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Las divisiones por el brexit dejan tocado al bipartidismo británico

Viven sumidos en guerras internas, llevan años perdiendo en intención de voto y las encuestas dicen que un gran número de sus electores respaldaría a otras formaciones más pequeñas en unas elecciones generales y en las próximas europeas. ¿La política británica dejará de ser cosa de dos?.

Theresa May, a la derecha de la imagen, escucha en el Parlamento británico al líder de la oposición, el laboralista Jeremy Corbin. (EFE)

CRISTINA CASERO

Hace tres años decidió ponerse al frente de un país y de un partido que habían quedado divididos tras el resultado del referéndum del brexit con el compromiso de que volvería a unir a ambos. Vale que no era una tarea fácil pero es que durante este tiempo Theresa May no sólo no ha sido capaz de cumplir con su promesa sino que ha abierto aún más las grietas.

Los datos son históricos: desde las elecciones de 2017 en las que, recordemos, May hizo que su partido perdiera la mayoría absoluta que David Cameron le había dejado, 41 miembros de su gabinete han dejado de serlo por voluntad propia; ningún otro Primer Ministro británico reciente se acerca a ese récord. Desde que el brexit está sobre la mesa, las dimisiones en el Gobierno May han sido, por momentos, el pan nuestro de cada día. Y, ejecutivo aparte, ahí están también quienes han abandonado las filas del partido o quienes, aún permaneciendo dentro, han acabado convirtiéndolo en un ejército dividido en facciones.

Desde la bancada de enfrente no pueden reaccionar a estas cifras con muchas burlas. Jeremy Corbyn, el líder de los laboristas, también sufre otra rebelión en casa porque también él es responsable de un buen puñado de dimisiones dentro de su partido… y de que algunos de los que se han quedado lo hayan hecho sólo con la motivación de poder revelarse contra sus consignas en las mil y una votaciones que en los últimos meses se han celebrado en el parlamento británico.

Cómo estarán las cosas en uno y otro bando para que 8 exlaboristas y 6 exconservadores hayan acabado haciendo piña en el nuevo Grupo Independiente, una de las amenazas a la estabilidad del bipartidismo británico convertida ahora mismo en la cuarta fuerza de la Cámara de los Comunes.

Porque lo más preocupante es que la división que ambos partidos están experimentando dentro de sus filas tiene su reflejo en la intención de sus votantes; May y Corbyn no convencen ni dentro ni fuera.

El bipartidismo no deja de perder apoyo

Las encuestas sobre intención de voto en caso de elecciones generales lo confirman: durante los últimos tres años han venido reflejando cómo el bipartidismo se ha resentido a costa del brexit. En los comicios de 2017 ambos partidos se repartían el 80% de los votos, pero desde entonces todo ha sido una caída constante y en caso de unos comicios hoy no pueden aspirar a más del 60%; con un 32% para los laboristas y un 28%, para los conservadores, según la encuesta de la plataforma hecha pública el 13 de abril.

Porque los votantes conservadores y laboristas están cansados. Según esta misma plataforma, “el 18% de los que votaron a los conservadores en 2017 sostiene que votaría por un partido diferente si mañana hubiera elecciones generales y el 22% de los votantes laboristas de 2017 dicen lo mismo”. La cifra no es cualquier cosa, estamos hablando de un 40% de electores.

Por supuesto, salvo alguna excepción un poco loca, los votantes no se moverían de uno de los dos partidos al otro. Este nuevo escenario lo que hace es abrir el hueco reservado a otras formaciones, que se harían con hasta un 39% restante.

Quien renuncia a volver a votar a los laboristas se inclinaría por los Liberal-Demócratas o los Verdes; y el UKIP y el Partido Brexit de Niguel Farage serían la alternativa para los votantes conservadores de 2017.

Lo que significa que, durante una hipotética campaña, laboristas y conservadores ya no tendrán que dedicar todos sus esfuerzos a luchar unos frente a otros y deberán valorar las nuevas amenazas. Porque, de hecho, esas formaciones ya están tomando posiciones.

Las europeas, primera amenaza al bipartidismo

Aunque conservadores y laboristas sean conocedores de estas cifras y conscientes de su pérdida de fuerza, podían seguir viviendo más o menos tranquilos porque no han tenido que verse las caras con el electorado… hasta ahora. La participación en las elecciones al Parlamento Europeo del 23 de mayo va a ser prácticamente inevitable y ahí está ya la primera encuesta de intención de voto reflejando estos tres años de perdida de confianza que ha dejado entre los votantes la guerra del brexit.

El sondeo, llevado a cabo también por la plataforma YouGov, muestra, en palabras de sus analistas: “grandes franjas de británicos que dan la espalda a los dos partidos principales y se dirigen hacia grupos con posturas sobre el brexit más marcadas”.

Ambos seguirían siendo los más votados (con un 16% y 24% respectivamente) pero ninguno de ellos se garantizaría una situación cómoda. Sus votantes están dispuestos a darles una voz de atención en la misma línea que apuntan las encuestas de las generales.

May y Corbyn, responsables de la ruptura bipartidista

Theresa May y Jeremy Corbyn son el rostro del desencanto. Que las encuestas pregunten a los británicos a quién preferirían como Primer Ministro y ninguno de los líderes de los dos grandes partidos esté entre los favoritos deja claro también quién tiene buen parte de la responsabilidad en este cambio de cromos. Y ocurre lo mismo en las casas de apuestas; cuando ya no se trata de un ‘querer’ sino de un ‘creer’ porque hay dinero en juego, ni May ni Corbyn son los elegidos por los británicos para tirar de este carro.

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