El titular del juzgado número 5 de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, ha dado un ultimátum a EEUU para que responda a la comisión rogatoria y le informe sobre si está investigando las torturas del penal de Guantánamo. Si la respuesta no ha llegado el 1 de marzo, dejará de esperar y estudiará 'la admisibilidad o no de la querella' presentada en 2009 contra el equipo de abogados de George W. Bush que construyeron el andamiaje legal de Guantánamo y de las prácticas que el derecho internacional considera tortura.

Así lo expone el juez Velasco en un auto firmado ayer en respuesta a los querellantes, que el pasado diciembre le exhortaron a abrir el caso sin más dilaciones a raíz de las filtraciones de Wikileaks. 'A la vista de la filtración, es evidente que ni la comisión rogatoria cursada ni los diversos recordatorios de la misma van a tener respuesta alguna por tratarse de una estrategia para entorpecer el desarrollo de este procedimiento', escribía el abogado Gonzalo Boye.

Según los cables filtrados el mes pasado por Wikileaks, la embajada de EEUU consideró casus belli impedir que la causa se admitiera a trámite e incluso emprendió una investigación específica sobre Boye.

En uno de los cables redactados por el embajador estadounidense, este aseguró: 'Zaragoza [fiscal jefe de la Audiencia] dice que la querella está bien documentada y no tendrá otra opción más que abrir el caso'. Siempre según la versión del embajador, nunca admitida por la fiscalía, Zaragoza sugería una salida para evitar que la causa prosperara: que EEUU abriera su propia investigación, algo que no ha sucedido.

Tras 20 meses de tener la causa dormida a la espera de la comisión rogatoria, Velasco decidió ayer poner como fecha tope el 1 de marzo. El magistrado subraya que la comisión rogatoria se emitió en mayo de 2009 y que luego se hicieron dos recordatorios (abril de 2010 y octubre de 2010), con lo que ya ha transcurrido 'excesivo tiempo' sin respuesta. Prestigiosas ONG internacionales como el Center for Constitutional Rights, de Washington están a la espera de que se acepte su personación.