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Por qué la iniciativa de España e Italia para el conflicto entre Israel y los palestinos está condenada al fracaso

España e Italia han anunciado una iniciativa para mediar entre Israel y los palestinos que no tiene posibilidades de prosperar. Los ministros de Exteriores de ambos países preparan un viaje a la región en las próximas semanas con la intención de impulsar el diálogo. Tal vez consigan reanudar el diálogo pero es impensable que esta sea la vía adecuada para resolver el conflicto.

Palestinos se sientan sobre los escombros de su casa que fue destruida en los ataques aéreos israelíes durante los combates israelí-palestinos, en Gaza, el 9 de junio de 2021.
Palestinos se sientan sobre los escombros de su casa que fue destruida en los ataques aéreos israelíes durante los combates israelí-palestinos, en Gaza, el 9 de junio de 2021. Mohammed Salem / Reuters

El conflicto entre Israel y los palestinos ha estado trabado desde hace muchos años y nada parece indicar que vaya a destrabarse en un futuro próximo dado que las autoridades israelíes no tienen el menor interés en ello y están satisfechas con la continua expansión colonial en los territorios ocupados. 

Es verdad que recientemente se han producido dos cambios relevantes en la ecuación, la victoria de Joe Biden y el ascenso del nuevo primer ministro Naftalí Bennett, pero es muy dudoso que esos cambios, especialmente el segundo, vayan a tener repercusiones significativas que ayuden a resolver la eterna crisis. 

En este contexto, el viernes pasado se anunció una iniciativa de los ministros de Exteriores de España, Arancha González Laya, y de Italia, Luigi di Magio, quienes en las próximas semanas realizarán un viaje a Oriente Próximo para impulsar el relanzamiento de las negociaciones entre las dos partes en conflicto.

Conviene destacar que el anuncio no ha tenido en absoluto ninguna repercusión en Israel. No es que los israelíes no quieran negociar, es simplemente que no quieren abandonar los territorios ocupados, ni los palestinos ni los sirios. Si se les obliga a negociar pues negociarán todo lo que haga falta pero nada puede esperarse de esa negociación.

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, y su homólogo de Italia, Luigi di Maio, durante la sesión de clausura del Foro de Diálogo España-Italia, celebrado el pasado fin de semana en Barcelona. EFE/Andreu Dalmau
La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, y su homólogo de Italia, Luigi di Maio, durante la sesión de clausura del Foro de Diálogo España-Italia, celebrado el pasado fin de semana en Barcelona. Andreu Dalmau / EFE

Iniciativa contraproducente

Es más, la iniciativa hispano-italiana puede ser contraproducente y negativa para la paz, dado que hará que los israelíes se enroquen con más fuerza y presenten un frente unido de casi todas las fuerzas políticas que hay en la Kneset en contra de la iniciativa. 

Sí, Europa debería jugar un papel central en la resolución del conflicto, pero no lo ha hecho hasta ahora y no hay ninguna garantía de que lo vaya a hacer en el futuro. Los personajes clave deberían ser la canciller Angela Merkel y el presidente Emmanuel Macron, sin embargo ambos mandatarios se han lavado las manos durante años y nada indica que de repente vayan a cambiar de actitud.

Sin un respaldo activo de Merkel y Macron, es decir sin una imposición de la paz desde fuera, la iniciativa hispano-italiana está condenada al fracaso. De hecho solamente servirá para que Israel gane más tiempo frente a Biden, que es quien realmente preocupa a los israelíes, ya que de los europeos no se puede esperar nada, como se ha demostrado durante décadas.

Negociar no es el problema 

El planteamiento israelí consistirá probablemente en demorar cualquier iniciativa, incluida la hispano-italiana, todo el tiempo que sea necesario. Si se les obliga a negociar, negociarán, pero será una negociación como las anteriores, de la que no saldrá nada concreto. 

El planteamiento israelí consistirá probablemente en demorar cualquier iniciativa, incluida la hispano-italiana, todo el tiempo que sea necesario. Si se les obliga a negociar, negociarán, pero será una negociación como las anteriores, de la que no saldrá nada concreto. 

Enseñar los dientes

Es evidente que a Israel le debería interesar resolver el conflicto cuanto antes puesto que de esa manera lograría consolidarse como un país estable en la región. No obstante, los israelíes no están dispuestos a cumplir las leyes internacionales y abandonar los territorios ocupados. Esta es su prioridad y solamente una fuerte presión conjunta de Estados Unidos y Europa podría modificarla. 

Sin embargo, ni Estados Unidos ni Europa tienen intención de enseñar los dientes. Los israelíes lo saben y están preparados para continuar con su juego todo el tiempo que sea necesario mientras cambian a fondo la fisonomía de los territorios ocupados a la espera de una oportunidad para echar a los palestinos como hicieron en 1948. 

No es ningún secreto que Joe Biden, el único que puede modificar la ecuación, está sujeto a una fuerte presión por parte de lobby judío, que tanta influencia tiene en el Senado y el Congreso, y en los medios de comunicación americanos. Si aprieta el acelerador sin duda tendrá que enfrentarse al lobby y seguramente el presidente saldrá perdiendo.

Una Europa sin perfil

En una declaración recogida por la agencia EFE, Luigi di Magio afirma que la intención de la misión a Israel y Palestina es "elevar el perfil de la Unión Europea". Sin embargo, el perfil de la Unión Europea no puede estar más bajo en Oriente Próximo debido a las políticas inexistentes de Merkel y Macron, y es dudoso que salga lo que salga de ese viaje, el perfil de Europa abandone su mala reputación. 

Del cambio de gobierno que se ha consumado en junio en Israel tampoco hay que esperar grandes cosas puesto que dentro de la coalición gobernante hay partidos, como el del propio Bennett, que se oponen frontalmente a salir de los territorios ocupados bajo ninguna circunstancia. 

En la Kneset existe una amplia mayoría de diputados que no quieren ni oír esa idea y es imposible que el parlamento apruebe una retirada de los territorios ocupados. Por lo tanto, la iniciativa de diálogo hispano-italiana simplemente puede introducir, como mucho, un diálogo de sordos que no conducirá a ninguna parte, y está llamada al fracaso.

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