El doble rasero de Facebook: promete seguridad frente a la violencia sexual, pero tolera grupos donde se cosifica a mujeres
El patrón es el mismo que en el caso del grupo italiano recientemente cerrado: miles de señores celebrando, comentando y alentando la difusión de fotos que vulneran la intimidad de sus parejas, exparejas o desconocidas.

Madrid--Actualizado a
El cierre en Italia del grupo de Facebook donde más de 30.000 hombres exponían imágenes íntimas de mujeres –muchas de ellas sus parejas o exparejas–, tras la denuncia pública de la escritora Carolina Capria y la organización No Justice No Peace, ha hecho evidente lo que desde el feminismo se viene señalando. Esto es, que no son casos aislados, sino inercias y dinámicas que forman para estructural de la violencia, en este caso digital, contra las mujeres. Y, mientras Meta se apresuraba a reaccionar por la presión mediática y social, otros grupos de características similares siguen funcionando sin que nadie haya intervenido.
Uno de los varios por los que ha navegado Público fue creado el 19 de noviembre de 2024 y permanece abierto, accesible a cualquier persona con una cuenta en la red social. Sus cifras resultan escalofriantes: más de 124.000 miembros, de los cuales 6.000 se han sumado solo en la última semana. El nivel de actividad también impresiona, con 1.541 publicaciones nuevas hasta el mediodía de este lunes y 10.000 en el último mes.
No se trata ni mucho menos de espacios marginales. Más bien de una comunidad con bastante auge que reproduce dinámicas similares a las ya denunciadas en Italia. La magnitud de la participación muestra hasta qué punto estos espacios funcionan como lugares de validación masculina colectiva. Allí se comparten o, mejor dicho, se exhiben toda clase de fotografías de mujeres. El patrón es el mismo. Miles de señores celebrando, comentando y alentando la difusión de imágenes que, como mínimo, vulneran la intimidad de sus parejas, exparejas o desconocidas.
Con todo, Meta establece en sus normas comunitarias que su prioridad es crear un entorno seguro. En la versión actualizada, la compañía afirma que "suprimimos el contenido en el que se muestran, describen o fomentan la violencia, las agresiones o la explotación de tipo sexual, o que constituye una amenaza de esta naturaleza". Además, de manera explícita, la plataforma se compromete a eliminar "las imágenes en las que se muestran incidentes de violencia sexual e imágenes íntimas compartidas sin el consentimiento de las personas que aparecen en ellas", y advierte de que puede incluso inhabilitar las cuentas que publiquen ese material o colaborar con las autoridades cuando sea necesario.
La empresa también detalla de forma minuciosa qué está prohibido: desde "declaraciones que expresen intención de compartir, ofrezcan o soliciten imágenes de contacto sexual no consentido" hasta fotografías capturadas en secreto de partes del cuerpo sexualizadas. Facebook asegura igualmente que bloquea cualquier intento de "compartir, amenazar con compartir o declarar la intención de compartir conversaciones sexuales privadas". En definitiva, las bases de Meta, al menos sobre el papel, no dejan lugar a dudas. La difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, la ridiculización de víctimas o el apoyo a actos sexuales no consentidos están prohibidos en la red social.
Sin embargo, la realidad es que grupos integrados por más de 120.000 personas y miles de publicaciones diarias continúan operando con normalidad. Además de este gran grupo, hay otros espacios en Facebook que muestran la diversidad de estas comunidades. Algunos aparecen casi vacíos, sin apenas publicaciones, pero actúan de escaparates que redirigen a chats de WhatsApp. Otros son privados.
La lógica, en cualquier caso, es la misma y tiene que ver con la cosificación y el control del cuerpo de las mujeres. Los datos de actividad del primer grupo descrito, más de 1.500 mensajes en un día, resultan especialmente reveladores. Cifra que ilustra, por otra parte, no solo la escala de la violencia y las complicidades que se generan a su entorno; sino también la incapacidad (o falta de voluntad) de las plataformas para controlarla. Al menos hasta que un escándalo mediático obliga a intervenir. Que existan grupos con nombres explícitos como Mi esposa caliente o Exhibe, presume a tu mujer, novia, esposa muestra hasta qué punto la lógica sexista y de dominación sobre el cuerpo de las mujeres se ha normalizado.
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