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El empleo tecnológico crece en precario: una de cada tres categorías no alcanza el SMI

El incipiente cambio de modelo productivo genera casi 100.000 puestos de trabajo anuales en tecnología y consultoría, unos ámbitos en los que uno de cada tres salarios regulados en el convenio se ha visto superado por el mínimo legal.

La precariedad salarial presenta una amplia extensión en el empleo de carácter tecnológico.
La precariedad salarial presenta una amplia extensión en el empleo de carácter tecnológico. PxHere (CCO)

"Cuando se firmó en junio de 2023 ya había cuatro categorías por debajo del SMI (Salario Mínimo Interprofesional), y ahora con las subidas ya son 19", explica Cristina Jiménez, miembro del sindicato CGT y autora de un reciente informe sobre el convenio colectivo estatal de empresas de consultoría, tecnologías de la información y estudios de mercado y de la opinión pública.

"Obviamente, a los trabajadores que se encuentren en esa situación las empresas tendrán que aplicarles un complemento para que lleguen al SMI, pero no van a cobrar nada más que eso y habrá que ver cómo", anota.

La situación no es residual, ni mucho menos, en un sector como el tecnológico, que está creciendo a un ritmo vertiginoso, cercano a los 100.000 empleos anuales desde la pandemia con el incipiente cambio de modelo productivo iniciado al socaire de la digitalización y de las inyecciones económicas de los fondos europeos.

Esa situación salarial, similar a la que se estaba dando en los últimos años en el sector de la limpieza de edificios, afecta a un tercio de las categorías recogidas en el convenio desde la reciente subida del SMI a 1.134 euros brutos por paga o 15.876 anuales.

Con las tablas salariales en vigor desde el 1 de enero de este año, con salario base y plus de convenio y sin incluir la antigüedad, en 19 de las 58 categorías el sueldo se queda por debajo del SMI, una situación de la que escapan por poco otras dos que, no obstante, no llegan a los 16.000 euros brutos mensuales.

"Sólo tres categorías cobran más de 28.000 euros" en "un convenio de profesiones tecnológicas en la era de la tecnología", destaca el trabajo de Jiménez, que reseña cómo "el 68,97% de las categorías tienen un salario inferior a 20.000 euros".

Efectivamente, de las 38 cuyo salario de convenio supera los 16.000 euros brutos anuales, catorce no llegan a 18.000 y otras siete se encuentran entre esa cifra y las 20.000.

¿A qué tipo de trabajos se refiere ese convenio colectivo estatal? Su artículo 15 define las cinco grandes áreas, que son las de desarrollo de software, programación y explotación de sistemas; de consultoría, básicamente tecnológica y técnica, y de estudio de mercados, en este caso con especial atención a la recogida y el tratamiento de datos, además de las de administración, que incluyen la externalización de procesos de negocio, y de atención al usuario y al cliente que externaliza su actividad.

Todos esos ámbitos del empleo han registrado un notable aumento de la actividad en los últimos tres años, en los que, según los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) del INE (Instituto Nacional de Estadística), la ocupación ha pasado de 1,6 a 1,89 millones de personas.

Las ocupaciones de carácter técnico, científico e intelectual suponen prácticamente un tercio (31,5%) del total

Ese incremento del empleo se enmarca, también, en un proceso de tecnificación más amplio de la economía española, en la que, según la misma fuente estadística, las ocupaciones de carácter técnico, científico e intelectual ya suponen prácticamente un tercio (31,5%) del total, con 6,61 millones de ocupados de un total de 21.

Ese cambio de modelo productivo hacia actividades más tecnificadas convive con algunas tendencias que aparentemente apuntan en una dirección similar, caso de la congelación de la plantilla de obreros cualificados en la industria, cuyo crecimiento se topa con los procesos de automatización, aunque también con otras, como el récord de empleo en el comercio y la hostelería con un ritmo de crecimiento que supera el de la tecnología, que no lo hacen tanto.

En cualquier caso, el aumento del número de empresas con plantilla que operan en el sector de la "programación, consultoría y otras actividades informáticas" ha sido notable en los tres últimos años en España al pasar de 169.806 a 192.702 (+13,5%), según los datos de la Seguridad Social.

Otra cosa es, más allá de que la mejora de la ocupación en general haya estimulado un incremento de la movilidad laboral en el que el salario juega un papel principal o de que las empresas más potentes mantengan abierta una puja por los trabajadores de mayor productividad o creatividad, la calidad de ese empleo, algo a lo que no es del todo ajena la desregulación parcial que se da en buen parte de occidente, España incluida, en torno al empleo digitalizado.

"La precariedad en este sector es una realidad. El índice de rotación es altísimo, y las empresas aprovechan para eliminar gente de niveles salariales altos y para fichar por los bajos", explica Nacho Martínez, también de CGT, que anota cómo "en la práctica llevamos veinte años sin que haya habido subidas salariales en convenio porque estas son absorbibles".

Eso significa que cuando un trabajador percibe un salario superior al de convenio, ya sea por antigüedad o por tener un complemento personal, las subidas del sueldo base más el plus de convenio no se le aplican en forma de subida sino de recomposición de los conceptos de la nómina, tal y como ocurre en sectores como la banca.

"Las empresas están muy precarizadas y el propio convenio no ayuda a mejorar. Y hay mucha subcontratación", coinciden Martínez y Jiménez, que recuerdan que, además, la negociación colectiva llegó a acumular nueve años de retraso en el convenio de 2018, que renovaba el caducado en diciembre de 2009, y dos en el último, el de 2023.

El panorama que describen los trabajadores contrasta con el que expone la AEC (Asociación de Empresas Españolas de Consultoría) en su última panorámica del sector, que apunta a una productividad bruta de algo más de 74.000 euros por empleado al estimar ingresos por valor de 19.659 millones de euros, un tercio de ellos facturados en el extranjero, para unas empresas que suman 264.610 trabajadores.

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