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Israel Netanyahu forja un acuerdo con la extrema derecha poco antes de las elecciones israelíes

La proximidad de las elecciones generales en Israel ha empujado al primer ministro Benjamín Netanyahu a establecer un pacto con dos organizaciones radicales, una de ellas Fuerza Judía, una formación racista heredera de las ideas del rabino Meir Kahane.

Un partidario del Partido Likud coloca un cartel que representa al líder del partido, Benjamin Netanyahu, en la aldea drusa de Yarka, Israel, el 8 de febrero de 2009. / REUTERS - AMMAR AWAD

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El partido de Benjamín Netanyahu ha establecido un acuerdo con dos formaciones de la extrema derecha nacionalista y religiosa, la Casa Judía y Fuerza Judía, que juntas podrían superar el umbral del 3,2% de los votos necesarios para entrar en la Kneset y obtener hasta más de cuatro escaños en las elecciones del 9 de abril, según los sondeos.

Para apadrinar el acuerdo, Netanyahu aplazó una reunión que el jueves debía mantener en Moscú con el presidente Vladimir Putin, el primer encuentro directo entre los dos mandatarios desde el incidente del 28 de septiembre, cuando las defensas antiaéreas sirias derribaron un avión ruso durante una intervención de los cazas israelíes en ese país. Moscú acusó a Israel del incidente.

El patronazgo de Netanyahu es significativo especialmente debido a que incluye el partido Fuerza Judía, heredero de Kaj, una fuerza que fue expulsada de las elecciones de 1988 después de que el Tribunal Supremo la calificara de “racista”. Dos años más tarde, el fundador de Kaj, el rabino estadounidense Meir Kahane, fue asesinado en un hotel de Nueva York, si bien sus ideas han continuado vivas hasta el día de hoy.

La coalición de la Casa Judía y Fuerza Judía tienen garantizados dos ministerios muy importantes si Netanyahu vence en los comicios: Educación y Vivienda. La cartera de Educación ya ha estado en manos de la Casa Judía en la pasada legislatura, donde la enseñanza, desde la escuela a la Universidad, ha sufrido un significativo proceso de “judaización” religiosa y nacionalista.

El ministerio de la Vivienda reviste importancia puesto que está al servicio de los colonos judíos de los territorios ocupados, donde tanto Netanyahu como la nueva coalición cuentan con un depósito de votos considerable. De hecho, la mayor parte de los líderes de la nueva coalición residen en las colonias.

La política de Netanyahu se ha ido haciendo cada vez más nacionalista y religiosa deliberadamente

El difunto rabino Kahane defendía la creación de un estado teocrático en Israel así como la deportación de la población árabe de Israel y de los territorios ocupados para crear un gran Israel, algo que Netanyahu está haciendo a su manera. La Liga de Defensa Judía, un grupo fundado por Kahane, fue declarada “organización terrorista” por el FBI y figura en la lista de grupos terroristas del departamento de Estado.

La creación de la nueva coalición patrocinada por Netanyahu no cambiará mucho las cosas. En primer lugar porque la Casa Judía ya ha formado parte del gobierno durante la última legislatura, y en segundo lugar porque la política de Netanyahu se ha ido haciendo cada vez más nacionalista y religiosa deliberadamente.

Netanyahu cuenta con todas las posibilidades de continuar al frente del gobierno ya que los partidos de la derecha y religiosos repetirán mayoría en la Kneset, según todos los sondeos. Pero aun en el hipotético caso de que la coalición entre Benny Gantz y Yair Lapid obtuviera la primera posición, sería virtualmente imposible que pudiera recabar el apoyo de los 61 diputados que se necesitan para gobernar en un parlamento de 120 escaños.

Entre las figuras de la nueva coalición destacan Bezalel Smotrich, quien se ha definido públicamente como un “homófobo orgulloso”, o Itamar Ben Gvir, un abogado que sistemáticamente defiende a todo tipo de terroristas y racistas judíos, especialmente cuando se trata de colonos que residen en los territorios ocupados.

Fuerza Judía está liderada por Michael Ben-Ari, que perteneció a Kaj. En 2012 Estados Unidos le denegó un visado para visitar ese país por considerar que todavía mantiene relaciones con grupos terroristas. Ben-Ari ya fue diputado en la Kneset con la difunta Unión Nacional.

Se da la circunstancia, que quizás no es casual, de que la coalición patrocinada por Netanyahu se produce en un momento en el que el número de ataques de israelíes –especialmente de colonos- contra los palestinos se está incrementando significativamente en la Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén.

Netanyahu, además, ha cedido el puesto número 28 de la lista del Likud a la Casa Judía. Los sondeos atribuyen al Likud 30 o más escaños en las elecciones de abril. Paralelamente, en un comunicado conjunto difundido por el Likud y la Casa Judía se establece que las dos formaciones no se atacarán durante la campaña sino que unirán sus fuerzas “por el bien de la derecha”.

Aunque las posibilidades del centro de formar un gobierno en Israel son prácticamente inexistentes, Netanyahu ha presionado a la Casa Judía y Fuerza Judía para que formen una coalición que podría permitirle gobernar con mayor tranquilidad a partir de la primavera, máxime si se tiene en cuenta que en las pasadas elecciones, distintos partidos pequeños de la derecha “desperdiciaron” más del 4,5% de los votos (190.000) al no superar el umbral reglamentario de papeletas.

Toda esta situación es posible gracias a la actitud de la comunidad internacional con respecto a Israel, y particularmente con respecto a Netanyahu, tanto por parte de Estados Unidos como por parte de la Unión Europea, cuya pasividad está permitiendo y espoleando un grave deterioro de la situación en toda la región de Oriente Próximo.

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