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Santamaría choca contra el témpano Salgado

La vicepresidenta económica repele sin inmutarse las acometidas del PP

GONZALO LÓPEZ ALBA

Apenas disimulaba su satisfacción José Luis Rodríguez Zapatero mientras que Elena Salgado, sin despeinarse en el gesto ni inmutarse en el tono, frenaba ayer el embate semanal de Soraya Sáenz de Santamaría en el Pleno del Congreso. L´enfant terrible del Grupo Popular, obcecada en enviar a la unidad de quemados a María Teresa Fernández de la Vega después de haberle tomado la medida, parece haber encontrado la horma de su zapato. El acorazado del PP chocó contra el témpano del Gobierno. La vicepresidenta económica burló las acometidas de la portavoz parlamentaria del PP por estatuarios y trincherillas, esas artes taurinas que consisten en responder a los gañafones al aire con los pies bien plantados en la arena y doblegando al temple la cerviz del atacante. Caricias que matan.

Salió Sáenz de Santamaría, como acostumbra, a todo trapo y buscando el cuerpo de su antagonista. Descalificó de un plumazo el proyecto de ley de Economía Sostenible como mera 'propaganda', buscando el aplauso fácil de su parroquia: 'Mariano Rajoy dijo de esta ley que era un cartel luminoso en medio de un solar vacío y no pudo ser más premonitorio porque del Consejo de Ministros que aprobó esta ley se recordará el cartel rojo en el que se pregonaba en las calles de Sevilla y los solares con los que han eludido pagar la deuda histórica a los andaluces'.

'¿Hay algo detrás de la propaganda en la ley de Economía Sostenible?'

Sentada a la vera del presidente, Salgado despachó la doble andanada como la profesora que se enfrenta a la insolencia de una alumna repetidora: 'Efectivamente hemos explicado varias veces la ley, lo que no parece es que hayamos conseguido que usted la entienda. Pero no se preocupe, que yo estoy dispuesta a darle clases particulares sobre este tema'.

Sáenz de Santamaría, que lleva sus intervenciones tan meticulosamente preparadas que hasta parece que las ensaye ante el espejo, se revolvió invocando la autoritas del informe del Consejo de Estado, del que extractó algunos subrayados '(...) la ley parece ayuna de previsiones en los campos del empleo y la Seguridad Social; los artículos sobre sostenibilidad presupuestaria son superfluos y podrían suprimirse (...)' para concluir con la actitud desafiante de la estudiante que cree saber más que la maestra: 'Me ofrezco a darle a usted, si quiere, mejoras de técnica legislativa'.

'Desprecian cuanto ignoran. Estoy dispuesta a darle clases particulares'

Salgado reaccionó como si la hubiera pillado copiando las respuestas de una chuleta incompleta: 'Ha olvidado decir lo más importante: que la valoración global del Consejo de Estado, al igual que la de los más de veinte órganos consultivos a los que se ha sometido este proyecto de ley, es positiva. Como siempre, desprecian cuanto ignoran. No se leen los informes completos. Comprendo que a veces son difíciles de leer, pero podían dedicarles el tiempo necesario'.

Mas allá del duelo estilístico, ambas dieron muestras de llevar bien aprendido el guión. A saber: que toda la acción del Gobierno, según el PP, se reduce a 'improvisación, propaganda y gasto'; y que el PP, según el Gobierno, proclama lo contrario de lo que practica: 'No cesan de repetir que para salir de la crisis hay que bajar impuestos y allí donde gobiernan los suben. No cesan de decir que hay que reducir el endeudamiento y allí donde gobiernan lo incrementan (...)'.

Visto lo visto, Zapatero no esperó a la siguiente faena de Salgado, frente a la lancha monoplaza de Joan Herrera.

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