sobre el que ya existe legislación vigente al respecto y mediante la cual todas las empresas están obligadas a fomentarla, indica el propio Arranz.

Según Fuente, "es cierto que la gente está conectada todo el día, así que la desconexión debería vigilarse por parte de Inspección de Trabajo pero también es un tema cultural, es decir, que son los propios empleados los que los que tendrán que intentar no contribuir a ella". Arranz, por su parte, incide en que es importante tener clara la idea de que "la digitalización y el teletrabajo deben ser entendidos como una forma de conciliar mejor la vida laboral y familiar, pero siempre con las mismas garantías de seguridad que en una oficina".

Desde su punto de vista, habría que ejercitar mucho más la desconexión digital y e incidir en la prevención de los riesgos psicosociales. Preguntado por cómo han variado los riesgos laborales a lo largo de las últimas décadas, el sindicalista afirma que apenas se ha avanzado en ellos y la legislación se ha quedado estancada. "Lo que sí es nuevo es la multiplicación de amenazas. Hay cuestiones que tienen que ver más con la ergonomía y encontrar un lugar de trabajo lo más confortable posible para la personas, pero ahora nos enfrentamos, sobre todo, a los riesgos psicosociales", en sus propios términos.

Este tipo de riesgos son los que vienen motivados por la organización del trabajo, "una organización orientada hacia la precariedad que da lugar a mayores riesgos", apuntilla Fuentes, como la ansiedad y el estrés.

La salud laboral en el teletrabajo

Los nuevos y mayoritarios trabajos digitales también traen consigo determinados riesgos, como los musculoesqueléticos, aunque vistos desde la perspectiva física con tener un teclado ergonómico, una silla ajustada y un monitor regulable podría parecer suficiente, parafraseando al experto de CGT, pero no es así. "A ello se suma la cuestión del teletrabajo, que debe hacerse con garantías en cuanto a la prevención de riesgos laborales. Por ejemplo, hay que formar a los trabajadores para que sepan que la utilización de un portátil no es tan ergonómica que la de un ordenador de sobremesa. El teletrabajo puede ser una cuestión atractiva, pero la cara B es que muchas veces no se presta en condiciones de salud adecuadas", se explaya el propio Fuentes.

De esta forma, el INSST estuvo ideado para combatir las cifras "insoportables" de siniestralidad en el trabajo. Actualmente, se encuentra regulado por el artículo 8 del Estatuto de los Trabajadores y su función fundamental es la promoción y asistencia técnica, la investigación y la coordinación con las comunidades autónomas de todos aquellos ámbitos y aspectos relacionados con la seguridad laboral. "Cuando se aprobó la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (PRL) se integró la actividad preventiva en los sistemas de gestión de las empresas por delante de las condiciones materiales de trabajo, como se venía haciendo hasta ese momento", explica Arranz.

Según apunta el director del INSST, los nuevos riesgos se circunscriben a transiciones que aún se efectúan, como la digital, la ligada al cambio climático y la demográfica. Tal y como él mismo comenta, "ahora se ha democratizado el trabajo en plataformas digitales, además de que se potencia el internet de las cosas y la inteligencia artificial. La pandemia ha dejado ver que el teletrabajo ya no es tan residual como antes. También debemos tener en cuenta los nuevos empleos, orientados a que sean empleos verdes; y a ello se suma la transición demográfica, pues cada vez nos vamos a jubilar más tarde y las personas permanecerán más tiempos en sus puestos de trabajo a una edad más avanzada".

La perspectiva androcéntrica de la salud y la seguridad en el trabajo tampoco pasa desapercibida en el INSST. En este sentido, la crisis sanitaria también ha sacado a flote lo que muchas veces se oculta, y es que son ellas las que engrosan los trabajos ligados a la asistencia a domicilio para grandes dependientes y las plantillas de los centros sociosanitarios y sanitarios.

La infranotificación de las enfermedades laborales

La Ley de PRL aportó mucho en cuanto a normativa regulatoria, pero de eso hace más de 25 años, un tiempo en el que solo se ha realizado una reforma de calado, parafraseando al propio Arranz. "Es necesario hacer un análisis del marco jurídico y, en función de esas nuevas líneas y mediante el diálogo social, ver qué cambios son necesarios", agrega.

En cuanto a las enfermedades laborales, el director del INSST indica que "hay una infranotificación de las mismas, algo contra lo que luchan desde los sindicatos, como es lógico, porque los datos que tenemos no se corresponden con la realidad de las exposiciones", en sus propios términos.

Mariano Sanz es secretario confederal de salud laboral y sostenibilidad medioambiental de CCOO y sostiene que la cuestión de las enfermedades profesionales "es una batalla muy difícil". Tal y como comenta, "España es un país con los índices de siniestralidad más altos de Europa pero con de los más bajos en cuanto a enfermedades laborales reconocidas". Del mismo modo y con una visión algo más general, considera que el valor social y laboral de la PRL se ha reducido. "La pérdida de valor entre los trabajadores es evidente porque nos han conculcado que la principal meta es mantener el empleo, por eso el trabajador traga con carros y carretas, además de tener una normativa que facilita mucho el despido", en sus palabras.

A su parecer, se siguen produciendo accidentes con la misma causa que los antiguos: "La gente se sigue cayendo de andamios como en el siglo XVIII cuando se construían las catedrales, la gente sigue muriendo en atrapamientos y electrocutada como hace 60 años. No es que hayamos avanzado en los viejos riesgos, es que hemos avanzado muy poco y ahora nos enfrentamos a muchos nuevos".

Una nueva estrategia española

Así pues, este secretario confederal afirma que el hecho de que la inspección de trabajo no se haya fortalecido con nuevos recursos humanos y técnicos se debe a una respuesta política, "ya que considera que cuantos más controles planteen a las empresas, estas serán menos competitivas, cuando en realidad se trata de que si una empresa no puede asumir la PRL, no puede ser una empresa, así de sencillo", remata. Arranz, por su parte, asegura que desde el INSST están trabajando en una estrategia española de seguridad y salud en el trabajo que depende, en cierta medida, del reciente aprobado marco estratégico europeo.

"Estamos dialogando con los interlocutores sociales y las comunidades autónomas, pero la voluntad del Ministerio de Trabajo, en el que destaco la sensibilidad de Yolanda Díaz en esta cuestión, es que la estrategia suponga un impulso para todos los desafíos que nos esperan los próximos años", finaliza el director.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Economía