Malestar en la cumbre de la UE por la negativa de Alemania a la prohibición de los coches de combustión
Sánchez anuncia una visita a China pero se distancia del papel mediador en nombre de la UE a tres meses de que arranque la Presidencia española del Consejo.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
El derrape de Alemania sobre su bloqueo a la normativa europea que prohíbe la venta de coches de combustión a partir de 2035 colea de fondo en la cumbre europea que los 27 líderes de Estado y de Gobierno celebran este jueves y viernes en Bruselas. Y levanta polvo y malestar en muchas capitales.
La coreografía de este Consejo Europeo es una especie de "elige tu aventura". Los líderes debaten sobre el proteccionismo estadounidense, la transición ecológica, la migración, el apoyo a Ucrania, la incompleta Unión Bancaria, el huracán financiero actual o la reforma energética. Pero la de la cumbre de primavera es ya una doble jornada con un cóctel de muchos temas, pero de leves decisiones concretas sobre el papel.
Uno de los temas que contamina el encuentro es la reciente negativa de Berlín, que ha pillado por sorpresa a sus socios porque las negociaciones estaban prácticamente cerradas, para prohibir la venta de vehículos que emiten CO2 de aquí a 12 años. Un freno que amenaza con dilapidar los objetivos medioambientales de la UE, que fija la reducción de gases contaminantes en un 55% para 2030 y dar el salto definitivo para alcanzar la neutralidad climática en 2050.
La negativa de Berlín, un freno que amenaza con dilapidar los objetivos medioambientales de la Unión Europea
La postura del motor alemán, abanderada por la parte liberal de la coalición semáforo, ha despertado malestar en muchas capitales. Y muchos de los líderes lo han manifestado públicamente a su llegada al edificio del Consejo Europeo. El nuevo posicionamiento de Berlín ha alentado y empujado a otros países, como Italia y Chequia, que han aprovechado los vientos de cara para dar marcha atrás y mostrar resistencias a una legislación que ya estaba negociada. La Comisión Europea se ha visto ahora obligada a enmendar la propuesta. Deshacer este nudo será uno de los debates que dominarán la agenda comunitaria durante los próximos días. Ursula von der Leyen, líder del Ejecutivo comunitario, ha informado en la rueda de prensa final de que las "negociaciones están avanzadas" y de que "hay voluntad por todas las partes para encontrar una solución". "El tiempo es crucial porque esta legislación es un pilar muy importante del instrumento Fitfor55", ha apostillado la alemana.
El primer ministro letón, Krisjanis Karins, ha advertido de que este precedente marca una "señal diferente para el futuro". "Si un Estado miembro puede hacerlo [bloquear un acuerdo que ya estaba negociado], ¿quién podrá parar al siguiente?", ha afeado. "No debemos titubear ahora y cambiar nuestra estrategia. Hemos decidido ir en la dirección de un rápido impulso de los coches eléctricos y no podemos cambiar el rumbo", ha coincidido Alexander de Croo, primer ministro belga.
La presidenta del Parlamento Europeo, la maltesa Roberta Metsola, también ha afeado este viraje del Gobierno que preside el socialdemócrata Olaf Scholz. "El Pacto Verde Europeo es un pilar fundamental de nuestro mandato y siempre diré que cualquier cosa que busque socavar o reducir la predictibilidad legislativa que necesitamos como Unión Europea es algo contra lo que siempre advertiremos", ha asegurado en rueda de prensa.
Visita de Sánchez a China
La otra patata caliente que sobrevuela el encuentro sin ser un punto oficial de la agenda es China. Tras el viaje de Xi Jinping, presidente del gigante asiático, esta semana a Moscú la UE comienza a profundizar en su debate sobre qué papel debe jugar el bloque en este mundo cambiante y de reequilibrio de poderes global. Rusia y China están cada vez más cerca; Estados Unidos y China, cada vez más lejos; y Europa no quiere quedarse en medio de este fuego cruzado.
China, la otra patata caliente de la cumbre sin ser un punto oficial de la agenda
De momento, las preferencias están claras. Estados Unidos y la UE también han cerrado filas en el marco de la invasión rusa a su vecino. Buena muestra del desconcierto sobre qué rumbo tomar con China es que nadie en la UE se atreve a reanimar el ambicioso acuerdo de inversiones que Bruselas y Pekín firmaron a finales de 2020 y que se encuentra en respiración asistida.
En la capital comunitaria respiran aliviados porque, a pesar de su amistad sin límites, el gigante asiático no está vendiendo material bélico a Vladimir Putin. Pero no compra el plan de paz de 12 puntos presentado recientemente por Xi Jinping, un documento que los europeos ven más como un lavado de cara de poderío chino que de ganas reales en avanzar hacia una paz sostenible, justa y duradera entre Rusia y Ucrania.
En este contexto de turbulencias geopolíticas, el presidente español Pedro Sánchez ha anunciado una visita oficial a Pekín tan pronto como la próxima semana. Desde La Moncloa resaltan la importancia de abordar la relación diplomática y bilateral entre ambos, que cumple medio siglo. Pero Sánchez visita la caliente capital asiática en un momento de máxima volatilidad y a tres meses de asumir la Presidencia rotatoria del Consejo de la UE, aunque desde su equipo no se ve esta visita como un intento de mediar o de hablar sobre Ucrania en nombre de la UE. Sánchez ha informado al presidente del Consejo sobre el encuentro, pero este no ha sido un tema de debate en la sala. A pregunta de Público, el primer ministro belga ha señalado que estos viajes son importantes porque "hay que tener relaciones con China y tener relaciones implica hablar sobre lo que se está de acuerdo y sobre lo que no".
El gran desaparecido de la cita ha sido Emmanuel Macron. El presidente galo ha llegado el último al encuentro y ha evitado atender a los medios, a pesar de ser uno de los líderes que más tiempo se extiende en sus declaraciones a la prensa. El francés cierra en Bruselas una semana negra en París, donde ha aprobado por decreto una polémica reforma de las pensiones que ha desatado las protestas más intensas de su mandato.
Por el contrario, el gran invitado ha sido Volodímir Zelenski. El ucraniano, que ha intervenido por videollamada, es ya un habitual más en los Consejos Europeos. Zelenski ha vuelto a pedir a sus socios europeos más armas para Ucrania, más sanciones contra Rusia y más rapidez en la adhesión de su país al bloque comunitario. Y ha reiterado su petición sobre el envío de cazas modernos. Este jueves, Eslovaquia ha entregado sus primeros aviones de combate a Kiev, pero son MIG-29, es decir de fabricación soviética y no los F-16 que demanda Zelenski. Por su parte, Von der Leyen ha anunciado que organizará junto a Polonia una iniciativa por los "16.200 niños ucranianos deportados" por Rusia.
La cita europea continúa su curso el viernes cuando los Veintisiete celebrarán la cumbre del euro con la participación de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE). "Pensáis que los Consejos buenos son los que terminan a las 5 de la mañana. Entiendo la decepción. Es muy temprano", ha bromeado De Croo al concluir la primera jornada de cumbre.
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