Otras miradas

Arnaldo Otegi ¿lastre o referente?

Sergi Sol

El coordinador general de la coalición, Arnaldo Otegi, interviene durante el inicio de la campaña electoral de EH Bildu, en la Plaza de Santa Bárbara, a 4 de abril de 2024, en Vitoria-Gasteiz, Álava, País Vasco (España).- Iñaki Berasaluce / Europa Press
El coordinador general de la coalición, Arnaldo Otegi, interviene durante el inicio de la campaña electoral de EH Bildu, en la Plaza de Santa Bárbara, a 4 de abril de 2024, en Vitoria-Gasteiz, Álava, País Vasco (España).- Iñaki Berasaluce / Europa Press

Corría 2018 y tuve ocasión de compartir un sabroso txuletón con el director de un periódico en Iruña. Era la época dorada de la presidenta navarra Uxue Barkos liderando Geroa Bai, exitosa marca navarra que contaba con el apoyo e impulso del PNV. Me sorprendió que, durante la comida, el simpático periodista, cercano sin disimulo a lo que representaba Geroa Bai, aludiera a Arnaldo Otegi como un lastre. Y asegurara que la visión favorable de su liderazgo que se tenía en Catalunya no tenía nada que ver con la opinión que de él se tenía en Navarra y Euskadi. 

Cuanto menos, los datos parecen desmentir tamaña opinión. Arnaldo Otegi sigue siendo el líder visible de una izquierda abertzale que no ha dejado de cotizarse al alza. Hoy gobierna el Ayuntamiento de Iruña y es la tercera fuerza en el Parlamento de Navarra superando claramente a Geroa Bai. Y se dispone a disputar al PNV la victoria electoral en las elecciones autonómicas al Parlamento vasco. Por lo menos en lo que a escaños atiende.  

El síntoma del cambio se percibe con toda nitidez en la icónica Ermua, que fue el epicentro de un terremoto ciudadano que puso socialmente contra las cuerdas, por primera vez, al conjunto de la izquierda abertzale. Feudo socialista que incluso conoció un gobierno municipal del PSOE con el PP. Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en la localidad, fue asesinado en 1997. Para entonces HB contaba con 1 concejal en el Ayuntamiento.  

Pues bien, de aquellos tiempos a estos, la situación política ha experimentado un giro electoral difícil de predecir par cuando HB contaba con un solo concejal. Aunque no se trata de un giro copernicano. Porque, aunque la izquierda abertzale no deja de afianzarse elección tras elección, sin que se atisbe por hora su techo, hay engranajes que siguen respondiendo a las dinámicas de siempre. 


En mayo de 2023, últimos comicios municipales, Bildu se convirtió en la segunda fuerza municipal en Ermua, gracias a un 23,5 por ciento del voto popular. Y se aupó así a segunda fuerza política de la localidad con cuatro concejales por dos del PP que cosechó el 10,5 por ciento de los votos. En esta legislatura como en la anterior, Ermua va a seguir contando con un alcalde del PSE y con un segundo del PNV. En Euskadi el pastel se reparte así. Y todo indica que va a seguir igual tras unas elecciones autonómicas que se presentan como un duelo inédito entre el centroderecha y la izquierda abertzale.  

¿Otegi era un lastre? Los datos apuntan justamente a lo contrario en un proceso que guarda muchos paralelismos con otro conflicto armado que se ha vivido en el corazón de Europa, el que durante décadas sacudió el norte de Irlanda. El Sinn Fein del veterano Gerry Adams, 75 primaveras, ha pasado de cuarta fuerza política a primera. Y la republicana Michelle O’Neill es la Ministra Principal del Gobierno del norte irlandés.  

Gerry Adams quedó excluido del Premio Nobel de la Paz en 1998 cuando se premió el proceso de paz irlandés que, entre otros, contaba con el firme compromiso del Sinn Fein de Gerry Adams. Los galardonados fueron John Hume (católico moderado) y David Trimble (unionista protestante). El premio, a Adams y al Sinn Fein, se lo ha traído la calle, el voto popular, con su apoyo creciente. En cambio, el Nobel sí premió en su día a Yaser Arafat junto a Isaac Rabin y Shimon Peres. Era 1994. Y antes lo hizo con Menacher Begin, máximo responsable del Irgun cuando estos atentaron contra el Hotel Rey David con un balance de 92 fallecidos. Le dieron el Nobel en 1978 junto al presidente egipcio.


Arnaldo Otegi, en otro país, igual incluso hubiera optado a Premio Nobel de la Paz, tal vez junto a Zapatero y Jesús Eguiguren. Claro está que no va a suceder. Por muchos y diversos motivos. Incluso podría ser que le siguieran buscando las cosquillas con ese asunto tan raro del juicio nulo que pretendían repetir, en vez de reparar, tras haber cumplido íntegramente Otegi la condena. Pero lo que nadie parece poder parar es esa habilitación pública de la cara más reconocida de la izquierda abertzale, elección tras elección, la que pone en riesgo la hegemonía del todopoderoso Partido Nacionalista Vasco para encumbrar a la izquierda abertzale de, entre otros, Arnaldo Otegi. 

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