Madrid
Actualizado:La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) está concebida como una herramienta de respuesta defensiva a un poder antagónico. Cuando EEUU patrocinó este acuerdo con los países de la Europa Occidental, poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, la intención era frenar la creciente influencia soviética en el Viejo Continente. Y la clave de este muro de contención siempre ha sido el artículo 5 del Tratado.
¿Qué dice el citado artículo y qué implica estar vinculado a él como miembro de la OTAN? Así reza el texto literal, y así son sus implicaciones para los estados miembros (entre ellos, España):
"Las Partes acuerdan que un ataque armado contra una o más de ellas, que tenga lugar en Europa o en América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas [...]". Esto establece una obligación individual a cada estado, y al mismo tiempo una especie de legitimación, para la asistencia a un miembro como respuesta a una agresión de un tercero.
"[...] y en consecuencia acuerdan que si tal ataque se produce cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, ayudará a la Parte o Partes atacadas [...]". En este caso, la OTAN refuerza la legitimidad de cualquier operación en la que tomen parte sus miembros y en la que se invoque la legítima defensa. Es decir, según el tenor literal del texto, ningún país de la OTAN puede invocar este artículo si ataca primero en caso de guerra.
"[...] adoptando seguidamente, de forma individual y de acuerdo con las otras Partes, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer la seguridad en la zona del Atlántico Norte [...]". La parte más importante del artículo es precisamente ésta, al permitir el uso de las fuerzas armadas a todos y cada uno de los países de la Alianza en caso de haber un conflicto que afecte a alguno de ellos. Eso sí, la ayuda de cada miembro no ha de ser necesariamente militar y depende de los recursos materiales de cada país.
"[...] Cualquier ataque armado de esta naturaleza y todas las medidas adoptadas en consecuencia serán inmediatamente puestas en cono-cimiento del Consejo de Seguridad. Estas medidas cesarán cuando el Consejo de Seguridad haya tomado las disposiciones necesarias para restablecer y mantener la paz y la seguridad internacionales". Nuevamente, la organización se escuda en el la ONU, en este caso en su Consejo de Seguridad, a quien otorga un papel casi de mero espectador. es importante recordar que este consejo está formado por cinco miembros permanentes con derecho a veto (China, Francia, Federación de Rusia, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y Estados Unidos de América), de los que tres son miembros de la OTAN, y otros 10 países que son elegidos para participar en este órgano durante un año.
Según documenta la Alianza Atlántica, el artículo 5 se redactó a fines de la década de 1940 y pese a haber consenso sobre el principio de asistencia mutua "hubo un desacuerdo fundamental sobre las modalidades de implementación de este compromiso". "Los participantes europeos querían asegurarse de que Estados Unidos acudiría automáticamente en su ayuda en caso de que uno de los signatarios fuera atacado", explica la propia OTAN en sus documentos, "pero Estados Unidos no quiso hacer tal compromiso y logró que esto se reflejara en la redacción" del texto, dado que obliga a la asistencia mutua pero no ha de ser necesariamente militar.
La única invocación, para ayudar a EEUU
En los 73 años de existencia de la OTAN, el artículo 5 del Tratado sólo se ha invocado una vez: tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en los que fueron atacados con aviones comerciales secuestrados las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York y el edificio del Pentágono en Washington, en EEUU.
Menos de 24 horas después de los ataques, los aliados invocaron el principio del Artículo 5 de forma solidaria. El entonces Secretario General de la OTAN, Lord Robertson, informó posteriormente al Secretario General de las Naciones Unidas sobre la decisión de la Alianza.
El Consejo del Atlántico Norte –principal órgano de toma de decisiones políticas de la OTAN– acordó que si determinaba que el ataque estaba dirigido desde el exterior contra Estados Unidos, sería considerado como una acción amparada por el artículo 5, una decisión que tomó casi un mes después, el 2 de octubre de 2001.
Entonces se aprobaron ocho medidas, entre las cuales se encontraban mejorar el intercambio de información de inteligencia, asegurar las instalaciones estadounidenses, proporcionar autorizaciones generales de sobrevuelo para las aeronaves de los Estados Unidos -por ejemplo, los tristemente famosos vuelos de la CIA relacionados con el traslado de prisioneros a sitios como Guantánamo- y reforzar las fuerzas militares navales y aerotransportadas, sobre todo en el Mediterráneo Oriental.
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